Infelices los tres

Layla: la trágica historia de amor, celos y obsesión que estuvo a punto de matar a Eric Clapton

Un triángulo amoroso que por poco acaba con su vida inspiró a Eric Clapton la canción más famosa de su carrera. Tras el riff endemoniado de Layla había amor, drogas y obsesión. Así fue la curiosa relación de George Harrison, Eric Clapton y Pattie Boyd.

Eric Clapton y Pattiie Boyd. / getty images

Alberto Bravo
Alberto Bravo

Probablemente sea el triángulo amoroso más famoso de la historia de la música y una de las historias más surrealistas y fascinantes de nuestro tiempo. Los protagonistas son de altura: el Beatle George Harrison, el «guitar hero» Eric Clapton y la bella Pattie Boyd. Un relato de amor, pasión, drogas, drama y amistad eterna que ahora regresa a nuestra memoria tras anunciarse que la musa subasta en Chrsitie's hasta el 22 de marzo las viejas cartas de amor que le escribieron sus dos irredentos amantes.

Pattie conoció a Harrison en 1964, cuando la eligieron para un papel en la primera película de los Beatles, «A Hard Day's Night». Él, enamorado de su serena belleza y sensualidad, la invitó a salir ese día, pero ella declinó cortésmente porque estaba saliendo con el fotógrafo Eric Swayne. Meses después, y ya sin ningún vínculo sentimental con su anterior pareja, Pattie acudió al estreno de la película como miembro del elenco rezando para que George no se hubiera olvidado de ella. De ninguna manera lo hizo y ambos se casarían menos de dos años después, el 21 de enero de 1966, con Paul McCartney como padrino de boda.

Vamos con el tercer vértice del triángulo amoroso. Eric Clapton y George Harrison entablaron una temprana amistad en diciembre de 1964, cuando Eric tocaba en The Yardbirds, su primer grupo y el comienzo de su creciente fama como guitarrista. Por entonces, los Beatles ya eran por derecho propio la banda más famosa del planeta. La admiración mutua daría paso a una amistad como pocas veces se ha visto.

Cuándo se enamoraron Pattie Boyd y Eric Clapton

Con frecuencia pasaban tiempo uno en casa del otro y fue durante esos momentos cuando Eric se encariñó -de momento silenciosamente- cada vez más con Pattie. En una de sus características decisiones erráticas, Clapton saldría brevemente con Paula, la hermana de Pattie, bien por provocar celos o bien por un infantil deseo de sustitución. Obviamente, no funcionó. Su desesperación fue en aumento y entonces llegó «Layla».

En septiembre de 1970, Clapton reclutó a una increíble banda llamada Derek & The Dominos, a la que se uniría el excepcional guitarrista Duane Allman, para grabar la que sería su obra cumbre y uno de los discos más sensacionales de la historia del rock: «Layla & Other Assorted Love Songs». Todo él era un canto desesperado dirigido hacia Pattie. Cuenta una de las leyendas del rock que una noche se presentó en su casa al más puro estilo Love Actually con una bolsa de heroína en la mano para confesarle su amor a Pattie, forzar su suerte y, en caso de negativa, optar por una sobredosis. Boyd se mantuvo al lado de George Harrison.

Para escribir la célebre composición que da título al doble álbum, Clapton se inspiró en «La historia de Layla y Majnun», un relato beduino del siglo VII sobre un hombre llevado a la locura por un amor inalcanzable; en su caso, su amor por Pattie. «Saquemos lo mejor de la situación / Antes de que finalmente me vuelva loco / Por favor, no digas que nunca encontraremos la manera / Ni que todo mi amor es en vano / Layla, me tienes de rodillas / Te lo ruego, cariño, por favor / ¿No aliviarás mi mente trastornada?», cantaba.

Pero ella rechazaría cada una de sus insinuaciones debido a su amor y adoración por George, lo que provocaría que Eric cayera en una salvaje adicción a la heroína y que finalmente se exiliara durante tres largos años en su mansión sin recibir a nadie más que a los mensajeros de la droga.

El lado oscuro de las drogas y del divorcio

Mientras tanto, la relación entre George y Pattie se iba deteriorando. Ya sin el refugio de los Beatles, el místico guitarrista había tomado un desvío en el camino que le llevaba a lugares más hedonistas y terrenales, los propios de una estrella del rock de la época. Un paseo por su lado oscuro.

