Cuca Gamarra: «A Sanna Marin se la ha criticado por ser una mujer joven y con Isabel Díaz Ayuso han sido especialmente duros»

Fue la única superviviente de la guerra que acabó con la dirección del PP y salió reforzada. Hablamos con la secretaria general y portavoz en el Congreso sobre la crisis energética, las heridas por restañar y el doble rasero con el que se juzga a las políticas.

Blazer de Roberto verino, y top y pantalón de Byniumaal. Maquillaje y peluquería: Yohana Rojas (Ns Management) para L'oreal Professionnel. / Vicens Giménez

María José Barrero
María José Barrero

Llega corriendo después de la primera cita de un curso político que se prevé caliente, pese a la falta de gas. Ese era, precisamente, el tema fundamental del pleno extraordinario en el Congreso: el Real Decreto sobre medidas de ahorro energético al que la portavoz popular se ha opuesto, con vehemencia, desde el estrado. La secretaria general del PP lleva apenas seis meses en el cargo, pero toda la vida en el partido.

Cuca Gamarra (Logroño, 1974) fue la primera alcaldesa de su ciudad, desde 2011 a 2019, hasta que dio el salto a la política nacional. Desde entonces, se ha convertido en pieza imprescindible, primero con Pablo Casado (aunque había apoyado a Soraya Sáenz de Santamaría en 2018) y, tras la guerra por el liderazgo retransmitida en directo, con Alberto Núñez Feijoo, que la ha convertido en su mano derecha. Ella está dispuesta a seguir corriendo.

Mujerhoy. Parece que nos espera un otoño difícil...

Cuca Gamarra. Sí, sin duda. Estamos en una situación muy complicada. España no ha sido capaz de recuperarse económicamente y llegar al crecimiento prepandemia, partimos de un peor escenario que otros países. Pensar que todo son certezas es no ser conscientes de la realidad.

Sin embargo, el PP ha rechazado en el Congreso el plan de ahorro energético. ¿Qué medidas cree que habría que adoptar?

Hay que tomarlas, pero no esas. Estamos pagando muy cara la ruptura de la relación con Argelia. Cuando Sánchez llegó al Gobierno, este país tenía un 0% de dependencia del gas ruso, pero hoy somos dependientes. Además, este proyecto, basado en la improvisación y la imposición, va más allá de lo que Europa exige. Hay que conseguir el equilibrio entre ahorro y crecimiento, y eso solo se puede hacer de la mano de los sectores afectados.

En Alemania se han aprobado medidas similares, como apagar los escaparates.

Estoy convencida que cada uno, desde la responsabilidad individual, es capaz de ahorrar con el menor impacto posible en su actividad. Pero, tal y como se ha planteado, al apagado en los escaparates le falta la lógica que da el diálogo y el conocimiento.

El Gobierno no ha hablado con nadie: ni con los sectores a los que afecta, ni con las comunidades autónomas, que tienen las competencias, ni con los ayuntamientos, ni con el resto de partidos. Con lo que tenemos por delante, los españoles no entienden que el presidente no quiera hablar con la oposición para abordar el problema.

Desde Ursula von der Leyen y Macron a Margarita Robles han avisado de lo duro que va a ser este otoño. ¿Cree que exageran?

No, la amenaza es cierta. Lo que se debe hacer es decir la verdad y actuar de manera responsable. El Gobierno no solo tiene que advertir, sino promover los diálogos necesarios, como Macron, para superar una situación compleja. Pero para eso hace falta que Sánchez abandone la soberbia y piense en el poder del diálogo y la palabra.

Además, el año que viene tendremos varias citas electorales. ¿Vamos a tener un año completo de precampaña?

[Risas] ¿Y cuándo no hay precampaña en España? Las elecciones municipales y autonómicas de mayo van a ser importantísimas. La llegada de la alternativa que representa Alberto Núñez Feijóo y el PP cada día está más cerca. Los españoles no tenemos por qué resignarnos a tener una inflación del 10,8%, a no llegar al crecimiento prepandemia, a ser líderes del paro o a que el Gobierno dispare nuestra deuda al doble que el resto de los países europeos. Estamos trabajando en un proyecto sólido, de moderación y encuentro.

Antes nos decía que se tomaría un café con Yolanda Díaz. ¿Es más fácil entenderse con ella que con Sánchez?

Una cosa es tomarse un café y otra considerar que las políticas que defiende son buenas. Pero una cosa no tiene que estar reñida con la otra. Y a la política le hacen falta cafés. Ojalá nos tomáramos más, porque quizá los españoles tendrían otra percepción de nuestra labor. Me ofrezco a tomar cafés con todo el mundo, para recuperar el valor del diálogo en la discrepancia.

¿Eso solventaría la desconfianza de los españoles en la política?

Este verano ha sucedido algo que creo que es un mal ejemplo: todo el Gobierno se ha dedicado a insultar y descalificar al presidente del PP. Eso, al final, genera desafección a la política. Tan importante como las medidas son las formas.

En 2023, cumple 20 años en la política. ¿Por qué decidió entrar?

Creo que la política es el instrumento que te permite cambiar las cosas. Y cuando tienes la oportunidad, sobre todo en el ámbito municipal, de servir a tus vecinos, quien cree en el servicio público no puede rechazarlo. Y da igual el nivel al que estés en las responsabilidades políticas; esas deben de ser las bases desde los que ejercer un buen servicio público.

¿Sigue pensando lo mismo que cuando comenzó?

