ENTREVISTA

Patricia Arozamena, emprendedora: «Soy una friki del emprendimiento; hoy es una tienda de ropa, pero mañana puede ser un restaurante»

Patricia Arozamena estudió Ingeniera Aeronáutica, pero ha terminado volando alto en el mundo de la empresa. Empezó hace cuatro años con una coqueta boutique y va ya a por la tercera. ¿Su fórmula? Ropa casual de mujer que parece cara sin serlo.

Patricia Arozamena es CEO de la firma de moda ONCE28. / CORTESÍA ONCE 28

Ángeles Castillo
Ángeles Castillo

Patricia Arozamena (Madrid, 1994) es una emprendedora nata. Estudió una carrera de altos vuelos, nada menos que Ingeniería Aeronáutica, pero encontró en el territorio de la empresa su hábitat natural. Hasta ella misma se sorprende de cómo se ha adaptado a estos mundos su mentalidad. De hecho, está a los mandos de ONCE28, la marca de moda y complementos para mujer que creó en Madrid a sus 27 años. Ropa casual y elegante que parece cara y no lo es.

Atención, además, porque el ONCE28 de su firma no es una fecha biográfica a recordar ni la misteriosa dirección postal de la última novela noir. Se trata de una cita bíblica. Concretamente, el capítulo 11 versículo 28 del evangelio según San Mateo, donde reza: «Venid a mí todos los que estáis cansados y agobiados, y yo os aliviaré». Para Patricia Arozamena, estos dos números son mucho más que el nombre en mayúscula de sus tiendas, que, dicho también a la manera evangélica, están a punto de crecer y multiplicarse. A las de San Agustín de Guadalix y Moraleja Green se va a sumar en breve una tercera en otro centro comercial.

Lo de la moda fue cosa del azar. A Patricia lo que le gusta, según nos cuenta, «es dedicarme a algo mío, el mismo hecho de emprender». ¿Sus aficiones? El campo, la equitación, los animales y el deporte . Aunque «como todo empresario -matiza-, no tengo mucho tiempo libre». A partir de aquí hemos tirado del hilo para hilvanar esta conversación.

MUJER HOY. ¿Te defines como emprendedora?

PATRICIA AROZAMENA. Sí, no soy una loca de la moda que quería emprender. Es al revés. Yo no era una de esas niñas que soñaba con dedicarse a la moda sí o sí. Te diría que me apasiona, me encanta y me motiva muchísimo el tema de la empresa, gestionar y demás. Estudié Ingeniería Aeronáutica, que no tiene nada que ver, pero sí creo que esa formación me ha dado la capacidad de optimizar procesos y lograr una gestión más clara. Me considero hasta un poco friki del emprendimiento porque me fijo en cosas en las que no es normal fijarse. Me gusta la moda y tiré por ahí. Pero, vamos, que si el día de mañana me ves abriendo un restaurante , no sería raro.

¿No echas de menos la ingeniería?

No, me gusta y tengo recuerdos buenos del tiempo que he trabajado en el sector, pero ahora estoy feliz. Alguna vez lo he comentado en casa. Si en estos momentos me llamaran para ofrecerme el doble de lo que estoy ganando con mi empresa, no me iría. Lo que hago es lo que me llena en la parte profesional, lo que me motiva.

¿Cómo llegaste al mundo de la moda?

Siempre había tenido la inquietud de emprender y un día se me presentó la oportunidad. Una chica cuyos padres tienen una firma importante de moda me contó cómo funcionaba, lo vi interesante y me lancé invirtiendo unos ahorros. Escogí un local pequeñito en San Agustín de Guadalix, que soy de allí, y durante seis u ocho meses estuve compaginando el trabajo en el que estaba con la tienda de moda que había abierto. Después ya decidí dedicarme únicamente a esto, y un año más tarde abrimos en Moraleja Green.

Ropa casual, versátil y muy asequible

¿Cómo definirías la ropa de ONCE28?

Es ropa casual por lo general, pero también bastante versátil, porque una falda o un vestido bien combinados pueden valerte para un evento, así que les puedes dar mucho uso. Es muy de tendencia, bastante asequible, con un tique medio muy bueno, y la verdad es que a la gente le gusta. Trabajamos con stock reducido y tenemos mucha rotación. Cada 15 días sacamos prendas nuevas, por lo que siempre hay cosas diferentes.

Patricia Arozamena abrió su primera tienda en San Agustín de Guadalix. / CORTESÍA

Más allá de lo empresarial, ¿te involucras en la parte del diseño?

Sí, porque al final es lo que te hace único y en lo que más puedes destacar. También le doy mucha importancia al tejido, que sea agradable, que sea bueno, que te dure. Cada vez me estoy centrando más en el diseño porque me hace muchísima ilusión ir por ahí y decir: «Eso es mío». Al final, las prendas son como hijos: trabajas mucho en ellas y cuando las ves por la calle te resulta algo único. O cuando tus amigas te mandan fotos y te dicen: «Mira, he visto esto y esto y esto».

