dinero de familia El misterio sin resolver de la heredera de L'Oréal, la mujer más rica del mundo: austera, intelectual, religiosa y esquiva, así es Françoise Bettencourt Meyers

La heredera del imperio L'Oreal es dueña de una fortuna de 74.800 millones de dólares, que le legó su madre, la controvertida Liliane Bettencourt, con la que mantenía una conflictiva relación.

Francoise Bettencourt-Meyers, la nieta del fundador de L'Oreal, en 2011. / afp / getty

Ixone Díaz Landaluce
Ixone Díaz Landaluce

Si las mujeres más ricas del mundo tuvieran un club secreto, sus estatutos lo dejarían claro desde el primer párrafo: no conceder entrevistas, no posar para los fotógrafos más que lo estrictamente necesario, no hacer declaraciones. En definitiva: alimentar siempre el misterio. Para predicar con el ejemplo, la mujer más rica del mundo, Françoise Bettencourt Meyers, no solo cumple con todos y cada uno de los mandamientos sino que, haciendo valer la jerarquía, es la más misteriosa de todas seguida, muy de cerca, por otras multimillonarias esquivas como Alice Walton (la segunda más rica), Julia Koch (tercer puesto), o Mackenzie Scott (cuarta en el ranking, aunque se ha comprometido a donar la mitad de su fortuna) .

Nieta del fundador de L'Oreal Eugène Schueller, empezó a figurar en la lista de las más ricas tras la muerte, en 2017, de su madre, Liliane Bettencourt. Su conflictiva relación podría inspirar un culebrón de varias temporadas.

La tensa relación con su madre, Liliane Bettencourt

Primero, fue una infancia marcada por el miedo a un secuestro y la consiguiente sobreprotección. Después, una boda (la de Françoise con Jean-Pierre Meyers) que incomodó a la familia por tratarse del nieto de un rabino asesinado por los nazis, un tema delicado porque su padre (exministro de De Gaulle) también había sido colaborador de Hitler.

La religión también fue un punto de fricción entre madre e hija. Aunque educada en la religión católica, Françoise se convirtió al judaísmo después de su boda. Sin embargo, el auténtico cisma entre ellas no llegó hasta 2008. El escándalo ocupó las portadas de todo el mundo. En el centro de todo, como ocurre hasta en las mejores familias, el dinero. En concreto, los 1.300 millones de euros que durante años Liliane Bettencourt fue regalando en donaciones y otros conceptos al fotógrafo François-Marie Banier.

En la batalla judicial, que terminó con Banier entre rejas, Françoise Bettencourt Meyers intentó que su madre fuera declarada mentalmente incompetente. Como resultado, la relación entre ellas se rompió de manera definitiva. Seis años antes de morir a los 94 años, Liliane confesó que no mantenía ninguna relación con ella. Y que no quería recuperarla.

Liliane Bettencourt y François Marie Banier en 1992. Images) / eric robert / getty.

La fortuna de Françoise Bettencourt Meyers

Bettencourt Meyers, que forma parte del consejo de administración del imperio cosmético desde 1997, controla todavía el 33% de las acciones de L'Oreal, que se traducen en un patrimonio de alrededor de 74.800 millones de dólares, la decimocuarta fortuna del planeta. Y sin embargo, se ha ocupado de alimentar una reputación de persona austera, alérgica al lujo y la extravagancia.

Lectora voraz desde que era una niña y formada como pianista, ha escrito y publicado varios libros sobre estudios bíblicos y dioses griegos, pero también sobre la relación entre la fe cristiana y la judía.

Su otra ocupación consiste en dirigir la Bettencourt Schueller Foundation, que desde su creación ha financiado más de 1.000 proyectos relacionados con las ciencias y el arte y que, en 2019, donó 226 millones de euros a la restauración de la icónica Notre Dame.

De su vida privada apenas se conocen detalles. Sigue casada con Jean-Pierre Meyers, con el que tiene dos hijos Jean-Victor, miembro también del consejo de administración de L'Oreal, y Nicolas Meyers. Y sigue sin dar entrevistas ni dejarse ver más que lo imprescindible mientras alimenta el misterio sobre quién es exactamente la mujer más rica del mundo.