La boda de Tamara Falcó e Iñigo Onieva es, sin duda, el acontecimiento del verano. Después de varios contratiempos y disgustos para los novios, parece que el amor finalmente ha ganado la batalla a la adversidad, y el enlace se celebrará en la finca El Rincón el 8 de julio. La espectación por descubrir cada detalle, es máxima, empezando por el vestido de novia a contrarreloj de la marquesa de Griñón.
Se espera que la lista de invitados (y, sobre todo, invitadas), sea un despliegue de poderío aristocrático y social en el que varias mujeres rivalizarán con la novia en estilo y protagonismo, de la matriarca del clan, Isabel Preysler, a la madre del novio, Carolina Molas . Pero si hay alguien que tendrá un papel fundamental en la boda de Tamara e Iñigo, esa es Ana Boyer, la hermana pequeña de la marquesa y gran apoyo de la novia en todos los preparativos.
Ana Boyer se ha prodigado ante las cámaras en los útlimos meses más que en toda su vida y eso es una anomalía tan grande como su propia trayectoria dentro del clan Preysler: es la única hija de Isabel Preysler con un expediente académico brillante y una historia de amor con un hombre que goza del apoyo total de la «reina de corazones», Fernando Verdasco.
La única hija del matrimonio de Isabel Preysler con el ex ministro socialista Miguel Boyer ha cargado siempre con la etiqueta de ser la «lista» de la familia. La prueba de esta afirmación está en su doble titulación universitaria en Derecho y Administración y Dirección de Empresas.
Pero el tiempo ha demostrado que un Preysler no vive de su currículum universitario y Ana Boyer ha sabido compaginar con maestría las dos facetas de su apellido: la «bling bling» y la empresarial.
La hija pequeña de Isabel Preysler parecía tenerlo todo para convertirse en la mayor triunfadora de todo el clan (y eso es mucho decir cuando en tu mismo árbol familiar se encuentra Enrique Iglesias).
Como le sucedió a todos sus hermanastros, Ana Boyer era famosa aún antes de nacer. El matrimonio de Miguel Boyer e Isabel Preysler fue el gossip nacional durante los 80. Que aquella infidelidad hubiera culminado en discretísima boda y el alumbramiento de un nuevo bebé no hacía más que poner la guinda a la historia de amor más perseguida de la época.
Desde la década hasta 2015 la propia Isabel Preysler se encargó de declarar, exclusiva tras exclusiva, que su hija pequeña iba a ser el «cerebro» de la familia. Ana Boyer alimentó esa leyenda afirmando que deseaba dedicarse a la consultoría estratégica internacional.
Pero ese plan quedó relegado al olvido cuando los genes Preysler se impusieron a los Boyer y Ana conoció a Fernando Verdasco en un concierto de su hermano Enrique Iglesias.
Ana Boyer y su marido el tenista Fernando Verdasco /
En 2013 la pareja oficializó su relación y en 2017 se dieron un «sí quiero» de fantasía en Bahamas, aunque la pareja ya estaba casada: convivir en Qatar sin estar casados está prohibido y ellos ya vivían juntos en Doha desde 2015.
Se puede decir que Ana Boyer abandonó sus títulos de Derecho y la Administración de Empresa del ICADE y la oportunidad de foguearse en el despacho de abogados Uría y Menéndez para convertirse en el soporte de su pareja siguiéndole a lo largo y ancho del mundo.
Hay quien puede pensar que salió perdiendo con el cambio, pero dos hijos monísimos más tarde de aquella decisión, una firma de moda propia (cocowi), sus 276.000 seguidores de Instagram y sus constantes viajes por Dubái, Australia o San Petersburgo siguiendo a su marido y convirtiéndose en icono de estilo parecen demostrar lo contrario.
Ya por aquel entonces, cuando aún eran novios, el caché de Ana Boyer en los photocalls se estimaba en unos 18.000 euros, cifra que aumentó exponencialmente en cuanto anunciaron su esperadísima boda y que ahora mismo, tras la ruptura de Tamara Falcó e Iñigo Onieva, se ha vuelto a multiplicar.
Vídeo. Los vestidos más bonitos de Ana Boyer vistos en su Instagram
Una boda que llegó con su propio gossip a costa, por supuesto, de Isabel Presyler. Y es que apenas nueve meses después de la pérdida de su padre Ana Boyer vio cómo su madre empezaba a convivir con Mario Vargas Llosa, un evento que la prensa rosa aprovechó para remedar una historia de rechazo entre la hija pequeña de la socialité y el premio Nobel de Literatura.
Muchos apostaron a que Vargas Llosa no estaría en la lista definitiva de los 50 invitados que verían a Ana Boyer casarse «por la iglesia» en Bahamas, pero finalmente la ceremonia en Mustique se celebró con el escritor presente y con una exclusiva más cara gracias al morbo de que estuviera en primera fila el nobel.
Si en 1988 Isabel Preysler se embolsó 6 millones de pesetas de la agencia Korpa por facilitarles un par de sosas fotas de su enlace con Miguel Boyer, algunos medios calcularon que Ana Boyer se embolsó hasta 140.000 euros por u reboda en un resort de lujo en Bahamas. Hasta adelantó la ceremonia un día para que las fotos salieran perfectas y sin tormentas tropicales de por medio. Sin duda, sigue siendo la más «lista» de la familia.