Vitaminas... Nos persiguen desde la infancia. «Cómete la verdura que tiene mucha vitamina», «Tómate el zumo que se le van las vitaminas». Frases que se han repetido toda la vida en la mesa y que no pueden tener más razón. Así es, las vitaminas son super importantes para mantenernos sanas, tanto en el interior como en el exterior. Una dieta rica mejora radicalmente la apariencia de la piel. Aunque, también podemos incluirlas en nuestro cuidado facial diario .
El uso tópico de las vitaminas es el complemento ideal a la ingesta de estos nutrientes e, incluso se postula como más eficaz. Si ya has leído un poco acerca del mundo de los ingredientes y fórmulas cosméticas te habrás dado cuenta de que los activos antiedad de mayor potencia son vitaminas. Vitamina A como el insuperable retinol, vitamina C el antioxidante estrella, vitamina B3 como la luminosa niacinamida o, la vitamina E, el super hidratante que deja la tez jugosa y rellena. La lista es larga, pero todos los integrantes son beneficiosos y actúan de maravilla en conjunto para devolver la juventud al cutis, estimulando el colágeno, tensando la piel o eliminando manchas y arrugas. Te mostramos qué hacen, qué productos las contienen y lo necesarias que son en tu rutina.
Esta categoría guarda a los retinoides liposolubles tales como el retinol, retinal y ésteres de retinilo. Las más recomendadas por dermatólogos para luchar contra el envejecimiento. Trabajan para renovar las células, aumentar los niveles de colágeno y elastina que se van perdiendo con la edad, difuminar arrugas, eliminar piel muerta y erradicar la pigmentación causada por el daño solar, entre otros. Desvelan un cutis nuevo y perfeccionado. Lo mejor es incluirla en fórmulas de alta concentración como los sérums, para resultados óptimos, aunque se debe ir con cuidado ya que es muy poderosa y puede irritar.
Imprescindible en cualquier cuidado facial antiedad, este antioxidante polifacético favorece la síntesis de colágeno, así como el metabolismo de las proteínas encargadas de dar estructura al rostro, reforzando los tejidos y uniendo las fibras para combatir la flacidez y tersar las zonas rugosas. También potencia la luminosidad, ayuda a la desaparición de pigmentación, crea una barrera cutánea protectora contra la radiación y contaminación, y suaviza la textura.
Conocida como niacinamida. Es un complemento o sustituto de la vitamina C, con casi las mismas propiedades antioxidantes. Reduce el aspecto de manchas, enrojecimiento, aporta un brillo radiante, protege de los radicales libre dañinos causantes del fotoenvejecimiento y puede ser beneficiosa para descongestionar y aliviar reacciones o brotes.
Esta clase ayuda a mantener la hidratación durante más tiempo en el cutis, consiguiendo que la humedad penetre en las capas más profundas. Genial en todo tipo de pieles, deja esa apariencia jugosa y con volumen propia de los rostros jóvenes, además de mejorar la circulación y el brillo natural. En un sérum ligero de uso diario, con otros ingredientes hidratantes, será óptima.
Muy parecido a la vitamina C, pero más estable y con propiedades antinflamatorias. Se usa por sus beneficios reafirmantes al favorecer la elasticidad de la piel, revitaliza el cutis apagado y plano, obtiene un tono uniforme y cuenta con la misma faceta antioxidante defensora.
Un potenciador de la hidratación, capaz de recomponer la elastina dañada, reducir la hinchazón, aumentar el flujo sanguíneo, rellenar las zonas con falta de firmeza, retener la humedad en la dermis y contrarrestar las manchas provocadas por el sol, de igual forma que prevenir contra los agresores ambientales. Un todo en uno antioxidante que funciona de 10 si se mezcla con la vitamina C.
Quizás la más desconocida pero cuyas propiedades antienvejecimiento son de lo mejorcito. Fortalece las células, redensificando las paredes de los capilares sanguíneos y los tejidos estructurales que están a cargo de la firmeza y elasticidad. Ultra efectiva, sobre todo, en la zona del contorno de ojos para eliminar arrugas, líneas de expresión, despigmentar ojeras y reducir bolsas.
Es un antiinflamatorio que palia rojeces, irritación, sensación de ardor, descamación y el típico rostro congestionado e hinchado que resulta nocivo para el colágeno. Además, actúa como protector solar de amplio espectro, al tratar y prevenir los daños causados por la radiación. También ayuda a la cicatrización, reduce la posibilidad de brotes y es antibacteriano. Muy efectivo junto al ácido salicílico y hialurónico.
20 de enero-18 de febrero
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