Disculparse constantemente en la oficina puede afectar a nuestra autoestima y capacidad de liderazgo. / getty

sorry not sorry

Cristina Martínez, coach experta en talento: «Pedir perdón constantemente es negativo para tu carrera profesional, hay que dejar de hacerlo»

Lo dicen todos los estudios: las mujeres nos disculpamos con mucha más frecuencia que los hombres. Y en el ámbito profesional, eso tiene un precio. Hablamos con la experta Cristina Martínez para descubrir que estás haciendo mal si te pasas el día pidiendo perdón en la oficina. Y cómo puedes corregirlo.

Lo tienes tan automatizado que ni siquiera lo piensas. Lo haces en tus emails, en las reuniones de trabajo, en tus conversaciones con compañeros y jefes. Te disculpas constantemente. « Perdona que insista…» escribes en un email para reclamar una información que llevas días esperando; « lo siento, pero… », dices para ofrecer una opinión divergente durante una llamada por Teams. Aunque puede parecer una forma inocua de cortesía (o una manera ágil de prevenir posibles conflictos o malentendidos) no siempre es así.

«Saber pedir perdón es una fortaleza, pero cuando lo hacemos en exceso puede terminar afectando a nuestra autoestima. A veces es algo puramente inconsciente, una necesidad de agradar, de tratar de mantener la armonía. Pero hay que saber distinguir lo que es actuar de forma educada o protocolaria y lo que excede esos límites y puede hacernos cuestionar nuestra valía. Pedir perdón constantemente afecta negativamente a tu carrera profesional y hay que dejar de hacerlo», explica la human talent coach Cristina Martínez.

«Hay ciertos perfiles dentro del eneagrama de la personalidad cuya principal necesidad es sentirse aceptados y su mayor miedo es el rechazo. A este tipo de perfiles a veces les cuesta mantener una comunicación asertiva y una manera de agradar puede ser disculparse constantemente. No se dan cuenta de que eso perjudica su autoestima y la percepción que los demás tienen de ellos. Curiosamente, es un perfil más común en mujeres que en hombres», explica la experta.

Por qué las mujeres se disculpan más que los hombres

Efectivamente, este problema nos afecta de manera particular. Según un estudio publicado en 2010 en la revista académica Psychological Science, las mujeres se disculpan mucho más a menudo que los hombres, que habitualmente son mucho más indulgentes con su propio comportamiento.

Además, otro estudio, publicado en 2011 en el Journal of Health and Social Behaviour, apunta a que nosotras desarrollamos hasta un 40% más de sentimientos de culpa en el ámbito laboral. «En términos generales, las mujeres somos más empáticas y tenemos más en cuenta los sentimientos de los demás. Y a veces, ahí también hay cabida para el sentimiento de culpa. La prueba está en la maternidad, que a menudo viene asociado a ese sentimiento para ellas, pero no es común en los hombres», argumenta Cristina Martínez.

Esta actitud no solo afecta a la autoestima y seguridad en una misma, sino también a la percepción que los demás, desde jefes y compañeros de trabajo a clientes y colaboradores, pueden desarrollar sobre ti y tu capacidad de liderazgo. «A veces es necesario pedir perdón porque todos nos equivocamos. Pero disculparse no requiere solo solo pedir perdón, sino subsanar el daño cometido y el compromiso de que no volverá a suceder. Otra cosa es el típico 'vayan mis disculpas por delante'. Eso genera una dependencia emocional de la otra persona. También hay perfiles que tienen esa tendencia dominante por la que siempre quieren imponer su criterio. Imagínate cuando en un entorno laboral estos dos perfiles se encuentran: se juntan el hambre con las ganas de comer. Para quien quiere agradar, el daño es brutal porque esa relación poco a poco te va minando».

La brecha de autoridad, un fenómeno asociado

Este tipo de comportamiento puede ser especialmente contraproducente si estás buscando afianzar una posición de liderazgo dentro de una organización o aspirar a un ascenso. «Claro que un líder puede pedir perdón, y debe hacerlo si la situación lo requiere, pero nunca para intentar agradar a nadie. Una parte fundamental del liderazgo es demostrar determinación y tener una comunicación asertiva».

Además, ahonda en lo que la prestigiosa periodista e investigadora británica Mary Ann Sieghart llama la brecha de autoridad. «Somos más reacios a admitir la autoridad femenina. Asumimos que un hombre es competente y sabe de lo que está hablando hasta que se demuestra lo contrario. Con las mujeres a menudo ocurre al revés», explicaba en una entrevista con Mujerhoy sobre un fenómeno que incluso cuando las mujeres alcanzan puestos de liderazgo de gran relevancia pública y visibilidad hace que se cuestione y menoscabe su capacidad. «También está ligado al síndrome de la impostora, a esa falta de confianza y autoestima por la que no te sientes suficientemente capaz. Es un perfil con altos estándares de exigencia, al que todo le parece poco», explica la coach ejecutiva.

Por eso, la experta recomienda pedir perdón solo cuando la situación realmente lo requiera; para el resto de asuntos asume tu responsabilidad, deja claro si procede que vas a corregir el error, pero utiliza siempre el lenguaje a tu favor. Hay fórmulas mucho más inteligentes de comunicar el mismo mensaje. «En lugar de utilizar 'lo siento' como coletilla para todo, puedes utilizar otras frases hechas. Por ejemplo: 'Te agradecería mucho si…' o 'Sería muy importante para mí….». Es una forma de cortesía basada en la colaboración, que no implica subordinación o asumir responsabilidades que no te tocan. Además, también se puede ser cortés y agradable con el tono que empleamos y la comunicación no verbal», concluye la especialista.

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