Modelo con piel firme y tonificada /
Para que tu rutina de cuidado facial sea eficaz no solo te tienes que preocupar de cuáles son las propiedades de los ingredientes más beneficiosos como el retinol . También debes saber cuáles son las mejores mezclas de ingredientes y cómo aplicar los cosméticos de la mejor forma para maximizar los resultados.
A la par, hay muchas practicas complementarias que puedes realizar para corregir tus principales preocupaciones en la cara y una de las más beneficiosas, según los expertos, son los masajes faciales.
El nombre explica perfectamente qué son, pero no es tan sencillo como parece. Se trata de un método mediante el cual estimulamos diferentes factores de la piel. Pero, hay muchas maneras diferentes de realizarlo y cada una tiene un objetivo y unas propiedades concretas. Además, se tienen que ejecutar de la manera correcta para que sea efectivos. Por eso, te descubrimos cuáles son los tipos de masajes faciales, cómo realizarlos, sus beneficios y mucho más para que puedas ponerlos en práctica desde ya y disfrutar de sus alucinantes resultados.
El masaje facial es una práctica centenaria procedente de Asia, destinada a estimular la microcirculación de la piel al frotar o incidir con las manos en zonas del rostro, haciendo de drenaje del sistema linfático. Con el tiempo, este método hace que se forme memoria muscular y tenga beneficios antienvejecimiento. Y, el tiempo de ejecución que requiere es de más o menos unos cinco o diez minutos.
A grandes rasgos, el masaje facial aumenta la circulación, mejor la elasticidad, reduce las arrugas al estimular la producción de colágeno, promueve el sistema linfático, libera la tensión muscular y ofrece beneficios reafirmantes temporales. También alivia los efectos del estrés y revitaliza las pieles fatigadas.
Al reducir la hinchazón, tonifica las áreas del rostro y las eleva, para conseguir una acción lifting. Además, ese incremento del colágeno y la elastina que genera alisar la superficie de la piel, para reducir los diferentes tipos de arrugas y líneas de expresión, dependiendo de la zona y la forma en la queje hagamos el masaje. Y, deja una tez radiante por esa mejora de la microcirculación.
1. Limpiar la piel. Conviene realizar una doble limpieza exhaustiva previa a ejecutar el masaje para que no se esparzan las impurezas y la suciedad por todo el rostro. Eso sí, intenta que los productos limpiadores sean lo más hidratantes posibles.
2. Utiliza un aceite para el rostro. Ayude a que los movimientos sean más fluidos, al hacer que los dedos y nudillos se deslicen con mayor facilidad por la piel y no tengamos tirones o el resultado no sea tan eficaz como el esperado. También puedes utilizar un sérum hidratante o una crema.
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El primer paso es deslizar los dedos por el puente de la nariz, todo con movimientos ascendentes. Después, pasaremos los dedos por debajo de los ojos de dentro hacia fuera. Seguimos con los dedos por la línea de los pómulos, siempre hacia fuera y repetimos dos o tres veces. En la frente, haremos un barrido ligero de dentro a fuera, de manera ascendente desde la ceja hasta la línea del pelo.
En la zona inferior del rostro, colocamos cada dedo índice para hacer un barrido desde el labio inferior hasta la línea de la mandíbula y desde la barbilla a las orejas, con un dedo por encima de la mandíbula y el otro por debajo. Termina con pasadas ascendentes de la base del cuello a la mandíbula y, en el escote, con movimientos circulares.
Primero, aplica presión leve con el dedo corazón en el centro de la frente por unos tres segundos y repítelo tres veces, deslizando ligeramente el dedo hacia el entrecejo. En el área de los ojos, reduce las patas de gallo mediante la aplicación de presión con los dedos índices en la esquina interior del ojo, por cinco segundos, tres veces.
Para realizar este método necesitaremos un rodillo de jade:
Rodillo facial de jade de Brushworks
1. Desplázalo por el contorno de la cara, terminando en los lados exteriores, siempre por zonas como nariz y ojos, boca, frente, mandíbula y cuello.
2. Repite los movimientos. Ejerce una pequeña presión y pásalo unas cinco o seis veces en cada área.
Esta técnica tradicional china se centra en los puntos de acupuntura de la cara y sirve para aliviar las tensiones de los músculos y reducir la hinchazón. Hay tres formas de realizarlo. La primera es el Taiyang, que coloca el dedo corazón e índice en las sienes, haciendo movimientos circulares mientras inspiramos y espiramos. El Bitong usa los dedos en ambos lados del surco nasolabial. Y, el Yintang se basa en inclinar la cabeza hacia delante y colocar un dedo en el entrecejo para sostener el peso de la cabeza, a la vez que hace movimientos circulares.
Mediante una herramienta gua sha, aplicamos una combinación de movimientos con suave presión en el rostro, trabajando de manera más homogénea que los dedos. Además, un beneficio extra es que la puedes usar en frío, tras haberla metido en el congelador para estimular aún más la piel del rostro.
Gua Sha de ESPA
Como en los anteriores, partiendo de una superficie bien lubricada, deslizaremos la piedra por el cuello hacia arriba, en dirección a la mandíbula, repitiendo el movimiento en cada lado del cuello. Después, con el lado curvo, la deslizamos de la barbilla hasta las orejas, siguiendo la línea de la mandíbula, en cada lado. Lo mismo haremos desde la parte exterior de la boca hacia los pómulos. En los ojos, pasamos del ángulo interno a la zona de las sienes. Y, para terminar, del entrecejo hasta la línea del pelo.