Leticia Dolera estrena en Prime Video la serie 'El fin del amor': hablamos con la actriz y directora más comprometida con el feminismo y los derechos humanos

Dedicada plenamente a su faceta de directora, Leticia Dolera viajó hasta Argentina para hacerse cargo de 'El fin del amor', una serie en la que Lali Espósito es la estrella y el discurso feminista se escucha con otro acento.

Leticia Dolera lleva vestido de Jorge Vázquez y sandalias de Jimmy Choo / Fotografía: Álex Rivera / Estilismo: Almudena Carnicero

Eduardo Bravo

Leticia Dolera (Barcelona, 1981) no para, aunque hubo una época en que no fue así. «Hacia 2006 o 2007, estuve dos años en paro. Incluso me planteé abandonar la actuación porque pensaba que no valía para esto. Decidí que el casting de 'De tu ventana a la mía', de Paula Ortiz, sería el último al que iba», recuerda la actriz.

No solo consiguió ese papel, sino que desde 2009 comenzó a desarrollar una interesante y exitosa carrera como directora que, además, le aporta tranquilidad. «Aunque con el tiempo seré mejor directora y mejor actriz, con la edad me llegarán menos papeles para actuar. Es un hecho que, a más edad, menos líneas de diálogo», reconoce.

De momento, Leticia Dolera acaba de dirigir la serie 'El fin del amor' (Prime Video), mientras compagina la escritura de una nueva serie con los ensayos de una obra de teatro basada en un texto de Don Quijote de la Mancha. En ella dirige de nuevo a Celia Freijeiro, con quien ya trabajó en las dos temporadas de la exitosa 'Vida perfecta'. Además, será la obra que inaugurará el Teatro Cervantes de la Sociedad Cervantina, en Madrid.

MUJERHOY. ¿Sigue sucediendo con las actrices al pasar los 40?

LETICIA DOLERA. Los hombres con canas son sexis y las mujeres con canas son viejas. ¿De qué quieres ver una película? ¿De una vieja o de un hombre sexy? Es un tema social que no solo afecta al cine.

MH. ¿Cómo surgió la posibilidad de dirigir un proyecto ajeno, como 'El fin del amor'?

Desde que empecé a dirigir, me llegan muchos proyectos, aunque no conecto con todos. Con este, sin embargo, cogí un tren de Madrid, comencé a leer el guion y no paré hasta que llegué a Barcelona. Hablé con mi representante, tuvimos un Zoom al día siguiente con la productora argentina y, al colgar, pensé: « Creo que me voy a ir para allá».

MH. ¿Qué fue lo que le atrajo tanto de la serie?

Tuve mucha química con las productoras y guionistas, y además la historia me parecía muy interesante. La protagonista es una mujer criada en el judaísmo ortodoxo que está en una crisis de los 30 y necesita sentirse libre. Para conseguirlo, rompe con la religión y profundiza en el feminismo, pero se da cuenta de que, mientras critica las estructuras opresivas de la religión, ella se encuentra en otra estructura opresora, la de la pareja.

Leticia Dolera con jersey y pantalón de Max Mara, pendientes de Pdepaola y reloj de Panerai. / Fotografía: Álex Rivera / Estilismo: Almudena Carnicero

A partir de ahí, se pregunta: ¿necesito romper con todo esto también para poder sentirme libre? Porque, si es así, necesito que existan esas estructuras. Además, el hecho de que el punto de partida sea un ensayo de Tamara Tenenbaum, que hace preguntas pero no da nada por sentado ni mira al otro por encima del hombro, me gustó mucho.

MH. ¿Cómo ha sido la experiencia de dirigir a una estrella como Lali Espósito, una mujer con millones de seguidores a ambos lados del Atlántico?

Ha sido increíble. Lo más. Es una artista que combina la reflexión y la capacidad de análisis con una sensibilidad para entrar en contacto con las emociones que es gloria. Si la serie se ha hecho ha sido no solo gracias al talento y la iniciativa de Erika Halvorsen y Tamara Tenenbaum [la primera showrunner y ambas guionistas] sino a que Lali se ha implicado como productora en este proyecto que, todo sea dicho, no es fácil de sacar adelante en una industria audiovisual como la argentina.

