La trágica historia de Alfredo Fraile, el mánager de Julio Iglesias: se hartó del egoísmo del cantante y murió de manera inesperada

Alfredo Fraile vivió 15 años junto a Julio Iglesias, en el despegue del artista. Fue quien hizo magia con su imagen y su fiel compañero, hasta que se cansó de haber perdido su vida.

A Julio Iglesias le apuntaron con una pistola en un ascensor de México DF junto a su amigo inseparable, su mánager Alfredo Fraile. Empuñaba el arma un hombre fuera de sí, que le preguntaba si estaba enamorado de su esposa (que podría ser cierto, teniendo en cuenta su historial). Julio respondió al agresor: «La persona que duerme todas las noches conmigo es este señor, así que no se preocupe por su mujer».

La sorprendente historia la confesó Alfredo en una entrevista con Vanity Fair, en la que hablaba de su libro Secretos Confesables, donde retrata sus años de trabajo. Pero la idea la repetía como chascarrillo: «¡Pasaba más tiempo con Julio que con mi pareja!». Fueron 15 largos años de éxito, de giras, de brillos y euforia. Entre 1969 y 1984 no existía un Julio sin Alfredo y viceversa.

De aquellos polvos de abundancia, quedaron unos trágicos lodos. El representante acabó por abandonar al artista, a quien tachaba de profundo egoísta. Se convirtió en asesor de personajes como Adolfo Suárez, Bertín Osborne o Silvio Berlusconi. La reconciliación entre los viejos amigos no se produjo jamás, y Alfredo murió en 2021 por covid.

Quién era el Alfredo Fraile, el mánager de Julio Iglesias

Alfredo nació en Madrid en 1943, y a sus 26 años ya se dio cuenta de que lo suyo no eran los estudios. Descartó la ingeniería y se decantó por trabajar como ayudante de producción con su padre, uno de los mejores directores de fotografía de aquel entonces. Tampoco le duró mucho, ese mismo 1969 un amigo llamado Enrique Herreros le pidió que le ayudase. Era el asesor de imagen de Julio Iglesias, según recoge El Mundo.

Tan solo tres años después de que Alfredo se incorporara al equipo, Enrique dejó el trabajo. Julio estaba de capa caída, recibía pocas ofertas. Su situación no dio un vuelco hasta que Alfredo entró en escena, como un « mago de la imagen», como le llamaban. Agarró al cantante y lo lanzó al mercado internacional. El primer paso era dejar España, con todo lo que conocía; y atreverse al mundo que ofrecía Miami.

Julio Iglesias e Isabel Preysler. / gtres

La magia entre ellos se acabó en 1984. Alfredo plantó a Julio por su « egoísmo», por el cansancio y porque la broma de compartir cama ya no hacía gracia; había entregado su cuerpo y alma al trabajo. Y la vida no era solo eso. El empresario era padre de seis hijos junto a María Eugenia Peña. Por eso, se trasladó a España tras una larga vida de trajín en Miami.

Cuál era la relación de Julio Iglesias con sus hijos

Alfredo volvió a la carga a través de la literatura. En su libro de 2014 contó que Julio Iglesias ejercía la paternidad «por control remoto». Cuando decía que quería ver a sus hijos Chábeli, Julio José y Enrique, la mayor daba un respingo. «Será que ha llegado el fotógrafo del Hola y quiere que vayamos a posar», soltaba.

Una vez, con lágrimas en los ojos, el ex marido de Isabel Preysler se escabulló de una comida. Alfredo lo encontró y se quedó descompuesto. «Te tengo envidia, Alfredo. Envidio la familia que has creado y que yo no he podido tener», admitió.

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En el texto, Alfredo señala que su compromiso era más bien ineficiente. Los niños crecieron con un padre que se llevaba a sus amiguitas y amantes a casa. «No querían que se repitiera la sorpresa que un día se llevó Chábeli, quien tropezó con un tanga tirado en un rincón del dormitorio», describe. El representante fue su guardián, y conservaba la agenda donde Julio Iglesias apuntaba sus conquistas de mujeres exóticas.

El problema fue que Julio no abandonó a Alfredo, que fue el empresario quien puso punto final. Y eso, según cuenta en una entrevista, no le gustaba al artista. En 2014 le preguntaron a Alfredo la diferencia entre el joven Julio y el maduro. Él confesó que no podía dar respuesta. Ya no conocía a aquel hombre.

Alfredo murió a los 77 años en una clínica en Madrid, donde estaba ingresado por coronavirus. Durante el mes que estuvo en el hospital, había una persona que llamaba sin descanso a José María García, casado Montse Fraile (hermana de Alfredo). Estaban distanciados en lo profesional, pero Julio levantó el teléfono hasta el último aliento de su amigo; quería saber cómo estaba.