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Philippe Starck, el diseñador de los 10.000 proyectos: «La sostenibilidad no es una elección, es un deber»

Con 74 años y más de 10.000 proyectos firmados, el gran mago del diseño mira hacia el futuro con una única bandera: la sostenibilidad.

Philippe Stark / Joel Saget

María José Barrero
María José Barrero

Cualquier cosa que se pueda crear, desde una simple botella de agua a un módulo para la estación espacial internacional, ha pasado ya por la imaginación, primero, y el lapicero, después, de Philippe Starck (París, 1949). Más de 10.000 diseños, muchos convertidos en iconos , llevan la firma del arquitecto, diseñador, ingeniero industrial, director artístico e inventor francés, que se define como un creador «subversivo, ético, ecológico, político, humorístico...» y, desde luego, visionario. «Soy un creador, un soñador, pero quizá sobre todo soy un explorador de nuestra vida, de nuestra especie animal, de nuestra evolución», reconoce a Mujerhoy.

Aprendió a dibujar bajo la mesa en las que su padre, ingeniero aeronáutico, diseñaba aviones, y creó su primera empresa cuando sólo tenía 19 años, para producir estructuras inflables. Luego llegaron sus primeras creaciones para grandes firmas de diseño, la apertura de un par de clubes nocturnos... Y el gran reconocimiento público, el que le convirtió en la gran estrella del rock del diseño, hace justo 40 años, en 1983: decorar la residencia privada del presidente François Mitterrand en el Palacio del Eliseo.

A partir de aquel momento, la fama del Philippe Starck creció al mismo ritmo meteórico al que lo hacían los proyectos que nacían de su apabullante creatividad. En este tiempo ha creado desde rascacielos o torres de control de aeropuertos a casas prefabricadas; desde mobiliario y luminarias a prendas de moda, frascos de perfume o calzado; desde pequeños electrodomésticos a coches eléctricos, bicicletas y megayates...

Cualquier cosa que se pueda diseñar, pero siempre desde una visión ética y humanista. «Ya sea un cepillo de dientes, un avión o una silla, siempre lo hago con la misma filosofía: pensar en lo que ganará el usuario», asegura el creador francés.

MUJERHOY. Ha cumplido más de 50 años de carrera como diseñador. Mirando atrás, ¿tiene ahora más claro que cuando empezó para qué sirve el diseño?

PHILIPPE STARCK. El diseño no puede crear vida, no puede salvar la vida, pero cuando se hace de una forma honesta, puede prestar un servicio e intentar mejorarla. Todos, al nacer, firmamos un contrato con la comunidad, con la familia, el pueblo, la sociedad, la civilización, la especie animal. Este contrato puede adoptar muchas formas, pero su base es que estamos aquí para ayudar: a cada miembro de la comunidad individualmente y también a nuestra especie en su conjunto, ayudarla a evolucionar.

Los creadores no sólo somos productores de ideas, también de proyectos que acaban desembocando en un producto. Es una gran responsabilidad, porque a través de cada color, de cada forma, de cada material que utilizamos, podemos guiar a las personas que compran y utilizan nuestros productos. Podemos influir en su forma de pensar.

Si uno elige diseñar un objeto machista, influirá en la gente para que viva en un mundo machista, obsoleto, muerto, inútil y agresivo. Pero si uno muestra productos para los que los géneros ya no están en cajitas, sino que cada vez están más refinados y matizados, productos que conducen al avance de la inteligencia femenina, entonces está preparando a la gente para el futuro.

Arriba, silla Louis Ghost 10º aniversario para Kartell. Abajo, exprimidor Juicy Salif para Alessi y lámpara Guns Lounge para Flos.

Muchos de los objetos que ha creado forman parte de la memoria colectiva, desde el exprimidor Juicy Salif hasta la silla Louis Ghost o las lámparas Gun. ¿De qué proyecto se siente más orgulloso?

