amor interracial Tiene La reina Carlota, una historia de Bridgerton una justificación histórica o el multiculturalismo es solo una estrategia comercial para conseguir más público

La espera por la tercera temporada de Los Bridgerton se hará más leve cuando el 4 de mayo Netflix estrene los seis episodios de La reina Carlota. El argumento, que no procede de los libros de Julia Quinn, relata la historia de amor entre la joven y el rey Jorge III.

India Armarteifio interpreta a la joven reina Carlota. / netflix.

Guadalupe Rodríguez
Guadalupe Rodríguez

Cuando en 2018 se hizo pública la noticia de que la guionista y productora de Anatomía de Grey, Cómo defender a un asesino o Scandal iba a producir una serie sobre las superventas novelas de romance histórico de Julia Quinn sobre Los Bridgerton no parecía que encajara con su trayectoria. Shonda Rhimes es conocida por incluir en sus proyectos personajes femeninos fuertes, relaciones interraciales y personajes LGTB, entre otros aspectos.

Así que cuando en la primera temporada, se desveló que Rhimes había modificado los libros de la escritora Julia Quinn para presentar una sociedad británica en la que el matrimonio entre Jorge III y la reina Carlota había elevado a varias familias negras a la nobleza, se aplaudió la diversidad de su reparto. «Nos tomamos algunas libertades críticas», reconoce Shonda Rhimes en el libro Los Bridgerton detrás de la cámara (Titania, 2022). «Los rumores sobre la reina Carlota, que aseguraban que en realidad era mulata, abrió una puerta en mi mente a través de la cual la serie cobró la forma de una realidad alternativa, una versión alternativa de la historia», añade.

La productora no quiso con esta decisión colocar el foco de la serie en el tema étnico, sino en el placer, el sexo y el amor. Como corrobora en el libro el guionista de Los Bridgerton Chris Van Dusen: «La diversidad racial forma parte del argumento de la serie, de la misma manera que lo hacen la cuestión de clase social y de género».

Corey Mylchreest (rey Jorge III) e India Amarteifio (reina Carlota), en La reina Carlota: una historia de Los Bridgerton. / netflix.

La reina Carlota: una historia de Bridgerton

El personaje de la reina Carlota, consorte de Jorge III, es uno de los papeles interpretados por actores de color en la serie Los Bridgerton, concretamente por Golda Rosheuvel, de origen guyanés. En este caso, Shonda Rhimes tiene una justificación histórica. Carlota de Mecklenburg-Strelitz era hija del duque Carlos Luis Federico de Mecklemburgo y de la princesa Isabel Albertina de Sajonia-Hildburghausen.

Algunos historiadores remontan su árbol genealógico hasta una rama mestiza de la familia real portuguesa, descendiente del rey Alfonso III y su concubina, Madragana, hija del caid árabe de Faro. Como muestran algunos retratos contemporáneos de la reina, su rostro refleja rasgos mulatos (labios gruesos y nariz ancha) que podrían confirmar este origen étnico.

La serie y los libros de Los Bridgerton la presentan como una monarca autoritaria y solitaria debido a la enfermedad mental de su marido el rey. Pero la serie La reina Carlota, que Netflix estrenará el 4 de mayo, se centrará en su llegada a palacio con 17 años destinada a casarse con un hombre que no conoce. El guion no se basa en ninguno de los libros de Julia Quinn, pero Rhimes y Quinn firman una versión novelada que se publicará el 9 de mayo en Estados Unidos.

Cuál era la posición social de los británicos negros en la época de Los Bridgerton

La inclusión de personas de raza negra en la aristocracia británica ha suscitado un debate sobre si la ficción debe ser fiel a la época que representaba o prima la responsabilidad de presentar una sociedad plural para que personas de diferentes procedencias se vieran reflejadas.

Según Regé-Jean Page, el protagonista de la primera temporada, para un actor negro es una gran oportunidad interpretar a un personaje en un drama histórico que no sea una víctima. «No soy un esclavo, y la trama no tiene que centrarse en el trauma. Podemos centrarnos en la humanidad y en la felicidad», declaró a Entertainment Weekly. También la actriz Jodie Turner Smith, que interpretó a Ana Bolena en una miniserie para AMC, se alegró de ser ser parte de un cambio en el que el color de la piel ya no es una barrera para contar historias, lo que es esencial en producciones de época.

Arsema Thomas interpreta a la joven Lady Agatha Danbury en La reina Carlota. / netflix.