Su consumo excesivo de cocaína durante los años setenta exacerbó sus cambios de humor y su temperamento errático, lo que hizo que el día a día de Pattie fuera cada vez más difícil. Fueron frecuentes sus aventuras, incluida una con Maureen, la esposa de Ringo Starr. Boyd también se lio efímeramente con Ronnie Wood, futuro guitarrista de Rolling Stones. Finalmente dejó a George en 1974 para poner fin a lo que describiría como «una vida ridícula y odiosa».

George Harrison y Pattie Boyd durante el rodaje de ¡Qué noche la de aquel día! / getty images

Su relato de aquellos tiempos es esclarecedor: «George simplemente estaba siendo un George diferente. Habíamos ido en direcciones diferentes, básicamente. Pero todavía nos amábamos... Es solo que creo que quería extender sus alas y aprovechar ser el chico guapo, famoso y rico que era, y ver lo que las chicas sentían por él».

Después de tres años de separación, George Harrison y Pattie Boyd finalmente se divorciaron el 9 de junio de 1977. Por entonces, Eric Clapton había abandonado la heroína, pero de la forma más estúpida posible: la había cambiado por cocaína y tremendas cantidades de alcohol. Y no se había olvidado de Pattie, ni mucho menos. El divorcio fue lo que necesitaba para conseguir, esta vez sí, su compañía.

Una relación tóxica y obsesiva

A las pocas semanas de divorciarse de George, Pattie comenzó su relación con Eric y ambos se casaron el 27 de marzo de 1979 en Tucson, Arizona. Pero su unión fue turbulenta desde el principio y el creciente alcoholismo de Clapton creó problemas para la pareja durante toda su relación. Para el guitarrista, pareció más emocionante el proceso de captura de la pieza que la caza final.

El empeoramiento del alcoholismo de Clapton llevó a un comportamiento abusivo hacia su musa, lo que también llevaría a Pattie a un periodo de dependencia del alcohol también. Una relación auténticamente tóxica. Los intentos fallidos de la pareja de concebir acabarían por fracturar definitivamente su relación y finalmente dejó a Eric después de las repetidas aventuras de un incontenible Clapton, incluida una con la modelo italiana Lory Del Santo, que derivaría en el nacimiento de su hijo Conor Loren. El pequeño fallecería en marzo de 1991, a los cuatro años, al caerse de la ventana de un hotel, elevando hacia límites sobrenaturales la célebre naturaleza trágica del guitarrista.

Tras terminar su relación en 1987 al enterarse de la infidelidad de Eric, la pareja se diovorció en 1989 después de una insatisfactoria década de matrimonio. Ella achacaría el obsesivo interés de Eric por ella a la naturaleza competitiva de su amistad y talento musical con George antes que al amor. «Eric solo quería lo que tenía George», afirmaría. La autoestima de Pattie se desplomaría: «No soy nadie. Nadie me conoce, ni siquiera yo me conozco». Todavía tardaría años de salir de su depresión.

Al final, los tres fueron felices (a su manera)

Curiosamente, la amistad de Harrison y Clapton resistiría la prueba del tiempo. El Beatle fue uno de los amigos que ayudó a Eric a salir de la heroína y cuando se enteró de su noviazgo le dijo a su antigua mujer: «Me alegro de que te vayas con Eric antes que con cualquier idiota». George incluso asistió a la boda de Eric y Pattie y se refirió cariñosamente a sí mismo como su «marido político». Y a pesar de vivir en uno de los enredos sentimentales más extraños y apasionados de la historia del rock and roll, el tiempo solidificaría la admiración y cariño entre los tres.

George Harrison murió en 2001 a la temprana edad de 58 años y Clapton se encargaría de organizar un concierto de homenaje para recordar su obra interpretando aquel «Something» que el Beatle escribió como oda a su amor por Pattie. «El hecho de que las cosas no salieran como lo planeamos no disminuyó nuestro amor mutuo», diría la musa, quien acompañaría a Harrison hasta sus últimos días.

Pattie, a sus 79 años, vive una apacible vejez y ya exorcizó fantasmas en su evocadora biografía «Un maravilloso presente» y ahora la subasta de las cartas de amor de sus dos amantes añade gotas de olvido. Y mientras, Clapton sigue demostrando a sus 78 años que es uno de los grandes supervivientes de la música después de someter su cuerpo a increíbles excesos. Permanece en la carretera y todavía canta «Layla», «Bell Bottom Blues» o «Wonderful Tonight», escritas en su día para la hermosa Pattie.

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