Marin durante un festival de música en agosto. /
Convertida en una estrella del rock de la política internacional y en la primera ministra más joven del mundo (solo tenía 34 años cuando llegó al poder en 2019), en abril Sanna Marin acaparó los titulares al anunciar que dimitía de su cargo después de que su formación quedara en tercera posición en las elecciones parlamentarias. Un mes más tarde, Marin confirmaba también su divorcio de Markus Raikkoen, con el que comparte una hija y una relación que empezó cuando la política apenas tenía 18 años. Así arrancaba la nueva vida de Marin lejos del poder y estrenando soltería.
Cuatro meses después, Marin, que pese a todo había conservado su asiento en el parlamento finlandés, ha dicho adiós a la política activa y acaba de anunciar su nuevo destino profesional: la ex primera ministra trabajará como asesora en el Tony Blair Institute, un fundación creada y liderada por el ex primer ministro británico.
Fundado en 2016 con el objetivo de hacer frente al «aterrador populismo autoritario», el instituto funciona con un think tank dedicado a la asesoría política que en los últimos tiempos ha puesto su foco en el impacto de tecnologías tan disruptivas como la inteligencia artificial .
El trabajo de Marin consistirá en asesorar a gobiernos, líderes y países en reformas legislativas sobre temas relacionados con la gobernanza, la tecnología, el cambio climático o la igualdad de género. «Nuestra misión es ayudar a líderes políticos de todo el mundo a hacer posible el cambio y Sanna Martin sabe exactamente cómo hacer eso», ha explicado el propio Blair en un comunicado en el que calificaba a la ex primera ministra finlandesa de mujer «pragmática y audaz».
Convertida en el icono millenial de los valores progresistas, además de destacar por su gestión de la pandemia en los inicios de la crisis sanitaria, Marin abandonó el gobierno filandés después de culminar el histórico ingreso de su país en la OTAN y tras consolidarse como una figura diplomática de primer orden después de la invasión rusa de Ucrania. Pero su gobierno también ha destacado en asuntos clave de la agenda global como el cambio climático o la digitalización.
Aunque para aceptar su nuevo cargo como asesora Marin ha tenido que renunciar a su escaño, la política finlandensa ha dejado la puerta abierta a un futuro retorno y ni siquiera ha descartado la posibilidad de volver a aspirar a liderar el gobierno de su país. «Soy una política y una persona de ideas, eso no ha cambiado», ha dicho.
Antes de anunciar su nuevo destino profesional, Marin ha disfrutado del primer verano lejos del poder junto a su hija Emma, de cinco años, pero también viajando o asistiendo a festivales de música con amigos, como se ha encargado de documentar en su cuenta privada de Instagram. En agosto, la ex primera ministra compartía fotos de su paso por el Flow Fest, un evento musical de tres días celebrado en Helsinki al que asistió con amigos y en el que lució varios looks festivaleros, incluyendo uno compuesto por minifalda de cuero, top rosa y sandalias de tacón.
Sanna Marin en el Flow Fest celebrado este verano en Helsinki. /
Las imágenes, que algunas publicaciones han utilizado para volver a insistir en su reputación de amante de las fiestas, demuestran que la polémica que protagonizó el verano pasado y que inspiró auténticos tratados filosóficos sobre el liderazgo, el sexismo, el edadismo o las códigos de conducta de los responsables políticos no ha conseguido intimidar a Marin.
En agosto de 2022, la entonces todavía primera ministra tuvo que disculparse públicamente cuando varias imágenes y vídeos en las aparecía cantando y bailando con amigos se filtraron provocando una tormenta política que pronto traspasó las fronteras finlandesas y se convirtió en tema de debate global.
Marin llegó a someterse a un test de drogas de manera voluntaria para acallar las voces críticas, pero terminó siendo la protagonista de una campaña en la que las mujeres de su país bailaban en redes sociales en solidaridad con ella.
Las últimas imágenes de Marin, que algunos medios han tratado de utilizar para reavivar la polémica sexista de hace un año, han servido justo para lo contrario. Así lo resumía una de sus seguidoras en Instagram: «¡Estás increíble! Gracias por mostrarle al mundo que puedes ocupar la silla de primera ministra y vestirte como quieras al mismo tiempo».