«Les importa que, antes de sentarnos, me acerque a estas esculturas?», pregunta Rachel Valdés en el trayecto hacia la cafetería de la Fundación Miró, en Barcelona. En cuestión de segundos, la cubana se abstrae y comienza a tomar fotografías. Tras este breve momento Stendhal, con la mirada brillante por la emoción despertada por la obra de Joan Miró, Valdés reconoce ser admiradora del pintor barcelonés. «¡Nunca había estado aquí! ¡Es un sitio increíble! El espacio y, sobre todo, las esculturas y el exterior, me tienen fascinada –explica Valdés –. Esas esculturas me han inspirado mucho. Y ver Luna, sol y una estrella con la ciudad de Barcelona al fondo me ha impactado». Parecería que, a continuación, iba a ponerse a dibujar en un cuaderno, pero Rachel Valdés , en lugar de pintar, escribe sus cuadros. «Escribo la idea. Por ejemplo, indico que pondría unas manchas de este color, una línea que viene, una silueta que baja... Como en mi cabeza tengo el dibujo bien creado, anoto la idea y, cuando llego al estudio, la reproduzco».
Aunque en esta ocasión no ha escrito sus anhelos pictóricos, quizá pronto alguna de sus obras tenga como base esta soleada mañana en la Fundación Miró, donde Rachel Valdés ejerce como embajadora de Stradivarius Meets Art, una iniciativa para dar visibilidad al talento emergente. «Me atrapó la idea de formar parte de un proyecto que apoya a creadores que comienzan. Es un compromiso para dar visibilidad y apoyo mediático a los artistas. Como tal, sé lo importante que es dar a conocer nuestra obra». Ella tuvo su primera oportunidad en obra pública en la Bienal de La Habana de 2012. Se trataba de la primera intervención que hacía en un espacio (en esa ocasión, el Malecón habanero) y supuso el punto de partida para que su trabajo se diera a conocer al público.
Durante la conversación, Valdés parece estar esperando que en cualquier momento el elefante en la habitación, su relación con Alejandro Sanz, invada la sala. Cuando por fin lo hace, no rechaza la pregunta. Al hablar de arte se recrea en las palabras, pero al referirse a su vida personal las pinceladas explosivas de su obra dejan paso a brochazos con los que, más que pintar su historia, deja restos de pintura para que los demás la escriban. «El ser humano tiene la cualidad de adaptarse; y me he adaptado a que me pregunten por mi vida personal. Lo llevo bien».
La pintora cubana reconoce que ella y el músico no se dan consejos en el plano artístico. «Cuando alguien está creando, no me gusta intervenir ni dar consejos, porque hay que respetar el proceso individual del creador. Públicamente, Alejandro jamás ha dicho nada de mi obra. Y nuestras conversaciones son muy naturales, por lo que no hay una frase especial que haya dicho sobre mi trabajo que pueda destacar». Convivir con Alejandro Sanz, a quien conoció a través de unos amigos en Miami, no ha cambiado su forma de trabajar. «Mi método de creación es siempre igual. Estoy interesada en cosas externas a mi vida; lo que ocurre en mi vida personal no influye en mi obra. Es cierto que el subconsciente siempre está ahí y los colores pueden dejar ver a veces el estado de ánimo, pero la base de mi obra está en la idea y en el concepto». Después, apunta: «La música no me inspira como tal. Son las cuestiones existenciales las que me mueven: la percepción humana, la naturaleza, los estados de cambio de la conciencia del ser humano... En ocasiones, la música me ayuda a crear, pero no me inspira. Su obra me gusta muchísimo. Es visceral, orgánica y utiliza colores muy fuertes. Su trabajo me recuerda al expresionismo abstracto. Si no me gustara lo que hace, tampoco le diría nada; pero ni a él, ni a nadie. Cada persona se expresa de una forma particular y no es algo que se pueda cuestionar. A mí me afectaría que lo hicieran con mi trabajo. Creo que lo mejor es apreciar en silencio».
Como embajadora de Stradivarius Meets Art, ¿se atrevería a crear para una firma? «La verdad es que me parecería muy interesante, porque es una forma de democratizar el arte, ya que la moda se expande muchísimo y llega a masas. De hecho, me gustaría colaborar o hacer una intervención en alguna prenda o en un bolso. Dependiendo de la marca y del estilo, ¡incluso me atrevería a diseñar! Y me parece interesante que cada vez sean más las tiendas que exponen obras, porque es una forma de hacer que el arte llegue a más personas. La moda sí está en todas partes, pero el arte no», reconoce.
20 de enero-18 de febrero
Con el Aire como elemento, los Acuario son independientes, graciosos, muy sociables e imaginativos, Ocultan un punto de excentricidad que no se ve a simple vista y, si te despistas, te verás inmerso en alguno des sus desafíos mentales. Pero su rebeldía y su impaciencia juega muchas veces en su contra. Ver más
¿Qué me deparan los astros?