Muertes prematuras Las dos tragedias familiares de Teresa Urquijo, la novia de Martínez Almeida, que han marcado la vida de su madre

Teresa Urquijo, novia del alcalde de Madrid Almeida, perdió a dos de sus tíos maternos, Fernando y Alfonso, de manera prematura, con 52 y 41 años, respectivamente.

El alcalde de Madrid, José Luis Martínez Almeida, con su novia, Teresa Urquijo. / GTRES

Juanra López
Juanra López

Teresa Urquijo se ha convertido en un personaje muy popular de la noche a la mañana. Su presencia el pasado domingo en la corrida de la Prensa en la plaza de toros de Las Ventas de Madrid, con el alcalde de Madrid , que la presentaba así oficialmente como su novia, desató una auténtica tormenta mediática, pues fue una auténtica sorpresa. Profesional de éxito, en sus 26 años, ha vivido dos momentos muy duros, la pérdida de dos de sus tíos maternos.

Recordemos que su abuelo es Íñigo Moreno de Arteaga, marqués de Laula y marqués de Laserna. Hablamos de un título creado ex profeso por el rey Juan Carlos I el 8 de abril de 2010, «queriendo dar una prueba de mi Real aprecio a la persona de don Íñigo Moreno de Arteaga», como quedó recogido en el BOE.

Íñigo tiene en la actualidad 89 años y atesora un historial académico brillante: es doctor en Historia por la Universidad Rey Juan Carlos, Académico de Honor de la Real Academia de Bellas Artes de la Purísima Concepción de Valladolid y Académico Correspondiente de la Real Academia de la Historia.

Su abuela, Teresa de Borbón-Dos Sicilias y Borbón-Parma, que nació en la ciudad suiza de Lausana, donde estaba exiliada la reina Victoria Eugenia, abuela del rey don Juan Carlos, es a su vez hija de Alfonso de Borbón de las Dos Sicilias, infante de España, y de Alicia de Borbón-Parma-Habsburgo-Lorena, infanta de España, fallecida en 2017 a los 99 años.

La tragedia de los tios maternos de Teresa Urquijo

Íñigo Moreno de Arteaga y Teresa de Borbón-Dos Sicilias tuvieron nada menos que siete hijos, pero perdieron a dos a una edad prematura. El primero en fallecer fue Fernando Moreno y Borbón, el 12 de mayo de 2011, en un trágico accidente de tráfico. Tenía tan solo 41 años.

Fernando, que estaba soltero, era muy conocido en el mundo cinegético y una figura clave en la feria de caza nacional e internacional Venatoria. Era defensor de una caza ética y conservadora y otra de sus grandes pasiones eran los caballos árabes. Su hierro Flor de Lis era su signo de distinción en el mundo equino.

Sus familiares le velaron en el tanatorio de La Paz de Madrid y por allí pasaron familiares y amigos, entre los que se encontraban los duques de Calabria, María Zurita, Pedro de Borbón Dos Sicilias y Paloma Segrelles. A su funeral asistieron la reina Sofía , los reyes Felipe y Letizia, las hermanas del rey emérito, las infantas doña Margarita y doña Pilar, y la infanta Elena.

Siete años más tarde falleció en su casa de Colmenar Viejo su hermano, Alfonso Moreno y de Borbón, que no logró superar un tumor que le habían diagnosticado un año antes. Tenía 52 años, estaba separado de María Calvo, y dejaba dos hijos, Íñigo y Lucía. Al igual que su hermano, estaba involucrado en la empresa familiar Flor de Lis, cuyas cuadras habían inaugurado los reyes eméritos en 1992.

Con su exmujer mantenía una excelente relación, no en vano solía acompañarle a las sesiones de quimioterapia en el hospital Puerto de Hierro, tal cual publicaba Paloma Barrientos en el momento de su deceso. En cuanto a sus clientes más prestigiosos, debemos destacar a las princesas Alia y Haya de Jordania, a las que proveía de sus mejores caballos. Además, los hijos de Alfonso han sido grandes amigos de la infancia de Froilán y Victoria Federica .

Su padre escribió una emotiva carta de despedida en Abc titulada La grandeza de un alma. En ella afirmaba: «Desde el primer minuto supo lo que tenía y cuál era su futuro, pero como los bravos, se creció al castigo. Afrontó su situación con espíritu y coraje».

Y añadía; «Hoy he entendido mejor la resurrección, y con cuánto entusiasmo el alma se volverá a reunir con su cuerpo glorificado, luminoso, sin daños, ni casi materia, y para siempre. Y nosotros ahora tenemos un mediador«.