Sí, sí. Me afilié cuando era estudiante, en un momento de paro y frustración. Y sigo creyendo cada día más en el valor de la política. Porque más allá del ruido, que no dignifica mucho esta actividad, creo que es el único instrumento para ofrecer a los españoles el futuro que merecen.

Cuca Gamarra con camisa de Zara y vaquero de Elena Miró. Foto: Vicens Giménez.

Y en estos 20 años, ¿qué se ha dejado por el camino?

No creo que haya perdido nada, pero la política exige. Lo máximo en política es ser alcalde de tu ciudad, pero la prioridad siempre es la ciudad frente al resto, incluso a ti mismo.

Usted apoyó en 2018 a Soraya Sáenz de Santamaría; fue una pieza fundamental en el equipo de Casado, y es secretaria general del PP con Núñez Feijóo. ¿Cómo se consigue eso?

Ante todo soy una mujer del Partido Popular. Todos ellos, en distintas etapas, han sido compañeros y todos formamos parte todos del mismo proyecto político.

Muchos la consideran a usted una superviviente.

Soy una mujer de partido que siempre antepondré el proyecto colectivo a otras cuestiones, incluso a mí misma.

Dicen que se ha afanado en coser las costuras del partido tras la salida de Pablo Casado. ¿Tan descosidas estaban?

Evidentemente hubo una crisis muy profunda. Si no, no se hubiera producido la situación que se generó. Con la responsabilidad que el presidente Feijóo depositó en mí, creo que mi principal labor es preservar y promover la unidad interna. Eso es lo que entre todos, cada uno en el sitio donde esté, debemos hacer.

También aseguran que es muy organizada, discreta, independiente, que sabe crear equilibrios... ¿No tiene enemigos o no se atreven a hablar?

[Risas] Bueno, seguro que hay alguno. Creo que hay que intentar que la vida no sea un camino que transcurra entre enemigos o amigos, sino que hay que construir. No le puedes caer bien a todo el mundo ni encajar con todos, pero no hay que llegar a la enemistad.

¿Tiene buenas relaciones con representantes de otros partidos?

Sí, claro. Así se abren espacios de confianza donde trabajar por y para los españoles. Esa es la política en la que creo y que pide en estos momentos España, frente a quienes quieren separarnos. Creo que la sociedad busca la convivencia entre diferentes. Y quien primero tiene que cultivarla es quien tiene responsabilidad política.

Para las mujeres en la política, ¿es más difícil tener vida familiar?

La política exige mucha dedicación, pero en una sociedad donde tenemos que llegar a la igualdad, no creo que haya diferencias.

Usted se define como feminista liberal. ¿A qué se refiere exactamente?

A que hay que seguir trabajando para alcanzar esa igualdad que aún no hemos conseguido. Pero rechazo toda patrimonialización que la izquierda quiere hacer de esa bandera, expulsando a mujeres con otras ideas. Quiero un feminismo abierto, en el que no hay mujeres buenas y malas en función de sus ideas.

Creo que hay que seguir trabajando para eliminar la brecha salarial, para que ninguna mujer renuncie a la maternidad si no quiere hacerlo, para que ninguna sea asesinada o maltratada. Eso solo se consigue no señalando a otras mujeres. Y por supuesto, con los hombres, no contra ellos.

¿Por qué se trata de forma diferente por sus fiestas a la primera ministra de Finlandia, Sanna Marin, que a Boris Johnson?

Posiblemente porque es una mujer joven. Eso hace que se la cuestione de una manera injusta. Tiene derecho a divertirse y, en su ámbito privado, tener una vida lo más normal posible.

¿Veremos algún video suyo bailando?

Puede ser [Risas]. Tendríamos que dar más normalidad que a un político se divierta. Pero los móviles hacen que todos estemos expuestos a que un vídeo pueda ser malinterpretado o dé una imagen frívola, cuando no responde más que a la normalidada.

¿Qué relación tiene con Isabel Díaz Ayuso?

Buena.

¿A ella se le ha juzgado de forma más dura por ser joven?

Sí. Con Isabel se ha sido especialmente duros, fundamentalmente Pedro Sánchez. No creo que haya habido nadie a la que se haya atacado tanto en plena pandemia.

Usted sigue viviendo a caballo entre Madrid y Logroño.

Intento, hasta el último momento, no renunciar a nada. A veces hay que buscar cómo hacer posible lo que parece imposible. Yo digo que trabajo en Madrid y vivo en Logroño.

¿Qué es lo mejor de vivir entre dos ciudades?

Sobre todo, no renunciar a mi familia: ver crecer a mis sobrinos y disfrutar de mis padres todo el tiempo que puedo.

Allí suele salir los fines de semana a correr, una afición que le inculcó su hermano. ¿Qué es lo que más le gusta del deporte?

Que es tiempo para mí. Hay mucho s problemas para los que no encontraba solución y corriendo la he visto, porque desconectas.

Se define como corredora de fondo en la política y en la vida.

Sí. La política y la vida son, al final, una carrera de fondo, en la que hay que pensar no solo en el corto plazo, sino tener más perspectiva.

Ha corrido ya cuatro maratones...

Sí y muchas medias maratones y carreras. A veces, como pasa con todo, si no hay un objetivo, no lo consigues. Y eso me permite hacerlo.

¿Y cuál es su próxima meta?

Espero correr la Behobia-San Sebastián este año.

¿Y en su carrera política?

Ser feliz. Yo creo que esa es la meta que hay que tener en la vida y, a partir de ahí, van surgiendo otras.

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