Trabajo en al menos un proyecto grande y complejo cada día, a veces más. Y de media, abordo entre 200 y 250 proyectos al año. Hace unos años, un periodista calculó que había realizado más de 10.000 proyectos. Cuando estoy creando, siempre estoy pensando en el futuro. Por eso diría que el proyecto del que me siento más orgulloso es el siguiente, el que está por venir, porque nunca estoy lo suficientemente satisfecho.

¿Dónde encuentra la inspiración para abordar cada año tantos y tan variados trabajos?

Mi inspiración proviene principalmente de la evolución de nuestra especie. Me apasiona el genio humano, nuestra inteligencia. Me fascina nuestra evolución, que me gusta analizar, escudriñar, intentar comprender y luego predecir. Para mí, la creación se basa, obviamente, en la evolución.

¿Y cuál es el proceso que sigue para crear?

Nunca diseño por diseñar. Antes del producto, siempre tengo un proyecto; antes del proyecto, tengo una ética; y antes de la ética, tengo una visión del mundo, e incluso antes de todo eso tengo una filosofía. Siempre empiezo de cero. Mi rutina es la misma todos los días. Intento acostarme pronto y me despierto sobre las 6:30 de la mañana, en mi casa en medio de la nada, situada en la montaña de Sintra, en Portugal. Me doy una ducha muy caliente y otra muy fría, ya que eso me acelera el cerebro. Luego me siento en mi escritorio, cojo mi papel de calco y mi lápiz, y trabajo hasta que mi cerebro no puede más, hacia el mediodía. Entonces vuelvo a mi habitación y duermo una o dos horas. Me doy de nuevo una ducha caliente y otra fría, me vuelvo a sentar en mi escritorio y trabajo hasta que me explota el cerebro, hacia las siete de la tarde. Esto es así todos los días de mi vida, desde siempre, casi sin excepción.

La rutina diaria de Philippe Starck. / cortesía

Allí, en Sintra, el diseñador francés ha sido más consciente que nunca de la necesidad de defender el planeta y reducir las causas que están acelerando el cambio climático. De hecho, una de sus últimas compras, según nos reconoce, ha sido «un depósito de agua con bomba para proteger nuestra casa de los incendios» que en los últimos años han arrasado Portugal.

Su compromiso con el futuro del planeta, que ha ido creciendo a lo largo de los años, le ha llevado a diseñar generadores eólicos individuales y paneles fotovoltaicos, coches y motos eléctricos, grandes barcos que se mueven con energías limpias, contenedores de reciclaje... incluso muebles realizados con plásticos reciclados y de origen vegetal. Porque, aunque de momento no podemos imaginar una vida sin plásticos, para Starck es necesario pensar en una revolución más profunda, que vaya mucho más allá: la del decrecimiento sostenible, que cambiará por completo nuestra forma de consumir y de generar energía.

Usted fue uno de los primeros diseñadores en hablar de sostenibilidad y continúa defendiendo esta idea en todos sus proyectos. ¿Por qué cree que el diseño hoy tiene que ser sostenible?

La dimensión ecológica siempre ha estado integrada en mi trabajo. Comprendí la importancia de la ecología a una edad muy temprana: tenía 17 años cuando conocí, en Formentera, a un americano que me dijo que era ecologista y me habló mucho sobre el tema. La primera pregunta cuando se trata de ecología es siempre la misma: « ¿Realmente lo necesito?». Si eres honesto, el 80% de las veces la respuesta es no, y esa es la mejor acción ecológica que puedes hacer.

