Ningún cabello está libre del peligro del encrespamiento . La humedad de los días de lluvia hace que nuestro pelo se estropee con más facilidad y se vea más electrificado debido a la hinchazón que sufre con el agua del ambiente. Pero, que no cunda el pánico, este fenómeno tiene fácil solución. Te traemos los trucos de experto para mantener tu pelo sano y protegido frente al encrespamiento.
El pelo con tendencia al encrespamiento requiere un cuidado mayor que de costumbre y con unos productos que garanticen su suavidad. Desde la elección del producto a la aplicación del mismo, todo cuenta a la hora de obtener un resultado favorable.
Asegúrate de optar por un champú que se adapte a tu tipo de cabello y que aporte un extra de hidratación, y no frotes a la hora de lavarlo: es mejor aplicarlo con pequeños masajes suaves y completarlo con un correcto aclarado.
Al contrario de lo que muchas suelen pensar, el cabello encrespado no precisa de lavado diario. Basta con someterlo a este trámite tres veces por semana para dejar que el pelo regenere su grasa natural y desarrolle sus propios medios para combatir este fenómeno, si bien una ayuda extra no le viene nada mal.
Lo principal del proceso es la hidratación. Después del lavado, aplica un acondicionador o mascarilla, según la gravedad y el efecto deseado, o un sérum cuando el estado es más crítico. Busca una gama que, además de hidratar, nutra y proteja al pelo de la humedad sin perder sus propiedades naturales. Además, puedes optar por productos específicos que aceleren el proceso de reparación.
Para completar el tratamiento, existen una serie de componentes que potencian el efecto. La queratina, que repara el pelo dañado y le dota de cuerpo y resistencia, la glicerina, que reduce la electricidad estática y protege contra la humedad, o el polyquaternium, que elimina la electricidad estática, son algunos de ellos. Puedes aplicarlos directamente o buscar productos cuya fórmula esté enriquecida con estos componentes.
El secado es otra parte importante del proceso. Prescinde del calor del secador, que estropea bastante el pelo, y de frotar con la toalla, pues cuanta más fricción se ejerza, más electricidad se acumula. La forma correcta de retirar el agua del lavado es a base de toques suaves con una toalla que dañe lo menos posible la fibra capilar.
A continuación, desenreda el pelo con cuidado y no lo vuelvas a peinar, ya que cuanto más se frota, más se enreda. Decántate por peines de fibras naturales que no atraigan la electricidad y actúen a favor del proceso.
Es importante tener en cuenta que el pelo con más tendencia al encrespamiento es aquel que está más dañado. Si tu pelo te empieza a desesperar porque ningún truco funciona, tal vez haya llegado el momento de cortar por lo sano. Los expertos recomiendan sanear las puntas una vez cada dos meses, así evitas que en estas zonas más dañadas se concentre la electricidad.
Sin embargo, si tu fibra capilar está dañada por encima de las puntas, quizás es el momento de acudir a tu salón de confianza para empezar de cero con una melena sana. Aún así, esta decisión debe ser el último recurso, ya que el pelo tiende a enredarse menos cuanto más largo esté, pues el propio peso evita el encrespamiento.
Aún así, lo más efectivo es eliminar de tu rutina todo lo que daña de base el cabello: productos con alcohol y sulfatos, planchas o voluminizadores son sus grandes enemigos. Y, si estás en esos días en el que tu pelo parece tener vida propia, opta por un recogido que lo amanse y te haga lucir estupenda.