Cómo se enamoraron Pedro Sánchez y Begoña Gómez: de las reticencias de ella al cepillo de dientes definitivo

Este miércoles hubo un terremoto político muy inusual con la publicación de una carta a la ciudadanía en la que Pedro Sánchez anunciaba que cancelaba su agenda pública durante cinco días a la espera de tomar la decisión de seguir como presidente del Gobierno o dimitir. Sin embargo, lo que no se pasó por alto es que daba especial énfasis a su historia sentimental con su mujer, Begoña Gómez , quien mantiene una excelenter relación con su suegra, como se pudo constatar cuando se las fotografió en el Congreso de los Diputados .

El presidente Pedro Sánchez subrabaya que era un hombre profundamente enamorado y que no estaba dispuesto a consentir los ataques que estaba recibiendo su mujer, Begoña Gómez. Conviene recordar que esa mañana saltaba la noticia de que se había admitido a trámite una demanda del sindicato ultraderechista Manos Limpias, el mismo que consiguió la imputación de la infanta Cristina en el Caso Nóos, que pedía investigar una serie de informaciones publicadas en medios digitales que señalaban a Begoña Gómez.

El presidente del Gobierno, que esa misma mañana había dicho en el congreso de los diputados que, incluso en días como ese seguía creyendo en la justicia, no ha hablado a lo largo de los años con demasiada frecuencia sobre su mujer, quien tampoco se ha prodigado en apariciones públicas . Sí lo hacía en Lo de Évole, en 2023, donde manifestaba algo similar a lo mostrado en esa carta a la ciudadanía: «Se han aplicado técnicas muy semejantes a las que se utilizaron con la pareja de Obama o de Macron, como decir que es transexual. Mi mujer ha sufrido ataques injustos, irreales, desproporcionados y de manera injusta».

Antes de adentrarnos en la génesis de su historia de amor, conviene recordar también cómo describía en su último libro, Tierra firme, el estado en el que se encontraba su relación de pareja: «Hoy nos consideramos afortunados de generar esta complicidad y disfrutarla. Sabemos que podemos amar sin complejos a nuestros hijos e hijas, y expresar esos sentimientos sin ser tachados de blandengues más que por gente muy carca».

Para entender mejor cómo surgió su historia de amor, nos tenemos que remontar a 2015, cuando Pedro Sánchez participó en el programa En la tuya o en la mía, presentado por Bertín Osborne . Sánchez y Begoña se conocieron en una fiesta universitaria, a principios de los 2000 y el ahora presidente del Gobierno no lo tuvo nada fácil para conquistar a su mujer.

Pedro Sánchez afirmaba que había sido «un poco bala». También recordaba a su primera novia cuando era adolescente, una italiana que se llamaba Francisca, y su periplo por Mallorca con las extranjeras. Sin embargo, cuando apareció en su vida Begoña Gómez, todo cambió. Tenía 31 años y fue un flechazo, pero se tuvo que emplear a fondo para conseguir que estuvieran juntos.

«No sabes la tabarra que le di, tuve que empeñarme mucho, me lo puso muy difícil», manifestaba el autor del libro Manuel de resistencia. Sus esfuerzos no fueron en vano y finalmente fue Sánchez quien llevó su cepillo de dientes a casa de la que hoy es su mujer, porque su piso en el barrio madrileño de La Latina estaba mejor equipado que el de él. La relación finalmente fue un éxito y siguen juntos hasta el día de hoy.

Pedro Sánchez pidió matrimonio a Begoña Gómez y se casaron en una ceremonia civil que fue oficiada por Trinidad Jiménez, quien también había casado cuando era concejala a Eduardo Madina, quien fuera rival de Sánchez en las primarias de 2014. En el momento de su boda ya habían tenido a su primera hija, Ainhoa. Así como la ceremonia fue íntima, lo festejaron después con sus familiares y amigos en el Hipódromo de la Zarzuela.

En su último libro también hablaba de cómo veía la vida con su mujer y sus dos hijas en la actualidad: «A los hombres de hoy, el feminismo nos ha dado acceso a ese universo de los afectos y a compartir con nuestros hijos y nuestras parejas momentos especiales. Con Begoña comparto la afición por el deporte, nos gusta salir a montar en bici juntos, dar un paseo por el campo... Ambos somos aficionados a leer y nos gusta conversar sobre nuestras lecturas», concluía.