made in china
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Presente en 150 países y con más 1.000 millones de usuarios activos al mes, TikTok se ha convertido en la red social más influyente del momento. Pero su expansión exponencial podría tener los días contados: Estados Unidos, Canadá o la Unión Europea han declarado la guerra a la plataforma y amenazan, incluso, con probihirla.
Donald Trump lo intentó en 2020, pero no lo consiguió. Desde entonces, la campaña contra la app china ha sido progresiva. En febrero, la Casa Blanca comunicó a sus agencias federales que tenían un plazo de 30 días para eliminar la app de todos sus telefónos móviles. Desde entonces, varios estados de Estados Unidos han hecho lo mismo, igual que universidades, el ejército y otras instituciones norteamericanas. Poco después, el Parlamento Europeo pidió a sus trabajadores que se desintalaran la aplicación por razones de seguridad, algo que también han hecho Países Bajos, Francia y medios de comunicación como la BBC.
Pero la presión contra TikTok continúa y el Congreso de Estados Unidos, donde el CEO de la plataforma Shou Chew fue interrogado hace unos días durante más de cinco horas, amenaza con prohibirla o con obligar a ByteDance, la empresa propietaria, a vender la aplicación a una compañía norteamericana. No es, sin embargo, una amenaza fácil de cumplir.
Algunos expertos apuntan que iría en contra de la Primera Enmienda, que protege la libertad de expresión, pero también que sería un desafío tecnológico que requeriría la necesaria colaboración de empresas como Apple y Google para impedir las descargas o las actualizaciones. Pero, ¿cuáles son las razones detrás de esta campaña contra TikTok? Detallamos los cuatros argumentos que los gobiernos occidentales esgrimen contra la aplicación china.
Como ocurre con cualquier red social, TikTok recopila grandes cantidades de datos de sus usuarios a cambio del uso gratuito de su plataforma. Desde el acceso al micrófono, la cámara, la agenda y las cookies hasta las páginas que visitas, las compras que realizas o la ubicación. Datos que, en general, se utilizan (o se venden a terceros) para personalizar la publicidad que recibimos.
La política de privacidad de TikTok, que la compañía explica en un larguísimo documento de más de 5.000 palabras, detalla toda la información que guardan de sus usuarios. Y que, resumiendo, lo incluye prácticamente todo. Pero, ¿son más avariciosos o intrusivos que otras redes como Instagram, Facebook o Twitter? No necesariamente. El problema, en realidad, está en con quién comparten esa información.
En un clima de alta tensión geopolítica, el temor de los gobiernos occidentales es que esos datos caigan en manos del gobierno chino, con lo que eso implicaría para los servicios de inteligencia de los diferentes países. No son solo conjeturas. Según la Ley de Inteligencia Nacional de China todos las organizaciones y ciudadanos están obligados a «apoyar, ayudar y cooperar» con los servicios de inteligencia del país.
TikTok, que ha calificado la campaña y las acusaciones de «teatro político» y que está llevando a cabo una fuerte campaña de lobby en Washington para tratar de detener la prohibición, pertenece a la compañía china ByteDance, cuya relación con el régimen de Pekín se presume estrecha. Aunque TikTok insiste en que la información de los usuarios no se almacena en China, sino en Estados Unidos y Singapur, Antony Blinken, Secretario de Estado de Estados Unidos, ha llegado a afirmar que la aplicación es una «amenaza» para la seguridad nacional. En 2020, India prohibió la plataforma en su territorio tras acusar a la compañía de transmitir datos de los usuarios fuera del país.
En diciembre, ByteDance, la empresa detrás de la red social, reconoció que sus empleados habían obtenido datos de manera inapropiada de al menos dos periodistas norteamericanos que estaban investigando a TikTok. En concreto, estos datos tenían que ver con su localización.
No es solo una cuestión de datos. O de geopolítica. Los sesgos del algoritmo de TikTok también preocupan a los gobiernos occidentales por su capacidad de influencia en la opinión pública y por las sospechas de que China pueda utilizar la aplicación como parte de su poderosa maquinaria propagandística. «El gobierno chino podría controlar el algoritmo de recomendación, que podría usarse para influir en las personas», explicó en noviembre el director del FBI Christopher Wray. No son sospechas gratuitas. Douyin, aplicación hermana de TikTok que solo puede utilizarse en China, funciona bajo la férrea censura del gobierno de Pekín y , según diversos informes, está diseñada para viralizar contenidos determinados.
Para Estados Unidos, en concreto, es un problema de primera magnitud teniendo en cuenta que se calcula que el 70% de los adolescentes norteamericanos usan TikTok . Y otro dato más, el definitivo: 150 millones de americanos tiene la app en sus teléfonos móviles.