Si la respuesta es sí, entonces debes elegir el mejor producto, que sea inteligente y honesto, que esté fabricado con materiales sostenibles y que no sólo dure toda tu vida, sino también la de tus hijos y tus nietos. La sostenibilidad no es una elección, es un deber. Es más, como diseñadores y productores de materia, tenemos el deber y la responsabilidad de diseñar de forma sostenible y de crear proyectos atemporales y que desafíen las tendencias, ya que lo que hoy nos parece bello dejará de serlo en el futuro. Si todo lo que hacemos no es sostenible, no hay movimiento, no hay futuro, no hay más proyectos, no hay más vida. Creo que tenemos que ir a lo mínimo, al centro, al núcleo. Encontrar algo eterno, algo que sea más subconsciente que consciente, algo que no esté de moda, simplemente algo emocional.

Él, por ejemplo, asegura que «rara vez compro objetos de decoración o diseño» para su casa: « Primero busco la funcionalidad y luego adquiero objetos sentimentales que he encontrado gracias al azar de la vida, en un mercadillo, por ejemplo».

Bocetos para la firma española Andreu World. / Cortesía

Del ecodiseño por el que aboga nace su colaboración con una firma española, Andreu World, para la que ha materializado una docena de creaciones: sillas, mesas, sillones, taburetes, todos realizados en madera contrachapada, «un material respetuoso con el medio ambiente, porque en lugar de destruir bosques, puedes producir kilómetros de madera contrachapada a partir de un solo árbol», y el que tiene mayor capacidad de reciclaje. Además, en algunos casos no utiliza colas ni herrajes, para garantizar su total circularidad.

«En esta colección para Andreu World, la belleza reside en que está hecha de casi nada. Nace de la madera porque como humanos necesitamos estar rodeados de naturaleza, pero a partir del mínimo del contrachapado más fino que existe. Tecnología, ecología y economía para lograr una mayor humanidad», explica. Con la firma valenciana, la primera empresa de diseño que ha obtenido la certificación de carbono cero para su producción, Starck tiene un objetivo común: «Fabricar el mejor producto con la mínima materialidad, el máximo de recursos sostenibles para el mayor número de personas».

Además de la madera, al creador francés le gustan «todos los materiales resultantes de la inteligencia humana de origen biológico, pero nunca de algo que la gente pueda comerse». Y, aunque señala que «preguntar a un diseñador por su color favorito es como preguntar a un músico por su nota favorita o a un escritor por su letra favorita», reconoce que en sus diseños busca «siempre la armonía» y «los colores que me gustan por lo que representan: por ejemplo, el amarillo por su dinámica moderna y el rosa palo por su ternura.»

Philippe Starck con las sillas Adela Rex SO1410 para Andreu World. / cortesía

«Soy un niño que sueña y tengo, a la vez, la alegría y la gravedad que tienen los niños. Defiendo la rebelión, la subversión y el humor», asegura Starck, que confiesa: « Sólo tengo esperanza en la ciencia y en el amor. Entre las pocas personas que me han interesado en la vida están los científicos y los músicos. Para mí, los verdaderos modelos son los grandes científicos de todos los tiempos y los filósofos científicos como Platón».

Precisamente, uno de los retos más importantes que ha abordado en los últimos tiempos está relacionado con la ciencia. «He trabajado mucho en el concepto de gravedad cero y el espacio. Fui director artístico de Virgin Galactic en sus inicios. Y recientemente he concebido las habitaciones de la tripulación para los módulos de habitabilidad de la estación espacial Axiom , que se acoplará a la ISS, la Estación Espacial Internacional. También he colaborado con Orbite en su primera instalación de entrenamiento espacial, una pequeña ciudad que será un campo de entrenamiento para astronautas».

Arriba, interior del módulo para la estación espacial AXIOM y la habitacióndel hotel Mondrian Bourdeaux Les Carmes. / Cortesía

El diseñador francés considera que «crear lugares y objetos para gente que está en el espacio es ahora el mayor reto. Nuestros marcos de referencia ya no están actualizados y puedo empezar a pensar y crear una vida completamente nueva sin gravedad. Como si por fin me hubiera liberado de las limitaciones de la materia». El futuro está ahí fuera y Starck está dispuesto a diseñarlo.

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