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En 1982, la actriz Sophia Loren ingresó en una prisión al sur de Italia. No era para rodar una película, sino para cumplir la pena de 30 días que un tribunal le impuso por evasión de impuestos. La noticia cayó como una bomba en el país, donde todos temían por la salud de la diva.
«No está comiendo demasiado y tiene el ánimo muy bajo», anunció la doctora de la cárcel cuando apenas llevaba una semana entre rejas. Al otro lado del Atlántico, en Venezuela, también sufría por ella un joven de 16 años llamado Boris Izaguirre. La Loren abandonó la penitenciaría a los 18 días. Contaba la leyenda que habría dicho que allí había conocido «a las mejores personas de su vida».
Mucho tiempo después, cuando aquel fan venezolano se había convertido ya en periodista y tuvo la fortuna de entrevistar a su ídolo, Izaguirre quiso saber si aquella frase era cierta. La veterana actriz contestó: «No le puedo asegurar que dije exactamente esas palabras, pero sí que con algunas de ellas era verdad». El episodio quedó felizmente zanjado en 2013, cuando un tribunal de casación de Roma revisó el caso y sentenció que en el ánimo de la actriz nunca había estado defraudar al fisco, sino que había sido todo una confusión de su contable.
Cuando recientemente el director del Teatro de la Zarzuela, Daniel Bianco, contactó con el popular presentador y escritor para encargarle el libreto de una nueva zarzuela, le pidió que tratara «sobre mujeres». Aquella imagen de Sophia Loren, una diva encontrando la sororidad entre rejas y rodeada de presas, volvió a su mente y así se alumbró Trato de favor, la obra que estrena este sábado en el Teatro de la Zarzuela.
Con música del compositor Lucas Vidal y dirección de escena de Emilio Sagí, podrá disfrutarse hasta el 21 de mayo en el templo madrileño de este género tan nuestro. Se enmarca dentro de la estrategia de Bianco para revitalizar la zarzuela, incorporando nuevas temáticas, abriéndose a la música contemporánea más popular y atrayendo a un público joven que ha permanecido ajeno a este tipo de montajes.
La acción de Trato de favor tiene lugar en una prisión ficticia, Las Albricias, a la que llega Ana Mía, una cantante que ha tenido problemas con el fisco. Allí, entre internas y funcionarias, encontrará una fauna de lo más divertida y alocada. También un inesperado certamen de música en el que desplegar su talento. Aunque el argumento invite a pensar en el paso por la cárcel de Isabel Pantoja, es Isabel Preysler a la que se menciona en esta disparatada zarzuela, en la que hay espacio para las sorpresas. Una de ellas ya ha sido revelado: el propio Boris Izaguirre participa en la función interpretando a un presentador.
La cantante de ópera Ainhoa Arteta, con quien Boris coincidió en el programa de talentos infantiles Prodigios, es la encargada de dar vida sobre el escenario a la diva Ana Mía. Todavía en proceso de recuperación del cólico nefrítico que la mantuvo hospitalizada y que derivó en una septicemia que provocó la amputación de dos falanges, la soprano contó en la presentación de Trato de favor que se tomaba este papel como una oportunidad para iniciar «una nueva etapa de mi nueva vida».
Aunque inicialmente se resistió a aceptar la invitación del Teatro de la Zarzuela, Arteta ha calificado este trabajo de «milagro». La reticencia inicial de Ainhoa Arteta a aceptar el papel protagonista en Trato de favor era el parecido que encontraba con su propia vida. Además de la enfermedad, la cantante atravesó una crisis personal de la que ha podido empezar a reírse viéndose reflejada en esta comedia carcelaria.
Aunque no había trascendido hasta ahora, la propia Ainhoa Arteta asegura que estuvo cerca de compartir destino con Ana Mía. «No lo sabe nadie, pero me libré de la cárcel», ha confesado durante la promoción de Trato de favor, sin entrar en más detalles sobre si tuvo algo que ver con algún tema relacionado con Hacienda o su última y problemática separación de su última pareja, el militar de la Armada Matías Urrea.
La personalidad como diva de Ainhoa Arteta –con quien comparte papel la soprano María Rey-Joly–, el carácter mitómano y a la vez desmitificador de Boris Izaguirre y la partitura renovadora de Lucas Vidal, ganador de dos premios Goya, son algunas de las atractivas bazas en las que se apoya Trato de favor.
Puede que no sea la historia musicada de los días en prisión de Sophia Loren. Tampoco los de Isabel Pantoja. De lo que no cabe duda es de que esta zarzuela con un pie entre el Chicago de Broadway y los Tacones lejanos de Pedro Almodóvar –¿o habría que decir la berlanguiana Todos a la cárcel?, es indudablemente «muy nuestra».