MH. ¿A qué se deben esas dificultades?

Principalmente a que es una sociedad todavía más masculinizada que la nuestra. Aunque en Argentina hay un movimiento feminista muy potente, también hay un patriarcado muy fuerte. No hay más que recordar que allí el derecho al aborto se ha conseguido hace dos días. Por eso, creo que es muy importante que una actriz y cantante como Lali decida apoyar una serie como esta en la que es la protagonista absoluta.

MH. Hace unas semanas, al hilo del estreno de Cerdita, la opera prima de Carlota Pereda, usted ironizaba en Twitter sobre los prejuicios de los productores españoles cuando se trata de que mujeres dirijan películas de género. ¿Sucede algo parecido con las series?

Si algo de eso está cambiando en el cine, no es por generación espontánea, sino por las políticas públicas, que hacen que tener una mujer directora, guionista o productora puntúe más en las ayudas porque, para que una película reciba apoyo del Estado, es comprensible que tenga un compromiso social transformador e igualitario.

Una situación que, sin embargo, no se ha contemplado en la nueva Ley audiovisual que afecta a las plataformas. Se habla de las cuotas lingüísticas, pero no de cuotas de mujeres. Por eso no es raro que, mientras que sí hay películas hechas por mujeres, apenas haya series en la misma situación. El capital de los inversores tiende a ir a las zonas seguras, no hacia las que suponen un cambio.

MH. ¿Cuál es la zona de confort del capital en la industria audiovisual de nuestro país?

Las superproducciones las dirigen hombres y a las mujeres se nos confían cositas pequeñas, intimistas y monas. En otras palabras, películas que cuestan menos dinero, porque lo puedes disfrazar de lo que quieras, pero es un tema de dinero.

MH. ¿Alguna vez su compromiso feminista le ha afectado a la hora de embarcarse en un proyecto?

A la hora de emprender proyectos no, pero a la hora de tuitear, sí. Pienso: «¿Qué necesidad tengo yo de opinar sobre esto?». Hubo una época en la que no podía parar de tuitear. Coincidió con mi despertar feminista y, como no paraba de ver ejemplos de machismo, me iba a Twitter a contarlo todo. Luego, en lugar de tuitear, escribí Morder la manzana y me relajé.

Leticia Dolera lleva vestido de Jorge Vázquez y sandalias de Jimmy Choo. Fotografía: Álex Rivera / Estilismo: Almudena Carnicero

MH. Pero siguió recibiendo ataques muy agresivos.

Twitter como red social no es representativa de la sociedad. No lo usa ni un 20% de la población. El problema es que los medios de comunicación sacan titulares de Twitter y lo convierten en algo más mainstream. Por otra parte, cuando he recibido todo ese odio, he hecho el ejercicio de entender que no era contra mí. No es algo personal, es lo que los otros proyectan en ti y, además, por una ideología concreta, el feminismo. Como no me da vergüenza defender los derechos humanos, me da igual que tergiversen.

MH. ¿Habrá tercera temporada de Vida perfecta?

Por ahora no. Los personajes están en un lugar en el que creo que deben permanecer algún tiempo e incluso yo, como autora, también debo esperar. Siento que tengo que pasar por otras crisis vitales, madurar, que Celia Freijeiro, Aixa Villagrán y yo tengamos más arrugas... Es una serie que me encantaría retomar dentro de 10 años.

MH. Es una actitud muy honesta y respetuosa con la serie y los espectadores, pero ¿es rentable como creadora?

Es cierto que, cuando ya se ha afianzado una serie, es cuando empieza a ser rentable. Con una tercera temporada me podría forrar, pero ahora no sabría dónde llevarla. Es una serie en la que lo importante no es tanto la trama como la vida en esencia, las relaciones humanas. A estas chicas que acaban de vivir una crisis tan fuerte no les puede venir otra, tienen que asentarse.

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