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Así es el tratamiento facial antiedad que combina las tres tecnologías más eficaces para reafirmar el rostro

Láser IPL, radiofrecuencia y ultrasonidos se suceden en un tratamiento de lujo que culmina con un peeling purificante. Con este extra de firmeza y luminosidad dan ganas de irse de fiesta.

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María Elvira
María Elvira

Cutis terso y con mucho glow. No hay vestido de invitada perfecta que luzca bien sin él. Y seguro que este detalle no se te escapa ahora que arranca la frenética temporada BBC: bodas, bautizos, comuniones. Como a mí tampoco, quiero contaros mi experiencia como testadora de un tratamiento facial que promete «rellenar» la piel y aportarle luminosidad, justo lo que necesita para sobrevivir a la fiesta.

Si hay una protagonista de la belleza capitalina a la que le gusta festejar por todo lo alto es a Natalia de la Vega, fundadora del conocido salón de belleza Tacha Beauty. En su último cumpleaños reunía a Paula Echevarría, Hiba Abouk, Marta Hazas y muchas más celebridades, todas ellas escuderas fieles «enganchadas» a sus protocolos rejuvenecedores (y no aptos para cualquier bolsillo).

Pues bien, Tacha cumple 30 años –desde la apertura de aquel recoleto chalet en El Plantío al que acudía para su puesta a punto Maribel Verdú– y celebra la ocasión con Tacha Zelens Lift, una fantasía facial de 90 minutos que combina tres tecnologías de alto rendimiento con los productos de Marko Lens, el también famoso cirujano plástico con clínica en Londres creador de la firma cosmética Zelens. Me encantó que en su última visita a España reivindicase el valor del mejor producto «antiaging» que existe en el mercado: el protector solar.

En qué consiste Tacha Zelens Lift

De la Vega hace suya la máxima del «mix & win» (mezcla y gana) a través de tres tecnologías punteras para tratar la piel: láser IPL, que rejuvenece y uniformiza el tono, radiofrecuencia con pequeñas succiones para activar el colágeno y la elastina y «repulpar», y ultrasonidos macro y microfocalizados que terminan de anclar los tejidos.

El protocolo culmina con un peeling de alto rendimiento de Zelens que ayuda a potenciar la luminosidad de todo lo recibido previamente. Muestro mi sorpresa ante esta inesperada inversión de los pasos de belleza (la limpieza y la exfoliación siempre han ido en primer lugar).

Natalia de la Vega, fundadora del salón de belleza Tacha Beauty. / d.r.

Mi experiencia con este facial para la fiesta

Confieso que me encantan las llamadas «bienvenidas» de los centros de belleza, pequeños rituales de iniciación donde una se siente tan agasajada como una emperatriz de Japón. La de Tacha no defrauda: la terapeuta coloca una almohadita en los ojos que contiene semillas de frutos y un aroma peculiar. Esta inhibición visual abre la senda del descanso. Le siguen varias inhalaciones de un aroma energizante y la liberación de energías de todo el cuerpo por parte de la experta, que estira a conciencia las extremidades. Termina en la zona de los hombros, trapecio, cuello, occipital y cabeza, con ligeras presiones que ayudan a entrar en calma (a riesgo de caer dormida).

Me limpian y tonifican el rostro con los productos profesionales de Zelens, que es una pena pero no te puedes llevar a casa porque no se venden (esto significa una alta y concentrada carga de ingredientes, igual a eficacia). Espero las tecnologías con cierto temor: he probado las tres en su estado digamos más puro -IPL para rojeces, Thermage, que es radiofrecuencia, y Ultherapy (ultrasonidos)– y todas me han dolido. Así que noto mi cuerpo bastante contraído y aprieto los dientes.

Vamos a por el primer aparato, el láser IPL. Un gel bastante frío sirve de vehículo de la energía (si no, esta quemaría). Además, amortigua el calor y el «barrido» por toda la cara hasta me resulta agradable. «Vas a conseguir reafirmación, porque estimula el colágeno y la elastina, pero a la vez reforzarás el tejido. Al final la luz pulsada, aparte de eliminar manchas (que aquí no lo vamos a hacer), unifica el tono y mejora la calidad de la piel a nivel vascular, trabaja el poro y la textura queda mucho más uniforme. La luz rebota sobre esta superficie lisa y se multiplica», ilustra la experta.

A continuación, llega la radiofrecuencia monopolar, que requiere de una pequeña placa de retorno. Esta tecnología es la del famoso Indiba, aunque con un extra: el dispositivo realiza movimientos de succión para drenar y mejorar la circulación (a las pieles apagadas, cetrinas y macilentas las devuelve a la vida). El calor, apenas perceptible al principio, sube de intensidad y resulta algo más molesto tras varias pasadas, cuando la piel se encuentra ya maleada. Son 10 minutos a cada lado que, estos sí, deseo que pasen pronto.

Así es la cabina de Tacha Beauty donde se realiza el tratamiento.

