Francina Armengol y su discreta historia de amor con Joan Nadal: de jardinero a polémico empresario

Francina Armengol, la actual presidenta del Congreso y en tiempos primera mujer en gobernar en las Islas Baleares, se ha convertido a su pesar en uno de los personajes de máxima actualidad por su supuesta vinculación en el caso de la millonaria compra en 2020 de las mascarillas de la empresa de Koldo García, asesor del exministro José Luis Ábalos . El Partido Popular ha pedido su dimisión por su «evidente implicación» en la trama.

Los populares afirman que el ejecutivo de Armengol fue conocedor y colaborador en esta presunta estafa, pero ella defiende la «legalidad» de aquellos contratos. «Yo dejé el expediente firmado para que se devolviera ese dinero y le exijo al actual gobierno de Baleares que ejecute ese expediente y consiga la devolución de ese dinero», afirma la socialista.

A la espera de ver cómo avanza esta polémica, también han salido a la luz nuevos y preocupantes datos sobre su pareja sentimental, Joan Nadal, el empresario con el que mantiene una larga y discreta relación. Este antiguo jardinero ha saltado en numerosas ocasiones a los titulares, poniendo en más de un aprieto a Armengol.

No se conoce exactamente cuándo comenzó el noviazgo entre Joan y Francina, pero sí sabemos que la política ya le nombró en su discurso de toma de posesión en 2015. Un año antes, una noticia de 'El Mundo' ya mencionaba a Joan Nadal como «compañero sentimental de la líder del PSOE balear Francina Armengol y empresario investigado en un Juzgado por su participación en una millonaria operación inmobiliaria en Son Vida ejecutada en 2011 junto a un directivo de Sa Nostra».

Este ha sido tan solo uno de los muchos detalles de la relación entre Francina Armengol y Joan Nadal que ha estado en el centro de la atención pública, debido a decisiones tomadas por la política durante su mandato, como la autorización de la construcción de un hotel de lujo vinculado al empresario. También sus operaciones inmobiliarias con el apoyo de la familia Armengol pusieron en un aprieto a su pareja en 2016, cuando el escándalo saltó a todos los periódicos. Posteriormente estuvo imputado en un supuesto pelotazo que denunció el conocido empresario alemán Matthias Kühn, marido de Normal Duval.

Hace tan solo unas horas, Joan Nadal saltaba de nuevo a la primera plana de los diarios después de que, supuestamente, se desvinculara de la sociedad instrumental con la que ha facturado 4,3 millones de euros. Según publica 'El debate', esto se producía tan solo dos días antes de la detención de Koldo García.

Armengol, nacida hace 52 años en la localidad mallorquina de Inca, de la que su padre fue alcalde, ha seguido los pasos de su ilustre progenitor tanto en su faceta de política como en la de su primera profesión, la de farmacéutica. Tras militar de joven en un sindicato independentista mientras cursaba sus estudios universitarios en Barcelona, se afilió en los años noventa al partido socialista de las Islas Baleares.

Criticada por su gestión de la pandemia del coronavirus en las islas, en las pocas entrevistas que ha concedido apenas hay concesiones a su vida personal, que guarda con celo. Sí confesaba en una conversación con el diario mallorquín 'Última hora' que su mejor momento del día es cenar con sus dos hijos adoptados , mientras se definía como una mujer «de sonrisa fácil» pero «cabezota». Enamorada de su tierra, también es conocido su carácter solidario y su vocación de cooperante, especialmente con el pueblo Saharaui. De hecho en una ocasión aseguró que si ganara la lotería, dedicaría el dinero a «financiar algún proyecto de cooperación con el pueblo Saharaui».

Sobre su faceta sentimental, silencio total. Guardando mucho las distancias, a Joan Nadal tan solo le hemos visto acompañarla en algunos mítines. Tampoco llegó a efectuar nunca el papel de 'primer caballero' balear a su lado en las tradicionales recepciones veraniegas a las autoridades y sociedad civil que los reyes Felipe y Letizia celebran cada verano en Palma de Mallorca. Con su salto a Madrid, ahora la discreción se ha hecho mayor si cabe.