historias paralelas

El gran secreto de los Bridgerton: lady Whistledown fue una aristócrata real, vivió en Cádiz y escribió el primer periódico feminista para damas

Las similitudes entre la autora misteriosa de 'La Pensadora gaditana' y Lady Whistledown, la periodista cortesana de 'Los Bridgerton', son tantas, que cabe pensar que Shonda Rhimes se halla inspirado en ella.

Penelope Featherington de Los Bridgerton / Dr

Elena de los Ríos
Elena de los Ríos

En el séptimo capítulo de la tercera temporada de 'Los Bridgerton', la reina Carlota ofrece una recompensa al ciudadano que descubra la identidad de Lady Whisteldown, la anónima periodista que conoce los cotilleos de la corte mejor que ella misma. Una larga fila de 'royals' y plebeyos acude a palacio para aportar su granito de arena. Entre ellos, un provecto aristócrata que confiesa «haber pensado larga y profundamente» sobre la dificultad de desvelar la misteriosa identidad de la autora. Hasta llegar a un conclusión.

«Quizá Lady Whistledown no es una Lady en la corte», avanza el viejo aristócrata ante una incrédula reina Carlota. «Lady Whistledown es un seudónimo», insiste. «Lo que me lleva a pensar que podría ser un hombre». La escena queda ahí, pues la monarca tiene clarísimo que quien escribe las perspicaces impresiones que aparecen en el polémico panfleto es una mujer. Esta misma circunstancia ha cubierto de sombras la identidad de la Lady Whistledown española. Tanto se parecen la historia de Penelope Featherington y nuestra misteriosa periodista gaditana, que no nos extrañaría que Shonda Rimes o sus guionistas se hubieran inspirado en ella.

Las semejanzas son llamativas. Las dos son aristócratas, las dos intelectuales y amantes de los libros y las dos ansían escribir en una sociedad que relega a las mujeres al mundo del matrimonio y la maternidad. Penelope Featherington se inventa a Lady Whistledown en la época de la Regencia, o sea, entre 1811 y 1820. Nuestra periodista, Beatriz Cienfuegos, publica 'La pensadora gaditana' unas décadas antes, entre 1763 y 1764. En una ciudad, Cádiz, que hervía en actividad comercial, cosmopolitismo, ilustración y el primer liberalismo español que promulgó su propia Constitución, en 1812.

La Lady Whisteldown española

Beatriz Cienfuegos publica su 'Pensadora' por la misma razón indignada que Penélope Featherington escribe su panfleto: quiere protestar por la falta de libertad de las mujeres para decidir sobre su propio destino. En Madrid, un influyente periódico llamado 'El Pensador Matritense', publicado por José Clavijo y Fajardo, defendía que las damas no tenían capacidad de raciocinio y las invitaba a guardar silencio. Decía cosas como esta: «Ordinariamente destruye una hermosa con sus discursos, cuanto ha granjeado con su belleza. Si hablase menos, casi nos veríamos obligados a amarla. Quiere hablar siempre y pierde por esta debilidad todo lo adquirido por la hermosura».

«Señoras mías. Ya tienen ustedes quien les vengue», proclamó Beatriz Cienfuegos en su panfleto. «Con pluma y basquiña, con libros y bata se presenta una Pensadora, que tan contenta se halla en el tocador, como en el escritorio; igualmente se pone una cinta, que ojea un libro», escribió. «Yo, Señores, gozo de la suerte de ser hija de Cádiz, bastante he dicho para poder hablar sin vergüenza: mis padres, desde pequeña, me inclinaron a Monja; pero yo siempre dilaté la execución: ellos porfiaron, y para conseguir el fin de sus intentos me enseñaron el manejo de los libros, y formaron en mí el buen gusto de las letras».

Cienfuegos dio algunas pistas sobre su estilo de vida. «Me inclinaron en la libertad de una vida sin la sujeción penosa del matrimonio, ni la esclavitud vitalicia de un encierro. Escucho naufragios sin arriesgar mi hacienda; miro pérdidas con resguardo de mis intereses; diviso escarmientos sin dolor propio; oigo a los hombres sin atenderlos, tal vez le respondo sin creerlos; y alguna vez he pensado en engañarlos, por desquitar en algo los muchos fraudes con que nos burlan; pero el temor de no exponerme a ser objeto de sus malditas lenguas me hace contener en los límites del decoro amable, por no arriesgar en un punto la opinión, que ésta una vez perdida, tarde se restaura».

Penelope Featherington de Los Bridgerton / dr

Quién fue en realidad Beatriz Cienfuegos

El éxito de 'La Pensadora Gaditana' fue tal, que ya en su tiempo y los siglos que vinieron se pensó que tras Beatriz Cienfuegos había un hombre. La teoría más popular barajaba que el autor era un fraile, por la austeridad formal y de contenido de sus páginas y por su espíritu crítico y moralizador. Muchas teóricas feministas, sin embargo, pensaron que un clérigo no podía firmar textos tan avanzados para la época. Sobre todo en su manera de considerar a las mujeres.

El enigma se ha mantenido indescifrable durante dos siglos, al no existir documentos que inclinen la balanza hacia una u otra hipótesis. La catedrática Cinta Canterla ha puesto sobre la mesa convincentes argumentos que invitan a pensar que Beatriz Cienfuegos sí fue una mujer, y una mujer aristócrata. De hecho, para quien opina que difícilmente una gaditana pudiera ser tan ilustrada como para escribir una publicación, subraya que en 1744, en Inglaterra, 'The Spectator' tuvo un rival femenino, 'The Female Spectator', escrito por Elisabeth Hollywood.

¿Quién hubiera podido conocer 'The Female Spectator' en Cádiz? Canterla propone un nombre: Beatriz Manrique de Lara Alberro, marquesa de García del Postigo. Su investigación, publicada en 2018 en 'Cuadernos de Ilustración y Romanticismo', es obra de una auténtica detective de la historia. Cuando escribe 'La Pensadora Gaditana', Beatriz está viuda. Su hija, Francisca, tiene 16 años. Pertenecía a una familia rica, culta y muy vinculada a la casa real española, en la que las mujeres recibieron una esmerada educación. Al menos tres hermanas de nuestra marquesa fueron damas de sucesivas reinas.

Al quedar viuda, la capacidad económica de la marquesa de García del Postigo debió quedar muy mermada. La catedrática Cintia Canterla aventura que debió contar con algún tipo de ayuda de la Armada, pero no debió de ser importante. «Sería coherente con su estado y situación buscar completar sus ingresos con algunas publicaciones», escribe Canterla. «También lo sería que se hubiese ocultado, bien en el anonimato, bien bajo pseudónimos, o quizá utilizando ambas estrategias a la vez. En algunos casos, tener otros ingresos era motivo suficiente para perder la ayuda».

Sabemos que 'La Pensadora Gaditana', aunque de corta vida, fue un exitazo en el Cádiz de la época. De hecho, tuvo que reimprimirse tres veces. Su autora fue famosísima en su anonimato y ha pasado a los libros de historia como la primera periodista española. La marquesa de García del Postigo debió recoger réditos de su secreta actividad como escritora, pues su hija Francisca se convirtió en dama de la reina madre Isabel de Farnesio y de la infanta de Asturias, María Luisa de Parma. Carlos III apadrinó a su primer hijo, primer nieto de nuestra 'Pensadora', y le regaló un aderezo de diamantes y esmeraldas.

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