Andrea Riseborough, nominada al Oscar por To Leslie, en el estreno de Matilda: el musical, el pasado mes de noviembre. /
Si no fueran controvertidos, no serían los Oscar. Un año después del slap-gate , y de que la Academia decidiera vetar a Will Smith de sus eventos durante los próximos diez años por su agresión a Chris Rock sobre el escenario de los Oscar, la polémica cambia de nombre, pero se resiste abandonar el escaparate más importante de la industria de Hollywood. Este año, con un pequeño giro de guion: la protagonista no es una gran estrella, sino la semidesconocida Andrea Riseborough. Su nominación en la categoría de mejor actriz protagonista, junto a Cate Blanchett , Ana de Armas , Michelle Yeoh y Michelle Williams, ha removido los cimientos de Hollywood y, lo que es más fascinante, ha dejado las costuras de la award season al descubierto. Todo «with a little help of her friends», que dirían los Beatles .
Desconocida para el gran público, pese a haber brillado como secundaria en películas como Mandy, Oblivion, Birdman, Animales nocturnos o series como Black Mirror, Riseborough es el paradigma de la clase de actriz que despierta admiración entre sus compañeros de profesión por resultar verosímil en la piel de prácticamente cualquier personaje, pero permanece bajo el radar del espectador medio, incluso del cinéfilo.
Hija de un vendedor de coches y de una secretaria, empezó a actuar con siete años en una compañía de teatro local dedicada a representar obras de Shakespeare. Después de abandonar el instituto con 17 años para trasladarse a Londres (donde sobrevivía trabajando en la cocina de un restaurante chino) consiguió destacar entre los 3.000 aspirantes a ingresar en la prestigiosa Royal Academy of Dramatic Arts. Aquel año, Riseborough fue una de las 28 elegidas. Desde entonces, no ha dejado de trabajar.
'To Leslie' debía ser una película indie más en su filmografía. Con un presupuesto modestísimo y rodada en apenas 19 días, la historia de una madre soltera y alcohólica que se funde un suculento premio en la lotería en tiempo récord, llamó la atención de la crítica en el South by Southwest de 2022, pero en su estreno en salas en octubre apenas consiguió recaudar 27.000 dólares en Estados Unidos. Aunque era el tipo de papel catártico que rechifla a los académicos, Riseborough ni siquiera estaba en el radar de la mayoría de los miembros con derecho a voto de la Academia de Hollywood.
To Leslie, que se rodó en 19 días y solo recaudó 27.000 dólares en su estreno, ha sido aclamada por la crítica especializada. /
Sin candidaturas a los Globos de Oro ni a los SAG (prácticamente un requisito para aspirar al Oscar), Riseborough solo había conquistado una nominación a los Independent Spirit Award. Y sin presupuesto para una campaña más o menos solvente (que puede rondar los 2 millones de dólares e incluye anuncios dirigidos a los académicos) su nombre no estaba en ninguna quiniela. Pero todo a su alrededor empezó a precipitarse la segunda semana de enero, poco antes de que se abriera el plazo en el que los académicos podían empezar a emitir sus votos.
En lo que parecía un esfuerzo coordinado, estrellas como Edward Norton, Gwyneth Paltrow, Amy Adams o Jennifer Aniston utilizaban sus redes sociales para apoyar su, por entonces, más que improbable nominación. «Andrea debería ganar todos los premios habidos y por haber», anunciaba Paltrow en Instagram. Kate Winslet, con la que Riseborough rueda actualmente una serie, fue un poco más allá: «Es la mejor interpretación femenina en pantalla que he visto en mi vida». Y cuando Cate Blanchett ganó el Critics Choice Awards, no se olvidó de Riseborough en su discurso.
Por eso, cuando finalmente su nombre fue pronunciado en el anuncio de las nominaciones, los cuchicheos invadieron la sala. Reguladas al milímetro por la Academia (desde el tamaño de las invitaciones a las proyecciones y la forma y manera en la que se pide el apoyo a cada candidatura), Riseborough había protagonizado la campaña de los Oscar más singular y efectiva de la historia reciente. Sin dinero y sin necesidad de pagar los pertinentes peajes, el boca-oreja alimentado por algunas de las estrellas más poderosas de Hollywood había funcionado. E irritado profundamente a los directores de campaña y consultores de los grandes estudios, que durante meses invierten su energía y presupuestos millonarios en visibilizar a sus candidatos. Las teorías de la conspiración, basadas en una supuesta infracción de la normativa, empezaron a circular en cuestión de minutos.
En enero Gwyneth Paltrow compartió esta imagen junto a Riseborough y Michael Morris, el director de la cinta, para apoyar la moninación de la actriz. /
Tanto que la Academia amagó con anular su nominación, aunque finalmente no se atrevió a hacerlo para evitar otra polémica. Una más. El caso Riseborough tuvo otra derivada añadida después de que algunas voces señalaran que su nominación y la ayuda de sus «amigos blancos famosos», como llegó a afirmar un artículo de la CNN, había impedido la de actrices afroamericanas como Viola Davis (The woman king) o Danielle Deadwyler (Till).
Hace unos días, Riseborough protagonizaba la portada del Hollywood Reporter y hablaba por primera vez de la polémica. Lo hacía echando mano de diplomacia: «No sólo tiene sentido que se suscite esta conversación, sino que es necesaria. La industria del cine es terriblemente desigual en lo que a las oportunidades se refiere». Aunque Riseborough no asistió al tradicional almuerzo de los Oscar, sí se espera que acuda a la ceremonia, que se celebrará el próximo 12 de marzo. Y aunque no ganará (porque el Oscar para Cate Blanchett está prácticamente cantado) será, sin duda, una de las protagonistas (accidentales) de la ceremonia.