(GERMANY OUT) Teneriffa. Icod de los Vinos, 1000-jaehriger Drachenbaum im Parque del Dragon (Photo by Meißner/ullstein bild via Getty Images)
Cada pueblo es mágico para los suyos. Sobre todo si se miran con los ojos de la infancia. Impulsada por el Instituto de Desarrollo Local y Estudios Sociales IDL, entidad sin ánimo de lucro fundada en 1997, la iniciativa Pueblos Mágicos agrupa a localidades rurales de toda España para poner en valor sus recursos e impulsar el desarrollo turístico local. Cada año, seleccionan tres pueblos por el valor de su patrimonio y les entregan un premio honorífico durante la Feria Internacional de Turismo FITUR.
Los elegidos en 2023 en son Icod de los Vinos (Santa Cruz de Tenerife), Premio Pueblo Mágico; Portomarín (Lugo), Premio Turismo Rural; y Madrigal de las Altas Torres (Ávila), Premio Valorización del Patrimonio.
Si para despedir el otoño (o dar la bienvenida al invierno) estás preparando una escapada rural , a la lista de los pueblos más bonitos en Navidad puedes sumar estos tres nuevos nombres.
1. Icod de los Vinos (Santa Cruz de Tenerife)
Este encantador pueblo, situado en el norte de la isla de Tenerife, recibe su apellido de las laderas del Teide donde se cultivan las plataneras y las viñas con las que se elaboran los vinos de malvasía y los tintos de la denominación Ycoden-Daute-Isora. Los suelos volcánicos de esta zona alimentan su producción agrícola y regalan un paisaje de acantilados de lava junto al mar , la famosa playa de San Marcos, y uno de los tubos volcánicos más largos del mundo, conocido como la Cueva del viento .
El paisaje de Icod de los Vinos, mágico de por sí, guarda un tesoro natural que lleva más de 800 años vigilando esta zona y sus habitantes. El drago milenario es el árbol de esta especie endémica procedente del oeste de Marruecos más grande y longevo que se conoce. Se alza hasta los 20 metros de altura y su tronco mide más de 10 de perímetro.
En el Parque del Drago se encuentra también un jardín botánico con otras especies vegetales endémicas de las Islas Canarias y la Guardería de Dragos, una pequeña cueva volcánica donde se refugiaban los guanches. Si quieres conocer más sobre los antiguos habitantes de Tenerife, Icod posee además un Museo de los Guanches . Un moderno centro de interpretación permite conocer más sobre esta especie y el parque que lo rodea.
Pero este paisaje idílico no es el único encanto de este pueblo canario. Su centro histórico , declarado Conjunto Histórico-Artístico, se reconstruyó tras un incendio en el siglo XVIII y en sus empedradas calles y plazas con fuentes se alinean casas de indianos con balcones de madera , las iglesias de San Marcos y San Agustín, y el convento de San Francisco.
Por esas calles bajan a finales de noviembre sus habitantes, montados en tablas untadas de grasa, hasta El Plano para celebrar el primer vino del año tomando castañas en la Fiesta de las Tablas. Aunque durante todo el año se encuentran numerosas fiestas y oportunidades de disfrutar del folclore canario, que en Icod tienen a gala conservar y difundir.
Como conservan la gastronomía popular, basada en pescados, quesos, guisos de conejo y bizcochones, que se pueden degustar en restaurantes como Casa de comidas La Parada, El Mortero o El Frenazo, o a la sombra de un drago, en la tienda, bodega y cafetería La casa del Drago.
2. Portomarín (Lugo)
La Villa de Portomarín estuvo a punto de desaparecer . Los miles de peregrinos que hacen escala en este pueblo antes de acometer las últimas etapas para llegar hasta Santiago de Compostela no saben que cuando las aguas del Miño se embalsaron para crear la presa de Belesar, sus habitantes trasladaron piedra a piedra sus monumentos para que sus descendientes pudieran seguir disfrutándolos. Desde las iglesias románicas de San Xoan o San Pedro, los pazos y el puente medieval con su elevado arco, Portomarín sobrevivió por arte de magia .
Actualmente, además de por su relación con el Camino de Santiago francés, es un foco de turismo rural en Lugo por la cantidad y calidad de los alojamientos rurales que podemos encontrar allí, desde casas a pequeños hoteles o incluso una Pousada que fue Parador Nacional. Por ejemplo, la Casa Rural Santa Mariña , situada en una finca con vistas al embalse, que se autoabastece con los productos de su huerta y se enorgullece de sus cero emisiones de dióxido de carbono.
El día 9 de cada mes celebran una feria agrícola y ganadera , famosa por las transacciones de ganado porcino. Es un buen momento para degustar su aguardiente, los guisos de anguila y la tarta de almendras de Portomarín . Si vas en verano, cuando el Miño se retira parcialmente, podrás visitar las ruinas de la antiguas aldeas y verás a los "caneiros" para la pesca de anguilas. También merece la pena desplazarse hasta el cercano Castro de Castromaior, uno de los yacimientos arqueológicos de la Edad del Hierro más relevantes del Noroeste de la Península Ibérica.
3. Madrigal de la Altas Torres (Ávila)
La historia dejó a su paso por este pueblo abulense una corte real, la de Juan II de Castilla, padre de Isabel la Católica, que nació aquí, concretamente, en el Monasterio de Gracia . En Madrigal falleció Fray Luis de León y también nació aquí Vasco de Quiroga, administrador y evangelizador de la colonia española en México.
Testigos de esta historia son sus murallas , ejemplo destacable de arquitectura militar medieval y del sistema constructivo mudéjar, las iglesias románico-mudéjares de Santa María del Castillo y San Nicolás de Bari, el Palacio de Juan II, el Real Hospital de la Purísima Concepción o las ruinas del Convento Agustino de Madrigal. Este impresionante patrimonio ha sido reconocido como Conjunto Histórico-Artístico.
Si quieres conocerlo mejor, puedes dormir en la Posada Isabel de Castilla , un alojamiento de lujo solo para adultos donde sentirte como una reina.