Pruebo el tratamiento antiedad más potente del momento para definir el óvalo facial: combina kobido, bombeos y corrientes eléctricas

La primavera la piel altera. O al menos yo, en estas fechas, la noto más congestionada y reseca. Para que no se descontrole, emprendo la búsqueda de un buen tratamiento de belleza (llámame ilusa, pero tengo la esperanza de recuperarla en una sesión). En este devaneo me ando cuando me topo con las siguientes siglas: MC 110. Corresponden a un facial antiedad que realizan en un conocido centro de la capital y dos son sus reclamos.

El primero: «Una potente cura entre estaciones». El segundo: «Uno de los mejores faciales de Biologique Recherche». Si el primero me conquista, el segundo es casi una tautología porque, de por sí, la marca francesa está entre las imbatibles del mercado cosmético desde que en los años 70 la ideasen un biólogo y una fisioterapeuta basándose en el uso de activos vegetales.

La nomenclatura de ciencia ficción encierra un potente cóctel de activos –del ácido láctico a la vitamina B– con propiedades renovadoras y redensificantes. A este «chute», que la terapeuta utiliza para rellenar la piel mediante la técnica del bombeo se suma Remodeling Face, Remo en jerga de las esteticistas, un aparato que trabaja la musculatura facial a través de corrientes eléctricas para redefinir el óvalo y aportar firmeza al rostro. El tratamiento culmina con un masaje kobido en profundidad de lo más gozoso. Si lo llaman «el lifting japonés sin cirugía» por algo será.

El enfoque de MC 110 es antiedad. Resulta especialmente provechoso para pieles con flacidez –ligera, no severa–, en las que están marcadas las arrugas de la frente y del surco nasogeniano (las dos líneas que marcan el límite con los mofletes) o que simplemente necesitan un extra de vitalidad. Si tu rostro comienza a acusar falta de volumen y quieres ganar densidad sin pincharte ácido hialurónico también es para ti.

Acudo a The Beauty Concept, el centro comandado por Paz Torralba, toda una veterana de la belleza capitalina en quien confían Eugenia Silva o Belén Rueda. Para situarme y que pueda apuntar mentalmente los pasos, la terapeuta que me atiende ha dispuesto en línea todos los productos de Biologique Recherche que utilizará conmigo. «Es una marca que está en contra de químicos, perfumes, etcétera. Solo se usan ingredientes naturales, así que las lociones huelen a diferentes combinaciones de plantas», advierte. Doy fe: unas son más herbales y otras incluso tienen un puntito ácido. A mí, acostumbrada a cremas más allá de Lancôme, el olor no me molesta en absoluto.

Una vez tumbada en la camilla, toca realizar el diagnóstico de la piel bajo la luz blanca de una lámpara LED. «Te cuidas, ¿verdad?», pregunta. Y acto seguido recito mi ritual de belleza diario, que cumplo a rajatabla. El tratamiento comienza limpiando el rostro a conciencia con una leche de efecto oxigenante que lo libera de impurezas y demás posos de la vida urbanita, y con P50, el famoso tónico exfoliante del que son fans desde Gigi Hadid hasta Rosalía. En mi caso, la experta opta por P50W, que toleran mejor las pieles sensibles como la mía. «Se personaliza todo el protocolo», informa. De ahí que decida extraerme los puntos negros de la nariz.

Ahora sí, vamos al cogollo del tratamiento. El potente booster MC 110 se aplica con discos de algodón mediante la técnica del bombeo, con ligeras presiones, que resulta más suave para la piel que el lissage, consistente en alisarla (se produce mayor fricción y la deja más enrojecida). «Cuando hay acné o alguna marquita se trabaja solo con bombeo para no irritar más», aclara la experta, que insiste en las arrugas del rictus, que tengo más marcadas, para rellenarlas con MC 110. A continuación, extiende sobre el contorno de los ojos Masque VIP 02, una mascarilla para oxigenar e iluminar. «A menudo esta zona está más oscura debido al cansancio». Para el rostro escoge Masque Visolastine +, con poderes superhidratantes.

