Vestido de Alexander McQueen y anillo de Pomellato. / Fotografía: jonathan Segade / Estilismo: sara fernández castro

Hablamos con Nuria Rothschild, una de las modelos españolas con más éxito internacional: «No tengo ninguna meta, pero tampoco sé lo que haré la semana que viene»

Debutó desfilando para Saint Laurent después de que la descubrieran paseando por la calle Fuencarral de Madrid. Hoy, Nuria Rothschild es una de las modelos españolas de más éxito internacional. Y lo que le queda...

Cuando llegaba la Navidad a casa de Nuria Rothschild (Móstoles, 1998), los padres, los abuelos y también la perrita de la modelo sabían que el Belén sería prácticamente viviente. «Me recuerdo siempre jugando con las figuritas, haciendo que los Reyes Magos avanzasen y sobre todo interactuando con los animalitos, que siempre me han encantado. ¡Yo quería ponerlo ya en octubre!», cuenta riéndose. Este año, el primero que pasa en su recién estrenada casa, duda sobre si podrá continuar esa tradición. «Dependerá mucho de si tengo muebles», dice sin poder evitar que le entre la risa.

«Seguro es el árbol, porque dejé guardadito con los adornos el que tenía de pequeña para cuando me independizase». También incorporará unas cuantas bandejas de galletitas navideñas, siguiendo la receta que le enseñó el año pasado la madre de su novio, un ingeniero informático al que conoció en el pueblo extremeño de sus abuelos, Villamil, y con el que sale desde los 16 años.

Dice «literal» tanto como cualquiera de su generación, pide a Saúl Craviotto que le grabe un audio saludando a Pedro, su padre –«Es súper fan tuyo, lleva todo el día pidiéndome un autógrafo o algo», cuenta Nuria–, y se comporta con una naturalidad que se confunde con el numeroso equipo convocado para este reportaje. Sin embargo, es una de las modelos españolas más solicitadas del momento.

Le cuesta calcular cuántos días ha pasado en 2022 fuera, aunque sí lleva la cuenta de las maletas que no han aguantado tantas idas y venidas. «Tenía cuatro y se me han roto tres. Una fue por el asa, a otra se le rajó la tela y a la última se le chafaron las ruedas por el peso. Pasé un día entero arrastrándola por Milán de un lado a otro, de la estación al aeropuerto. Al llegar a casa, dejó de existir», recuerda.

Descubierta mientras paseaba por la madrileña calle Fuencarral, desde que debutó desfilando para Saint Laurent, en 2016, se ha subido a la pasarela en colecciones de Stella McCartney, Victoria Beckham, Dior, Dolce&Gabbana, Gucci y prácticamente todas las firmas relevantes de la industria de la moda. Aunque colaborar con todos esos diseñadores asegura que le ha impresionado, atesora en especial un fugaz encuentro con Karl Lagerfeld. «Fue muy amable y el simple hecho de saludarle ya me pareció increíble», comparte.

Quizás porque es algo parlanchina y de naturaleza curiosa –«y no me da vergüenza casi nada», añade–, disfruta de las horas muertas en desfiles y sesiones de fotos. «No tengo problemas en ir a cualquier sitio sola, es algo habitual en este trabajo. Y me encanta conocer otros puntos de vista, la vida desde diferentes perspectivas», razona para adentrarse en una reflexión que remata con una afirmación tan sencilla como meditada: «El mundo es muy amplio».

Entre un amplio espectro de intereses, que va desde los festivales de música electrónica a la pintura o la edición de vídeo que aprende gracias a tutoriales de YouTube, a la modelo no le cuesta encontrar una motivación para el día que dé por finalizada esta etapa. «A pesar de ser muy joven, ya no lo soy tanto para este trabajo», afirma. «Obviamente, me sigue gustando viajar, desfilar en las semanas de la moda, y ojalá siga ocurriendo durante mucho tiempo, pero no tengo una meta, ni un propósito para el año que viene».

Sorprendentemente, su agenda para 2023 tampoco está cerrada. «No sé lo que voy a hacer la semana que viene, los trabajos van surgiendo y no sé dónde estaré». Solo hay una cosa segura: Nuria Rothschild necesitará unas maletas nuevas.

Maquillaje y peluquería: Paula Soroa (TEN Agency). Ayudante de fotografía: Sheila Velasco. Ayudante digital: Dani Caparrós. Ayudante de estilismo: Lucía Bustillo. Agradecimientos: Rosewood Villa Magna, Bacana Communications y Las Brasas de Castellana.

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