BLANCO Y NEGRO

Este es el fotógrafo favorito de Marta Ortega que retrata de esta curiosa forma a mujeres poderosas y famosos del arte

Están Marlene Dietrich, Saint Laurent y Picasso. Pero también hay mucha moda, algún que otro delirio creativo y no pocos personajes anónimos. Es el mundo creado por el ojo de Irving Penn. Marta Ortega ha traído su obra a la cada vez más artística A Coruña.

THE IRVING PENN FOUNDATION

Ángeles Castillo
Ángeles Castillo

«La cámara siempre me ha producido un gran asombro. La admiro por el instrumento que es, en parte Stradivarius, en parte bisturí». Las palabras son de Irving Penn (1917-2009) y definen su trabajo a las mil maravillas. En parte sublime recreación artística, en parte pura y dura realidad. Ahora tenemos la fortuna de verlo colgado de las paredes de la Fundación MOP en A Coruña. No es casualidad. Está entre las predilecciones de la siempre a la vanguardia Marta Ortega, musa de la elegancia .

Lo vimos con Helmut Newton, Steven Meisel y Peter Lindbergh , que ya desfilaron con sus obras por esta zona portuaria, ahuyentando la mediocridad y por cortesía de la hija de Amancio Ortega . De paso alumbrando una ciudad cada vez más resignificada. Como hace la Torre de Hércules, el faro más antiguo del mundo en funcionamiento, desde hace más de 2.000 años. Hasta el 1 de mayo hay tiempo para ver las hechuras de estas creaciones fotográficas de ayer que tanto nos impactan hoy.

La exposición se llama Irving Penn: Centennial, y está pensada para gente de todas las generaciones. La misma Marta Ortega le daba la bienvenida en el Muelle de la Batería: «En manos de Penn, lo cotidiano se convierte en extraordinario y revela la profunda belleza de la sencillez. Su trabajo consiste en algo más que capturar momentos; capta la esencia de sus sujetos y nos invita a ver el mundo de otra manera». La presidenta de Inditex , tras cantar las alabanzas del hermoso y legendario enclave gallego, añadía: «Su perdurable legado reside en la capacidad de sus fotografías para estimular nuestra imaginación cada vez que las vemos».

Salta a la vista que Irving Penn es uno de los grandes. Se goza con su manera de ensanchar los límites del blanco y negro poniendo sobre las cuerdas cualquier convencionalismo. Igualmente con su infinita audacia para embarcarse en la experimentación, su rotunda apuesta por el minimalismo y su celebrada maestría en el laborioso proceso de impresión. Desde la Fundación Marta Ortega Pérez destacan que «poseía el don poco común de insuflar a sus fotografías un aire de atemporalidad y una rica profundidad narrativa».

Marlene Dietrich, New York, 1948. / / THE IRVING PENN FOUNDATION

Qué tiene Irving Penn que atrae tanto a Marta Ortega

Su talento y su genialidad quedan al descubierto en los retratos de estrellas del cine como Marlene Dietrich o Audrey Hepburn . O de diseñadores de la talla de Yves Saint Laurent , Gianni Versace o Issey Miyake. También pisan fuerte en su mundo escritores y artistas tan icónicos como Joan Didion , Truman Capote, Salvador  Dalí, Zaha Hadid o su propio colega Richard Avedon. Reina una sobriedad que resulta monacal, como reinventando el glamour, exaltándolo sin exacerbarlo. Era casi un pintor y fue sobre todo un artesano.

Sin embargo, estos personajes de las alturas no le hacían desviar la mirada de la gente de a pie. Al contrario, de aquellos cielos bajaba a esta tierra. Para fotografiar a vendedores callejeros y nativos de Dahomey (actual Benín), Cuzco (Perú) y Nueva Guinea, o «donde fuera que su incansable espíritu igualitario lo condujera», subrayan los organizadores. Algo que sembró polémica y le convirtió en incomprendido.

Hay además exquisitos desnudos, bellos estudios florales, evocadoras naturalezas muertas e insólitos bodegones de colillas o vasos de plásticos deconstruidos que él elevaba a la categoría de museo. Siempre desafiando las reglas en un juego sin fin y con una acusada atracción por lo efímero y la complejidad de la condición humana. Tal vez un modo de filosofar fotografiando.

Picture of self, Cuzco, 1948. / / THE IRVING PENN FOUNDATION

Irving Penn, muy de moda y en la moda, fue un colaborador habitual de la revista Vogue durante décadas. Tiempo más que de sobra para revolucionar la fotografía al retratar a las y los modelos sobre fondos neutros para hacer brillar los tejidos, los gestos y la expresión. El protagonismo iba a parar a las prendas salidas de los talleres de Balenciaga o Dior y a la gracia natural de quienes las llevaban. Un plantel en el que sobresalía la sueca Lisa Fonssagrives (1911-1992), la primera supermodelo y su esposa.

«Su trabajo en el mundo de la moda no solo redefinió el género, sino que también estableció nuevos estándares de excelencia artística y técnica», dicen desde la Fundación MOP. Aproximándose al universo fashion y todo su esplendor, pero con su particular rigor analítico. Cerca pero lejos. «Así fue como hizo de la alta costura un arte intemporal», agregan.

Del Met de Nueva York a la Batería de A Coruña

Marta Ortega lo sabe y lo ensalza en esta exposición organizada por The Metropolitan Museum of Art y The Irving Penn Foundation para celebrar su larga y ancha carrera por todo lo alto. Desde que comenzó en el declinar de los años treinta hasta los albores del siglo XXI. Un total de 175 piezas que «reflejan la prolífica trayectoria de Penn en el campo de la fotografía». Por supuesto, es la retrospectiva más completa del genio mostrada hasta la fecha en España. Solo hay que mirar. Moda, modelos, escarceos artísticos y la crónica social y cultural de su tiempo.

Una imagen de la exposición Irving Penn: Centennial. / / FUNDACIÓN MOP

Irving Penn: Centennial se estrenó en el Metropolitan de Nueva York en 2017 con Jeff L. Rosenheim de comisario. Entonces se conmemoraba su centenario, de donde centennial. El conservador jefe de fotografía del Met, donde lleva trabajando 37 años, también viajó a Coruña para la inauguración. Y, por cierto, cayó rendido ante el encanto de la Batería coruñesa y no pudo sino clavar la mirada en «ese espacio en el puerto con toda esa gente del mar trabajando de fondo».

La muestra, desde luego, es una invitación a mirar el mundo con ojos nuevos. Los que te pone la fotografía cuando se comporta como una de las bellas artes. Auspiciada igualmente por las hijas de Zeus y Mnemósine, las musas. A orillas esta vez del Atlántico, por lo que sopla un aire doblemente literario. Cerca de un muelle siempre hay barcos. Todo muy Irving Penn.

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