La última tecnología es Ultraformer, con los llamados HIFU, ultrasonidos macro y microfocalizados. «En Tacha la llamamos 'la grapadora', porque termina de anclar los puntos de la piel, que queda completamente tersa», añade la especialista. La sensación es tal cual describe, clics que van «grapando» desde el arco mandibular hacia arriba, marcando bien la zona del pómulo para sellarla. Un 'disparo' en lo alto de la ceja se siente como el último pespunte: eleva la zona y el óvalo facial queda completamente definido.

Al final llega el peeling de Zelens, que potenciará el tratamiento y dotará de una mayor luminosidad al rostro. La experta escoge uno a base de carbón activo, con propiedades detoxificantes. Lo deja actuar 3 minutos. Finaliza con un sérum de ácido hialurónico y una crema-bálsamo muy untuosa (esta me encanta) que calma, reconforta y contiene melatonina para fortalecer la barrera cutánea. Ambos productos son más potentes que los de uso doméstico. Y se nota.

Resultados, sesiones y cuánto cuesta

Recién terminado el tratamiento, refuljo como un espejo. Este efecto se mantiene a los días gracias a la radiofrecuencia, que ha puesto a trabajar al fabricante de colágeno que llevo dentro. Al haber realizado pequeñas succiones, la piel queda jugosa y rellena y su calidad, en general, mejora bastante: está lisa y en un tono uniforme, sin rojeces, que son mi tortura.

Por otro lado, recordemos que la tecnología de ultrasonidos consiste en hacer una microherida interna que se va reparando conforme al ciclo de 28 días de regeneración celular. Esto quiere decir que ganará firmeza en pocas semanas y el rostro se verá más rejuvenecido.

¿La otra cara de la moneda? Que tal despliegue de aparatologías se paga, y caro. La sesión de 90 minutos cuesta 550 € y hay un pack de tres por 1.320 € (las recomendadas al mes, a razón de una cada diez días, si tu bolsillo anda holgado. Si no, una sesión mensual es una frecuencia más que razonable).

Para quién está indicado

Los 40-45 años es la edad idónea para hacerse Tacha Zelens Lift y, aunque se trata de un rejuvenecedor global, me ha parecido interesantísimo como tratamiento para un evento, de los que te haces 2-3 días antes de la fiesta para que el maquillaje se asiente sobre un buen lienzo. El chute de luminosidad es espectacular.

Y una advertencia interesante: una sesión de este tipo, con calor y ultrasonidos, puede hacer que el efecto del bótox o los rellenos (ácido hialurónico, porque es acuoso) dure menos. Conviene esperar un mínimo de un mes tras un procedimiento médico estético o, lo que es más recomendable, trabajar primero la calidad de la piel y pasar después a tratamientos más «duros». Ambos van de la mano.

Vídeo. Las cirugías estéticas que más se practican España.

A favor

-La combinación de tres tecnologías punteras, IPL, radiofrecuencia y ultrasonidos, todas dirigidas a mejorar la calidad de la piel estimulando el colágeno y la elastina.

-Un lujo de sitio. La cabina de Tacha es muy espaciosa y con un enorme tragaluz que hace que el cielo sea el techo. ¿Existe algo más relajante sobre la faz?

-El ritual de bienvenida está cuidado a conciencia. Son unos minutos de estiramientos y presiones que una desea que se alarguen.

- Sales del tratamiento con la piel no luminosa, ¡refulgente! Y eso que suelo tener buen tono (seguro que las pieles cetrinas lo notan mucho más).

En contra

-Como en muchos tratamientos inscritos en salones de renombre y en zonas «nobles» de la capital, el precio se dispara. Y digamos que, en este caso, bastante más de lo previsto.

-La balanza aparatología/producto de Zelens se inclina, quizás demasiado, del lado del primero. Se echa de menos –por pedir que no quede– una mascarilla trabajada con un masaje manual de los que relajan de verdad.

Otros tratamientos similares

Si hablamos de tecnologías combinadas, en Carmen Navarro y Maribel Yébenes, otras dos «damas de la belleza» de la capital, encontramos los tratamientos Skin Touch y Tact & Lum, respectivamente. Ambos combinan radiofrecuencia, electroestimulación y luz infrarroja y rondan los 250 €/ sesión. En el caso del protocolo ideado por Natalia de la Vega es como si cogiésemos los tratamientos estrella, Thermage, Ultherapy y el infalible IPL, y se los ofreciésemos a la piel en formato reducido (quizás esto justifique que el precio sea más alto).

¿Comparación con otros tratamientos que he probado? Respecto a Emface , los electrodos que trabajan el musculo, sólo decir que este tratamiento con efecto lifting sirve para reforzar sus efectos, puesto que trabaja el resto de capas de la piel. Y ojo, porque también ayuda a apuntalar un Thermage. En relación a Indiba, la radiofrecuencia que se utiliza en este protocolo es más potente. La diferencia es que la primera es también un regenerador celular.

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