En cambio, la escritora de novelas de época Phillippa Gregory (La otra Bolena) acusó a Los Bridgerton de ofrecer una «historia daltónica» de Gran Bretaña, ofreciendo una impresión de armonía racial en una época en la que la trata de esclavos era una realidad. «El problema con Los Bridgerton es que tergiversa la historia. Corre el peligro de hacer que las personas que no conocen la historia piensen que Gran Bretaña era una sociedad tolerante, porque era un país racista en ese momento», declaró en un festival de novela histórica.

Al contrario que Los Bridgerton, la adaptación de Mansfield Park, de Jane Austen, que Patricia Rozema dirigió en 1999 añadió la relación de la aristocracia con la esclavitud (que no aparecía en la novela de Austen) al argumento.

Diferencia entre serie de época y serie histórica

Desde la época romana, en Gran Bretaña han vivido personas negras. Como demuestran los registros y las obras de Shakespeare (Otelo, entre otras), en el reinado de Isabel I eran parte de la población londinense como sirvientes, artistas o artesanos. Muchos de ellos procedían de los barcos españoles capturados por los corsarios británicos. En el siglo XVIII, se contabilizaron 20.000 sirvientes negros en Londres. Pero no eran esclavos. Según las leyes inglesas, no era posible tener esclavos en Inglaterra, aunque los terratenientes con propiedades en Jamaica o en Estados Unidos sí podían poseerlos allí, o incluso dedicarse al tráfico de personas.

La clave de la polémica puede encontrarse en la distinción entre serie histórica y serie de época. La primera refleja un hecho o un personaje histórico, mientras que la segunda es una ficción. Los Bridgerton estarían dentro de la segunda categoría. Para los más puristas, un producto de entretenimiento histórico sí tendría la obligación de respetar la veracidad. Según este argumento, no hay problema en que Denzel Washington interprete a Macbeth, el rey escocés escrito por Shakespeare, porque es un personaje literario y además no se inspira en ningún personaje histórico. Pero si es Enrique V puede que no se vea igual.

Movimiento a favor de los repartos inclusivos y diversos

Los Bridgerton posee un reparto diverso porque es una historia de ficción utópica sobre una Inglaterra en la que no existen los conflictos raciales, pero no es la primera vez que es así en los castings de Shonda Rhimes. La productora suele utilizar los color-blind castings, en los que los personajes no son definidos por su color para potenciar la libertad de elección de los actores que mejor encajen en el papel.

Adjoa Andoh (Lady Agatha Danbury) y Ruth Gemmell (Lady Bridgerton) en La reina Carlota. / netflix.

No es la única iniciativa que se está implantando en la industria audiovisual para promover la diversidad. La figura del lector de diversidad es un consultor que repasa los guiones con el objetivo de que estos reflejen de forma respetuosa y con verosimilitud a las minorías.

«La diversidad y la equidad son importantes porque promueven la inclusión y la igualdad de oportunidades para todas las personas, independientemente de su origen étnico o racial. Además, fomentan la creatividad y la innovación en el sector audiovisual», defienden desde The black view. La asociación fundada en Madrid por el actor Armando Buika asesora a las empresas a promover un ambiente inclusivo, equitativo y diverso en el trabajo, además de apoyar a actores y actrices de diferentes orígenes étnicos para que tengan más oportunidades en la industria audiovisual.

Premios Oscar inclusivos en 2024

En 2020, la Academia de Hollywood anunció la controvertida decisión de que, a partir de 2024, no podrán optar a los premios Oscar las películas que no cumplan determinados requisitos de diversidad entre su equipo técnico y artístico. Entre ellos, que uno de los protagonista o el 30% del reparto y el equipo técnico represente a una minoría, o bien que el argumento se centre en la historia de alguno de esos grupos. Para la Academia, las minorías incluyen a asiáticos, latinos, negros, indígenas, persona de Medio Oriente y Pacífico, mujeres, colectivo LGBTQ+ y personas con capacidades diferentes.

Ante la dificultad de que el público acepte el cambio el color de determinados personajes (la versión en carne y hueso que ha rodado Disney de La sirenita, por ejemplo), la industria del entretenimiento ha optado por producir productos específicos protagonizados por estas minorías: desde Black Panther a América Chávez (Doctor Strange 2), Ms. Marvel o Shang-Chi y la leyenda de los diez anillos.

En consonancia con esta corriente, un estudio de la Universidad de California estimó, tras estudiar producciones de cine y televisión estrenadas en 2016, que las películas cuyo elenco refleja con mayor precisión la composición racial del mundo tienen un mejor rendimiento en la taquilla.

Por ello, más que responder a una mayor sensibilización de la industria del entretenimiento o a la ampliación de oportunidades laborales para creadores, intérpretes y técnicos, muchos se temen que, en lugar de #BlackLivesMatter lo que de verdad importa es el rendimiento económico.