
El método Fire incentiva el ahorro.
El método Fire incentiva el ahorro.
Que un martes sea igual que un sábado o que un viernes. Da igual si del mes de octubre o de abril. Sin prisas ni despertadores. Y sin obligaciones. La jubilación es la fantasía de muchísimos profesionales. Solo tiene dos problemas: el necesario compás de espera y los años de cotización. O puede que no... Aunque prejubilarse no está al alcance de cualquiera, tampoco es del todo imposible. Y ahí están los seguidores del método FIRE para demostrarlo. Este acrónimo, que responde a Financial Independence Retire Early o independencia financiera y retiro temprano, aboga por conquistar la libertad económica y adelantar la edad de jubilación todo lo posible y siempre antes de cumplir los 50 años.
«Me parece un estilo de vida interesante y muy ambicioso que nos obliga a replantear nuestra relación con el dinero. También abre nuestra mente a una gestión de la economía muy distinta a la que conocemos», explica la experta en ahorro y finanzas personales Mapi Amela, fundadora de Ahorradoras, la mayor comunidad de ahorro para mujeres en español. La idea, efectivamente, es sugerente, otra cosa es ponerla en práctica.
«Para conseguir una base de ahorro que permita tener unos ingresos pasivos que cubran tus gastos y tomar la decisión de jubilarte de manera prematura tienes que generar un ahorro muy superior a la media. Al menos, del 50% de lo que ingresas», explica Amela. De hecho, los puristas del método FIRE sitúan este porcentaje entre el 50 y el 70%.
El método está basado en un objetivo (gastar mucho menos de lo que se gana y ahorrar la diferencia) y dos principios básicos para lograrlo: súper ahorro y austeridad radical. «Lo primero es eliminar los gastos superfluos », explica Amela. Es habitual que los seguidores del método FIRE renuncien a pequeños placeres, como comidas y cenas fuera de casa, a todo el ocio que no sea gratuito o a las vacaciones, pero también a los servicios de streaming. Hay quien, adicionalmente, decide alquilar sus vehículos, y moverse exclusivamente en bicicleta, o arrendar sus viviendas o alguna estancia de las mismas en plataformas de alquiler vacacional. Es decir: cubrir las necesidades básicas y poco más.
« Si queremos jubilarnos antes, debemos cambiar de estilo de vida y ser más austeros para ir aportando la mayor cantidad posible al ahorro y después, invertirlo », apunta Amela. Ahí está otra de las claves. «Necesitas la certeza de que en el momento que dejes de trabajar esas inversiones van a generar un retorno suficiente para que no tengas que descapitalizarse. La idea es que no tengas que echar mano de esos ahorros, sino que ese dinero genere las rentas suficientes para costear tu nivel de vida», explica la experta.
Obviamente, el método FIRE no se puede poner en práctica en cualquier circunstancia o a partir de cualquier sueldo. De hecho, pocos asalariados pueden permitírselo. « Suelen ser perfiles profesionales que trabajan por cuenta propia», reconoce Amela. «Se tienen que dar dos circunstancias: un buen salario y los menores gastos posibles. También tienes que saber gestionar ese dinero correctamente». La experta apunta otra variable adicional: conviene empezar cuanto antes. Si es mientras eres joven y todavía estás viviendo en casa de tus padres (otra vía de ahorro añadida) más a tu favor.
Más que un método, FIRE se ha convertido en un movimiento con blogs, podcasts y foros de discusión dedicados a encontrar la mejor fórmula para garantizarse una jubilación temprana. También tiene sus propios gurús, como el canadiense Peter Adeney, conocido como Mr. Money Mustache, que consiguió retirarse antes de cumplir 30 años.
Lo hizo con una estrategia basada en l a regla del 4% que establece la posibilidad de una jubilación temprana ajustándose a un gasto anual del 4% de la cantidad de ahorro inicial. Otros, en cambio, calculan el colchón económico necesario como 25 veces la cantidad que se necesitará para cubrir los gastos del primer año de jubilación.
Mapi Amela prefiere evitar fórmulas concretas, pero sí señala las variables que, obligatoriamente, hay que contemplar para hacer el cálculo. «Hay que tener en cuenta el coste de vida y a cuánto ascienden nuestros gastos fijos. Cada año, a eso hay que agregarle la inflación. Después, teniendo en cuenta la cantidad que vamos a necesitar y dependiendo de cómo tengas invertido el dinero, podemos estimar un porcentaje aproximado de rentabilidad y así sabremos la cantidad que necesitamos», concluye la experta.