La máquina Remo entra en acción en forma de dos esponjas con las que la experta va presionando sobre las diferentes cadenas musculares. Al pasar cerca de la boca, noto un sabor metálico, tal y como me había contado. «Combina tres corrientes eléctricas. Es parecido a una electroestimulación. Trabaja a nivel muscular para tensar y conseguir un efecto lifting. Además, activa la circulación y hace que MC 11O y las mascarillas penetren mejor. Deja la piel luminosa y repulpada», subraya. Me pica la cara, pero es solo por el aumento de flujo sanguíneo. Una bruma oxigenante, pulverizada desde lo alto, me aporta calma.

Y llega lo que para mí no tiene parangón: un intenso masaje kobido que ayuda a recolocar la musculatura facial. Gracias a la experta me llevo a casa un descubrimiento, y es que la tensión muscular provoca flacidez: «Acumulamos el estrés en el área de la mandíbula, trapecio, cejas, ojos... Es importante que los músculos estén relajados para que ejerzan una buena sujeción. Cuando están tensos, no la hay», zanja. Para terminar, aplica sérum, contorno de ojos, crema y un fluido final, VIP O2, que me resulta cuanto menos curioso: se utiliza una sola gota para sellar el resto de productos y dejar la piel aún más jugosa.

Salgo del tratamiento con la piel un poco enrojecida, pero no tanto como pensaba. « No hay que tener miedo a la rojez. Muchas veces significa que se ha estado activando la circulación o que se está reaccionando a un principio activo nuevo. Suele pasarse a los 20-30 minutos», asegura la terapeuta. La piel está muy suave al tacto y luminosa, con ese tipo de brillo que emana de dentro, no de exceso de productos. Este glow dura unos días, durante los cuales la piel está equilibrada, con muy buen tono y firme.

Cada sesión, de unos 90 minutos, cuesta 195 €. Te la recomiendo para un efecto flash si, por ejemplo, tienes un evento al día siguiente (no lo hagas el mismo); como cura intensiva, en esos momentos en que sientes la piel más alterada o apagada, como ocurre entre estaciones; o como tratamiento a largo plazo para mantener la musculatura facial a tono. Si te has puesto bótox, espera al menos un mes para realizártelo, ya que se incide en los músculos.

-La personalización. El protocolo no está estrictamente definido y la terapeuta, previo diagnóstico, adapta al máximo a mi tipo de piel tanto el masaje como los productos de Biologique Recherche que va a utilizar.

-El efecto de luminosidad inmediato y el tono regular, tanto que parece que te has puesto una cc cream antes de salir a la calle.

-El masaje manual, en este caso kobido, que trabaja ni más ni menos que 16 músculos de la cara, me parece uno de los momentos de mayor disfrute.

-El olor herbal no me disgusta, pero habrá gente a la que no le resulte tan agradable como, pongamos, una crema de gran consumo.

-Si tienes la piel sensible, como es mi caso, es posible que salgas un poco enrojecida. Es recomendable, para una ocasión especial, hacértelo el día de antes.

-El precio puede que te parezca una desventaja, pero a su favor diré que el lujo de las manos de la terapeuta y la sensorialidad del lugar se pagan.

Puedes encontrar el tratamiento MC 110 en otros centros de belleza en Madrid y resto de España, pero el de The Beauty Concept me parece que tiene mejor relación calidad/precio y que ofrece el plus de la aparatología y un masaje kobido de lo más intenso. La terapeuta recomienda alternar la aparatología de Biologique, que trabaja a nivel muscular, con radiofrecuencia (Indiba, Accent Prime o, a nivel médico, Thermage), para estimular tu propia producción de colágeno. Otro tratamiento del que os hablaba, Tact & Lum, combina en unos dedos digitales infrarrojos, microcorrientes y radiofrecuencia. Un potente masaje kobido (os recomiendo el del centro Nangala, en Madrid), sin que medien aparatos, también puede hacer maravillas a nivel muscular.