Tenis, salud y maternidad: cómo la WTA apoya a las tenistas que quieren ser madres sin renunciar a su carrera deportiva

Cuando en 2017, Serena Williams fue madre por primera vez, su regreso a las pistas se convirtió en un acontecimiento global. En parte, porque era la gran estrella del tenis mundial, pero, sobre todo, porque las tenistas profesionales que conseguían volver al circuito después de ser madres eran una excepción a la norma. En los últimos años, y quizá gracias al precedente sentado por Williams, eso ha cambiado de manera acelerada.

En enero, la estadounidense Naomi Osaka volvía a las pistas después de haber sido madre por primera vez el pasado verano. Y la ex número uno del mundo, Caroline Wozniacki, volvió a la competición hace unos meses después de tres años alejada de las pistas para ser madre por partida doble. «Lo más difícil de volver es la planificación, viajar y, al mismo tiempo, estar físicamente preparada. Pero a mis hijos les gusta viajar, conocer gente, ver sitios nuevos y experimentar el mundo a través de sus ojos me resulta inspirador. Ahora cuando ven tenis en televisión, dicen: ¡Mi madre también juega! Me encanta poder compartir con ellos mi pasión y mi sueño», ha explicado la tenista danesa sobre su regreso.

Hasta hace muy poco, cualquier tenista profesional en esa situación tenía que elegir: o colgar las botas de manera prematura antes de quedarse embarazada o, todo lo contrario, posponer la maternidad hasta el final de su carrera deportiva. En ambos casos, estaban doblemente condicionadas, tanto desde el punto de vista personal como del profesional.

Por esa razón, la WTA (Asociación de Tenis Femenino) ha puesto en marcha un innovador programa específico para cubrir las necesidades de las jugadoras en esta situación en colaboración con Hologic, la compañía global líder en el sector del cuidado de la salud y el diagnóstico.

El programa incluye la asignación de un profesional médico que ayuda a supervisar el proceso desde un enfoque holístico, pero también exámenes médicos anuales a cargo de todo tipo de especialistas aprobados por la WTA (desde cardiólogos y ginecólogos hasta especialistas en salud mental) y acceso a seguros médicos específicios que cubren tanto el embarazo y el parto como los posibles tratamientos de fertilidad.

Gracias a este tipo de iniciativas, en los dos últimos años 28 jugadoras han solicitado a la WTA la clasificación especial por maternidad, un proceso para el que también reciben asistencia y que permite, entre otras cosas, que las profesionales puedan alargar sus carreras deportivas mucho más que antes.

Pero el acompañamiento no termina en el parto ni con la llegada del bebé. De hecho, el postparto y la recuperación son dos aspectos centrales del programa impulsado por la Asociación de Tenis Femenino. Eso incluye tanto aspectos relacionados con la salud física, como la rehabilitación del suelo pélvico o los trastornos del sueño, como todo lo relativo a la salud mental, con especial énfasis en el tratamiento de problemas relacionados con la imagen corporal, la ansiedad por regresar a la competición o la gestión de la depresión posparto.

Además, cuando llega el momento de regresar a las pistas, las deportistas cuentan con asesores de lactancia y ayuda en la planificación de su regreso. Eso incluye un contacto más estrecho con la organización de la WTA que les permite revisar el calendario de competición, pero también una gestión más personalizada de los viajes, las necesidades de alojamiento o el acceso a recursos para el cuidado infantil durante los torneos.

Recientemente, WTA y Hologic también formalizaron la creación de un grupo de trabajo cuyo objetivo es elevar el conocimiento y los recursos de salud para las mujeres deportistas a nivel mundial en un contexto en el que todavía no existen protocolos de salud internacionales para las atletas profesionales que regresan a la actividad después del parto.