
Lo dicen sistemáticamente todos los estudios: aunque las mujeres somos más ahorradoras que los hombres, invertimos nuestro dinero mucho menos que ellos. En concreto, y según una encuesta de N26, un 29% menos. ¿La buena noticia? Dos de cada tres quieren empezar a hacerlo. Pero para eso es imprescindible superar una incapacitante barrera mental: el miedo asociado a la inversión.
«El miedo surge cuando consideramos que no contamos con los conocimientos básicos necesarios o la asesoría adecuada para tomar decisiones financieras informadas. Eso es lo que nos genera inseguridad. Esta sensación se intensifica más en las mujeres, quienes reconocen, según un estudio de Funcas, mayores carencias en nociones económicas en comparación con los hombres. Durante mucho tiempo, ha permeado el mensaje de que el mundo de la inversión es impenetrable y está diseñado exclusivamente para unos pocos. Esa falsa creencia se combate a través de la educación financiera, que es una asignatura pendiente en España», explica Mireya Fernández, Country Lead de Bitpanda en España. Para Rocío Gómez Sanabria, directora de la Escuela de Coaching de Familia, es una «mezcla de inexperiencia, falta de cultura financiera y de haber delegado de forma habitual las cuestiones de inversión en otras personas».
La edad tampoco ayuda. De hecho, a menudo intensifica esa sensación de desconocimiento. «Es una mezcla de vértigo a la hora de tomar decisiones financieras y, por otro lado, pensar que no se tiene la capacidad para tomarlas. Sobre todo, en el caso de las mujeres mayores de 50», explica Javier Santacruz, doctor en economía, profesor y asesor financiero. «Además, las mujeres tendemos a pensar más a largo plazo y, por ejemplo, una de nuestras prioridades a la hora de invertir es el momento de la jubilación. La brecha generacional influye porque las mujeres mayores experimentan una disparidad de conocimientos financieros aún más marcada frente a los hombres que las más jóvenes», explica Fernández.
Diagnosticado el problema, lo siguiente es ponerle solución. Todos los expertos coinciden en que el primer paso debe ser recibir una mínima educación financiera, que además ahora puede hacerse a través de plataformas digitales y de manera totalmente autodidacta. A partir de ahí, según Javier Santacruz todo empieza por un trabajo de concienciación. «En primer lugar, hay que definir los objetivos y tener claro cuál es tu ciclo vital dependiendo de la edad, las perspectivas familiares, el propio futuro profesional…».
Pero también hay que saber cuáles son exactamente los recursos a nuestro alcance. «Si tenemos deudas o no, cuánto gastamos, cuánto ingresamos, qué ahorro generamos… Tener un presupuesto es fundamental. No es necesario que sea súper preciso, porque luego la realidad se encarga de desmentir ese tipo de estimaciones, pero sí es recomendable tener una idea clara de hacia dónde queremos ir», explica el experto, para quien también es fundamental tener un plan de inversión razonable y alcanzable. «No es una cuestión de conocimientos o de experiencia, sino de poner en orden las finanzas familiares y ponerse en orden a uno mismo. Y no hay nadie mejor para hacerlo que una mujer y más con la experiencia de tener más de 50 años», explica Santacruz, colaborador del podcast Contando el dinero.
Para aprender a gestionar la aversión a las pérdidas (un rasgo común entre los inversores novatos) Rocío Gómez Sanabria recomienda no arriesgar el dinero que se necesite. «Invierte solo lo que podrías perder sin castigarte y sin poner tu estabilidad financiera en riesgo». Pero tampoco confiar en opiniones no expertas. «Nunca hay que fiarse únicamente del cuñado sin comprender lo que se está haciendo. Cuando se cree que algo es una gran oportunidad y no se entiende realmente el producto, puede terminar siendo muy desalentador e incluso definitivo si la inversión no tiene el rendimiento esperado». Otra regla de oro fundamental es encontrar una plataforma segura para empezar a invertir. «Igual que no tendrías tu nómina en cualquier banco extranjero que no te ofrece seguridad, tampoco deberías hacerlo con tus inversiones. Invierte a través de una compañía regulada y segura», explica Mireya Fernández.
Una buena forma de iniciarse es hacerlo a partir de cantidades pequeñas y objetivos humildes. «Se puede empezar con pequeñas inversiones en productos financieros de menor riesgo y diversificar la cartera a medida que se adquiere experiencia y conocimiento», explica Mireya Fernández, que apunta a las ventajas de empezar con cantidades mínimas (incluso de un euro) y a través de plataformas de inversión a las que se puede acceder a través del móvil. Eso permite, según la experta, no comprometer cantidades importantes de dinero ni tener que pasar por complejos procesos burocráticos.
Lo más prudente, eso sí, es escoger estrategias y productos de inversión de bajo riesgo. Fernández recomienda, por ejemplo, los ETFs o fondos indexados. «Estos productos permiten diversificar la cartera y minimizar el riesgo de pérdida de capital. Como inversores novatos, es importante evitar productos que pueden ser más complejos o arriesgados. En general, es importante tener en cuenta el nivel de liquidez y de riesgo. Y si se tiene alguna duda, siempre se puede buscar asesoramiento profesional», explica Fernández.
Por último, es necesario evitar los errores no forzados. Para la coach uno de los más comunes es «pasar de ser súper prudente a desarrollar una confianza extrema. Los bandazos nunca son buenos, y menos en inversión. La gestión emocional es indispensable». Pero también hay que saber manejar el FOMO. O miedo a perdernos algo. «A la hora de invertir, es necesario apagar el ruido que nos rodea, mantener la constancia y comprender que habrá otras oportunidades en las que podremos participar», concluye Mireya Fernández.