Los escándalos de Olivia Cooke, de La casa del dragón: rodaje con resaca, un diente roto y un fracaso en Star Wars

Olivia Cooke, la actriz que interpreta a la emblemática Alicent Hightower en La casa del dragón, ha pasado todo tipo de aventuras hasta enfundarse en los vestidos medievales. Para llegar a formar parte del casting de la precuela de Juego de tronos que cuenta la historia de la familia Targaryen , la actriz ha tenido que disimular una resaca, esconder un diente quebrado o soltar dos mentirijillas en el casting, entre otros acontecimientos.

Con todo, fue una de las candidatas favoritas de la secuela de Star Wars: El despertar de la fuerza. Según The Wrap, la elección estaba entre Tatiana Maslany (Orphan Black), Gina Rodriguez (Jane the Virgin) o ella, pero finalmente se decantaron por Daisy Ridley.

Sus decisiones y su inistencia la alejaron de las espadas láser pero la acercaron a los dragones. La británica de 28 años aparece por primera vez en el capítulo seis, cuando las actrices Millie Alcock y Emily Carey se despiden de los papeles de Raenyra Targaryen y Alicent Hightower. Los personajes crecen y dan paso a Emma D' Arcy y Olivia Cooke, dos mujeres que se prepararon para un trabajo que catapulta a cualquier profesional.

Olivia Cooke tenía claro que quería superar cualquier expectativa y se atrevió a inventar cuando le preguntaron si había visto la famosa serie inspirada en las novelas de George R.R. Martin. Dijo un sí rotundo, aunque no había visto ni leído nada sobre la saga. «Me resisto a las cosas que son populares, pero en mi propio detrimento, porque es realmente buena», ha llegado a reconocer. También afirmó que sabía montar a caballo, otro de los requisitos que le pidieron y que en esos momentos no cumplía.

A pesar de no saber nada de Alicent Hightower, su casting impresionó y ella se convirtió en tiempo récord en una de los millones de fans de la serie. Siempre tuvo claro que se entregaría a su pasión. No consiguió asustarla ni la depresión que sufrió con 22 años, cuando se fue a Canadá para grabar Bates Motel. Según comentó en The Observer (en The Guardian), pasaba demasiado tiempo en su apartamento de Vancouver y solo se ponía frente a las cámaras cada dos semanas.

Se le juntó todo; estar lejos de su familia; no haber parado desde sus 18 y la más grave, la soledad. «Fue muy malo, horrible, de hecho», reconoció. Aun así, disimuló, trabajó y desde 2019 aprendió poco a poco a disminuir la ansiedad.

La actriz de Vanity Fair, Ouija y Sound of Metal logró el papel ansiado, un pase directo a la fama. Lo siguiente era encarnar a uno de los personajes más esperados de La casa del dragón. Y empezó mal.

Primero, porque antes de grabar se dio cuenta de que tenía un diente quebrado, y se podía ver un poco su lengua con la boca cerrada. El segundo inconveniente era pasajero, pero muy desagradable para su primera jornada: tenía resaca. El día anterior había estado en el podcast Life's a Beach del cómico inglés Alan Carr. Ella estaba muy entusiasmada y decidió llevar una botella de vino como gesto. Según contó al presentador Jimmy Kimmel, una cosa llevó a la otra, se quedaron hablando sobre cotilleos... Y cayó alguna copa de más.

«No recuerdo llegar a casa. Recuerdo que agaché la cabeza para recogerme el pelo y hacerme una coleta, y después caí muerta», se sinceró Olivia Cooke. Al día siguiente, lo que iba a ser un rodaje relajado que empezaba a las 11 de la mañana, acabó por convertirse en horas de sufrimiento.

Esas trabas del principio las superó por sus dotes interpretativas (sus compañeros no se enteraron de que estaba con malestar hasta que ella misma lo ha hecho público). La actriz reveló al Women's Wear Daily que el personaje le pareció muy interesante: «Ella es un producto del patriarcado, y se enorgullece de ello. Es tradicionalista y cree en el orden y en gobernar el reino como siempre se ha hecho».

Cooke reconoció que Alicent Hightower se agarra a ser conservadora, mientras ella es a «progresista acérrima». Sus diferencias la han acompañado en el proceso e incluso los showrunner, Ryan Condal y Miguel Sapochnik, le aconsejaron que se inspirara en «una seguidora de Trump».

Ella confesó que ignoró esta recomendación. «Simplemente no quería darles a los seguidores del ex presidente más espacio mental del que ya tenían», contó durante una entrevista con EW. Su objetivo era la desprender la independencia que no tiene Alicent Hightower. Quiso hacer suyo el personaje.