Lady Victoria Starmer, la primera dama del Reino Unido que es fan de Taylor Swift, copia a Kate Middleton y almuerza con los Clooney

Dos detalles hablan de la hiperdiscreción −o el evidente gusto por el misterio− que caracteriza a Keir y Victoria Starmer, los dos nuevos inquilinos del 10 de Downing Street después de que el político laborista consiguiera, la semana pasada, una victoria histórica en las urnas para la formación progresista terminando, de paso, con 14 años de gobierno conservador en el Reino Unido. El primero: nadie conoce con exactitud la edad de lady Victoria Starmer, Vic o Vicky para su círculo más íntimo y a la que ya le han llovido las comparaciones con Kate Middleton .

Su página de Wikipedia (que no existía hasta la semana pasada) especula con dos posibles fechas de nacimiento: 1973 o 1974. Es decir, entre 49 y 51 años. Se sabe, eso sí, que el matrimonio tiene dos hijos, un chico de 15 años y una chica de 13. Sus nombres, sin embargo, no han trascendido a la prensa. Starmer se refiere a ellos de manera metódica como «mi chico» y «mi chica». Ella nunca ha concedido una entrevista. Sobra decir que no hay fotos de familia. Ni, por supuesto, se les espera. Así de esquiva es la nueva primera dama del Reino Unido.

Pero su anonimato es ya cosa del pasado. No hay más que echar un vistazo a la prensa británica para comprobar el interés que la mujer de Keir Starmer ha despertado. Su estilo sofisticado, sencillo, sin excesivas complicaciones y más arriesgado en los colores ( le encanta el rojo laborista) que en las siluetas, ya se ha cotejado con los looks royal de Kate Middleton . Quizá porque la marca británica ME+EM, que también ha lucido la princesa de Gales, es una de sus favoritas.

Más allá de las conferencias laboristas, Starmer apenas había asistido a actos públicos antes de la última campaña, en la que tampoco se ha prodigado en exceso salvo por un mitin, el habitual paseíllo del candidato y su consorte ante las urnas y el inevitable banquete de estado en Buckingham Palace en honor a los emperadores Nahurito y Masako .

De hecho, hasta el mismo día de las elecciones muchos británicos ni siquiera le ponían cara y como contó su marido en mayo, su intención es conservar su trabajo como terapeuta ocupacional en un hospital perteneciente al Sistema Nacional de Salud situado en el barrio de Candem.

Nacida en una familia judía (sus abuelos llegaron al Reino Unido desde Polonia antes de la Segunda Guerra Mundial), creció en el acomodado barrio londinense de Gospel Oak, estudió Derecho y Sociología en la Universidad de Cardiff y después de convertirse en la presidenta del sindicato de estudiantes y trabajar como voluntaria en la campaña de Tony Blair de 1997, empezó a ganarse la vida como procuradora. Y así es como conoció a Starmer.

Fue a principios de los 2000 y su primer contacto fue telefónico. Él, abogado de profesión, le llamó para comprobar los datos de un documento que ella había elaborado para un proceso judicial en el que ambos trabajaban. La llamada fue tensa. Antes de colgar, Starmer escuchó como ella murmuraba: «¿Quién demonios se cree que es?».

Starmer le pidió matrimonio durante unas vacaciones en Grecia sin haberlo pensando antes ni haberle comprado un anillo. Se casaron en 2007 y viajaron a Amalfi en su viaje de novios. Starmer ha definido a su mujer como una mujer «con los pies en la tierra, atrevida y divertida, además de guapísima».

El nuevo primer ministro ha reconocido que su mujer nunca quiso que entrara en política y hubiese preferido que siguiera siendo un «abogado con un salario razonable» y una vida familiar discreta. Muy conocida entre los círculos de madres de Camden, el barrio en el que residían hasta el viernes, quienes la han frecuentado se han deshecho en elogios sobre su buen carácter y su magnífico sentido del humor en los perfiles que todos y cada uno de los medios británicos han escrito sobre ella. Los mismos que han destacado que ella también es una swiftie y asistió al concierto que Taylor Swift dio en Londres hace apenas unos días.

Pero más allá de esa apacible vida de barrio, los Starmer también frecuentan a algunos de los vecinos más famosos de la ciudad. Por ejemplo, George y Amal Clooney , con los que la pareja almorzó y compartió conversación y copas en su casa Reading después de que el político se convirtiera en el líder del partido laborista en 2020.

La prensa británica ya vaticina que Starmer podría reinventar con su actitud y su estilo el papel de primera dama del Reino Unido. Efectivamente, nadie antes que ella había intentado pasar tan desapercibida en una campaña: ni la influyente Cherie Blair ni la fashionista Samantha Cameron ni la polémica Carrie Johnson ni tampoco la efímera (y multimillonaria) Akshata Murthy . De momento, Victoria Starmer sigue siendo, simplemente, terapeuta ocupacional. Ahora, con residencia en el icónico 10 de Downing Street. Continuará…