En un mundo cada vez más digital, habéis apostado por el concepto tienda. ¿Es otra de vuestras bazas?

Nosotros lo hemos hecho al revés de lo que se tiende a hacer ahora. Abrimos la primera tienda y un año después, en septiembre de 2022, la segunda, y estamos en vías de inaugurar una tercera. Además, cuando teníamos la segunda consolidada, nos metimos en el comercio online. Ahora mismo, la facturación de nuestras tiendas físicas es mucho más alta, pero poco a poco también nos estamos adentrando en lo digital, y estoy contenta con el resultado.

Es de imaginar entonces que tenéis una clientela fiel.

Tenemos nuestras clientas, porque ellas saben que la rotación es alta y el estocaje pequeño. Entonces sienten el ahora o nunca: «Me lo voy a llevar porque quizá vengo la semana que viene y ya no está». Y es que hay cosas que ya no vuelven porque, a lo mejor, el estampado es un trozo de un tejido del que no quedaba mucho. Solemos servirnos de estos recursos para poder ajustar los precios. La producción no es muy grande y hemos encontrado ahí un punto a favor.

Moda para madres e hijas, de 18 a 50 años

¿Cuál es el perfil de vuestras clientas?

Tenemos un rango amplio. Es la típica ropa que le coges a tu madre; esa blusa suya tan mona. La lleva la niña y bien, pero la lleva la madre y también. Porque la mayoría de las veces se la compra la madre y la hija tira de ella, que eso lo hemos hecho todas, yo la primera. De edades, te diría que entre 18 y 50 años . A lo mejor hay un estampado un poquito más arriesgado, pero por lo general son prendas muy básicas con algo especial. Las clientas repiten, y eso me hace mucha ilusión. En La Moraleja, por ejemplo, hay un Zara gigante al lado. Entran y te dicen: «Pues si es un estampado mono, prefiero comprármelo en este tipo de tiendas porque en Zara lo lleva luego todo el mundo».

Un mono en denim de la colección de ONCE28. / CORTESÍA

¿Qué tienen vuestras tiendas que no tengan las demás?

Pues yo no había caído, pero un día me dice una amiga: «Pati, es que tú pasas por la tienda y te da el aspecto de que va a ser cara por cómo está puesta, por la decoración, la iluminación». Tú la ves y dices: «Qué bonito, pero aquí no puedo ni entrar». Y luego te fijas y te das cuenta de que las prendas están bien de precio, pero como te lo esperabas muy caro, te parece todavía más barato y te da un alegrón.

Esto quiere decir que habéis cuidado mucho el interiorismo.

Sí, nos hemos fijado en otras tiendas, en lo que nos gustaba y lo que no. Algo que cuidamos mucho es la gente que las atiende, para que vayas y te traten bien. Que estén ahí contigo, se centren en ti y te hagan sentirte especial, porque al final vas a una tienda grande, pides una talla, te la dan y ya está.

¿Por qué ONCE28?

Es un versículo de la Biblia. Es Mateo 11,28, que dice: «Venid a mí todos los que estéis cansados y agobiados, y yo os aliviaré». Es algo que yo siempre he tenido muy presente. Tanto mi entorno como yo somos gente muy creyente, muy practicante, y lo encuentro como un descanso.

Al final se crea misterio.

La gente se acostumbra y puede que piensen que es una fecha. Tampoco le dan muchas vueltas. Pero si que hay quien te lo pregunta.

Dos tiendas ya y creciendo, ¿hasta dónde piensas llegar?

Estamos a nada de firmar un contrato con un centro comercial muy similar a Moraleja aquí en Madrid. Hoy por hoy me siento más cómoda en el crecimiento a través de tiendas físicas porque es lo que ya he hecho, lo que me funciona bien y lo que me gusta. Pero soy muy consciente de la importancia que tiene, y cada vez más, el comercio online y de que la gente recurre mucho a eso. También he decidido apostar por ello. Hemos creado un departamento nuevo de marketing con una persona que lleva la comunicación y una empresa que nos ayuda con el posicionamiento y demás, pero eso lo delego. Lo mío es la apertura de puntos de venta físicos.

De hecho, cada vez se valora más la venta más cercana y todo lo local.

Yo necesito ir y tocar, ver y probarme. Esto es como comer o quedar a comer. Entre semana comes por necesidad y el fin de semana sales a comer, aunque comer sea lo de menos. Vas por socializar y por un montón de cosas más. Con las compras pasa lo mismo. Puedes comprar porque necesitas vestirte y puedes tomártelo como salir, darte un paseo, ver escaparates, entrar en la tienda y poder tocar la ropa. Es una experiencia más allá del hecho de vestirte.