La escritora, psicoanalista y economista Corinne Maier. Rita Scaglia

La importancia de ser egoísta después de los 50: la feminista francesa que se atreve a decir que el matrimonio es un mal negocio y la maternidad, una trampa

Hace quince años, Corinne Maier escandalizó al mundo con un libro que renegaba de la maternidad. Hoy vuelve a la carga con otro mensaje directo a las mujeres: sed egoístas.

Elena de los Ríos

Corinne Maier es una vieja conocida de la provocación. Escritora, psicoanalista y economista, en 2008 escandalizó al mundo con ' No Kids: Cuarenta buenas razones para no tener hijos', un ensayo feminista en el que defendía que criar «se parece mucho a una guerra» que convierte a las madres en generales de campo. De paso, hacía luz sobre «el largo invierno sexual» que sigue a la maternidad y aseveraba que «mientras haya niños, el mundo absurdo en que vivimos tendrá futuro».

Superado el shock de su mensaje anti natalista, hoy convertido en tendencia demográfica al menos en las sociedades occidentales, Maier, sexagenaria nacida en Ginebra y madre por partida doble, vuelve a la carga con más mensajes incómodos. La pauta es la misma: desencajar a las mujeres del papel que se les reserva automáticamente como gestoras de las rutinas, emociones y necesidades básicas de su entorno. Evidentemente, es este acomodado entorno el que se escandaliza, reticente a perder tales 'funcionarias'. También muchas mujeres, convencidas de que su valor consiste, precisamente, en prestar este servicio.

El último panfleto de Corinne Maier de nuevo no deja lugar a dudas desde su título, una reformulación más que oportuna del famoso #MeToo: ' #MeFirst: Manifeste pour un égoïsme au féminin'. Acaba de llegar a las librerías francesas con su consiguiente polémica, aunque mucho menos intensa que la que recibió a 'No Kids' o a 'Buenos días, pereza' (2004), en el que Maier parafraseó el clásico de Françoise Sagan para defender la pereza frente al productivismo en el que nos han embarcado las empresas en los últimas dos décadas.

Este manifiesto por el egoísmo femenino aboga por una inclinación del carácter que la biología, debido a la maternidad, y también educación sexista niega a las mujeres, enseñadas a proyectar su felicidad y valía en el éxito y el bienestar de los demás. De hecho, una de las afirmaciones más reveladoras de Corinne Maier en su manifiesto es taxativa: nadie puede alcanzar la felicidad sin ser, hasta cierto punto, egoísta.

«Nunca es tarde para aprender a ser egoístas», sostiene Maier en 'The Telegraph'. »Tristemente, las mujeres no nacemos con ese gen, así que tenemos que adquirirlo. Podemos hacerlo si logramos olvidar a la 'superwoman' en la que nos fuerzan a convertirnos para liberar a la 'supervaga' que todos llevamos dentro», sugiere. Por eso, '#MeFirst: Manifeste pour un égoïsme au féminin' no solo defiende ideas, sino que propone ejercicios para ir practicando ese modo de vista egoísta.

Parte panfleto feminista, parte manual de autoayuda, el libro de Corinne Maier no ha levantado las ampollas de antaño, pero eso no significa que no se hayan elevado voces airadas en su contra. Las crónicas levantan acta de una brecha significativa: las lectoras, de momento únicamente francesas (aunque la traducción al español no tardará), lo han celebrado como liberador. Los críticos, sin embargo, lo han calificado de «indecente» y de «una burla a la abnegación de las madres».

Corinne Maier ha publicado en Francia #MeFirst: Manifeste pour un égoïsme au féminin. Foto: Getty

La escritora se toma estas críticas destructivas como síntoma del miedo de algunos a que las mujeres aspiren a la verdadera igualdad. Pese a lo que los mismos sostienen, estamos lejos de conseguirla: un 79% de las europeas, con o sin hijos, continúan cocinando y ocupándose de la mayoría de las tareas de casa diariamente, frente a un 34% de los hombres. Si hablamos de cuidados o tiempo libre, las estadísticas son aún más descorazonadoras.

Con toda la lógica, Maier se pregunta en su libro por qué después de dos siglos de feminismo con sus incontables olas continuamos en esta lamentable situación: relegadas a la intendencia familiar. Y concluye que tanto la pareja como el matrimonio son un mal negocio para las mujeres, una trampa que las atrapa en la maternidad y la feminidad tradicional, valiéndose de las correas de la empatía, esa cualidad construida socialmente como inherentemente femenina que nos esclaviza. ¿Por qué no son ellos los empáticos?

«Las niñas y jóvenes no son entrenadas para defenderse ni en términos verbales: no saben cómo desenvolverse en los ambientes hostiles que les esperan, cómo desarrollar su discurso sin ser interrumpidas o cómo reclamar el liderazgo de un grupo», explicó Maier a 'The Telegraph'. «Todo en nombre de la empatía, una cualidad que termina siendo muy conveniente para los hombres».

La institución del matrimonio es demolida en los mismos términos por Corinne Maier, como un contrato que siempre beneficia a los mismos. De hecho, las estadísticas insisten en señalar que casarse va en claro detrimento de las mujeres a todos los niveles. Incluso en lo que a esperanza de vida se refiere: las casadas mueren antes que las solteras. Maier, sin embargo, lleva casada 32 años. «Creo en el amor y disfruto de mi matrimonio. Pero vivimos a 1.000 kilómetros de distancia, yo en Bruselas y él en el sur de Francia. Tomamos la decisión por motivos profesionales, pero a la larga se ha demostrado el arreglo más placentero para ambos», desveló la escritora.

Corinne Maier invita a las mujeres a ser descuidadas, negligentes y perezosas. O cometer errores, olvidarse cosas y dejar de planificar. A minimizar el tiempo que dedican a los otros miembros de la familia y a dejar de preocuparse por si sus hijos alcanza su máximo potencial. De hecho, propone un término, ' babywashing', para denunciar esa idea, de nuevo construida para atrapar a las mujeres, que sostiene que estas alcanzan su máxima felicidad y su existencia más enriquecedora cuando son madres. Creer algo así, sostener algo así, es aniquilar las múltiples y gozosas dimensiones que se reúnen en cada mujer. Ni más ni menos que las que hacen a un hombre.

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