Esos pómulos envidiables tienen truco. / getty

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¿De verdad rejuvenece el yoga facial de Meghan Markle?

Si a Meghan Markle, que lleva practicando el yoga facial desde hace años, le funciona (¿quién le echaría más de 30 cuando en realidad acaba de cumplir 37), ha llegado el momento de que tú también lo intentes. Te contamos cómo modelar tu rostro y conseguir un efecto lifting con tan solo ejercitar bien los músculos de la cara

¿Te has sumado a la fiebre fitness? Bien por ti. Pero seguramente estés dejando de lado una parte de tu fisonomía que es la que más agradecería esas sesiones de ejercicio: tu cara. No, no nos hemos vuelto locas. Si pones en forma los músculos de tu cuerpo, ¿por qué no hacer lo mismo con los del rostro? Para empezar, que sepas que tenemos más de 47 y entre sus funciones principales –además de permitirnos sonreír, masticar o guiñar un ojo, claro– están las de actuar de soporte y anclaje. Cuando pierden firmeza, surge la temida flacidez y las arrugas aparecen más marcadas. ¿Conclusión? Si los tonificas, como hace Meghan Markle con el yoga facial, ralentizarás el descolgamiento de la cara y minimizarás las líneas de expresión.

Como explica Ara Rosón, pionera y autora del libro de yoga facialBelleza más allá de tu piel, “debajo de las arrugas de expresión hay músculos contracturados y descompensados. Entrenar esta musculatura es importantísimo para prevenir y tratar el envejecimiento facial, y tiene un efecto remodelante”.

La especialista, que imparte talleres de esta disciplina en Arsenal Femenino Madrid, nos da cinco pautas para seguir una sesión de fitness facial con resultados. ¿Preparada?

1. Mi recomendación es iniciarse con un programa intensivo, idealmente de la mano de un entrenador facial. En esta primera fase se debe entrenar todos los días. Pasado un mes aconsejo hacerlo de dos a tres veces por semana, y tampoco te llevará mucho tiempo. Yo he diseñado una tabla de 10 ejercicios que requieren 10 minutos.

2. Hay que saber hacerlo, si no puede ser contraproducente. La forma en que se ha de entrenar la musculatura de la cara ha de ser estática y nunca deben producirse arrugas en la ejecución de los ejercicios. Para ello se utilizan las manos, que tienen que fijar los músculos en su origen y evitar desplazamientos de piel al activar la musculatura facial. El resultado es de un planchado de todas las arrugas y de una elevación y apertura de los rasgos faciales.

3. La piel tiene que estar hidratada, pero no debe aplicarse crema en ese momento, ya que las manos se escurrirían y no podrían hacer su papel de sujeción. Sí se puede completar el entrenamiento facial con otro tipo de utensilios. Por ejemplo, se puede realizar un drenaje linfático con un rodillo de jade, estimular el colágeno con un rodillo de microagujas o utilizar piedra gua-sha… En mi método utilizo, además, unas pelotas para un automasaje profundo para liberar la tensión de todos los tejidos.

4. ¿Un ejemplo? Para planchar el tercio superior del rostro recomiendo realizar el siguiente ejercicio:

Abraza la frente con las manos (los dedos deben estar paralelos a las cejas) y tira de ella hacia arriba y hacia fuera para ganar el máximo espacio entre la ceja y el párpado superior. Conserva esta postura durante la ejecución de todo el ejercicio. Los dedos meñique sujetan la cejas para evitar que desciendan. Debemos sentir un temblequeo en el párpado superior, indicador de que estamos activando la musculatura.

Cierra el párpado superior  y mantén la tensión cinco segundos; relaja dos segundos. Repite el ejercicio cinco veces y termina con una larga contracción de 10 segundos.

5. Dos precauciones importantes a la hora de iniciarte en esta disciplina. Primero, ten en cuenta que las manos por encima de los hombros provocan tensión en las cervicales, así que los ejercicios que requieran esa postura deben hacerse siempre con la cabeza apoyada en un respaldo o tumbadas. Y, segundo, algunos movimientos del yoga facial requieren que se abra la boca. Hay que conseguir una apertura que no nos provoque dolor en la articulación de la mandíbula.

Y después de esta sesión de lectura, coge un espejo, abre un manual o sigue las recomendaciones de una facialista de fiar y ponte a hacer muecas. Ahora ya sabes que retrasar la aparición de las arrugas o lucir una piel más tersa está en tus manos, pero exige esfuerzo y disciplina. ¡Conseguirlo depende de ti!

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