Una mala decisión

Cómo se enamoró Arantxa Sánchez Vicario de Josep Santacana, el hombre que le arruinó la vida

Arantxa Sánchez Vicario y Josep Santacana se sentarán en el banquillo a partir de este martes, cuando se abre juicio oral en el 25º Juzgado de lo Penal de Barcelona.

Arantxa Sánchez Vicario, el día de su boda con Josep Santacana. / gtres

Juanra López
Juanra López

A partir de este 12 de septiembre se celebrarán diez sesiones no consecutivas en las que se sentarán en el banquillo Arantxa Sánchez Vicario y su ex, Josep Santacana , ante la titular del 25º Juzgado de lo Penal de Barcelona. La mejor tenista española de todos los tiempos y el hombre por el que rompió todos sus lazos familiares se enfrentan a una petición de cuatro años de cárcel y más de seis millones de euros en concepto de responsabilidad civil.

A la deportista y a su pareja se les acusa de un delito de alzamiento de bienes o insolvencia punible. El banco de Luxemburgo, que no está dispuesto a soltar la presa, quiere recuperar o hacer pagar con prisión una deuda que se remonta a 2009.

Arantxa Sánchez Vicario calentaba motores este fin de semana con una entrevista concedida a El País, cuyo titular era «mi gran error fue enamorarme». No era lo más novedoso que aporta. Lo trascendental lo encontrábamos en el cuerpo del texto era el relato en el que ella aseguraba que en el proceso de divorcio que se sigue en Miami ha pedido auxilio judicial para averiguar dónde está parte de su patrimonio . Según la exdeportista se encontraría en manos de Josep Puntacana, mientras que éste mantiene lo contrario, que, de existir, estaría en cuentas en Suiza de las que ella sería titular.

En Mujerhoy hemos intentado contactar con los abogados de ambas partes, Borja Vives, socio de RCD, y Ramón Tamborrero, para dilucidar con qué ánimos hacen frente a esta situación, pero ambos despachos permanecen hoy cerrados al celebrarse la Diada en Barcelona. Los dos letrados tienen el reto de demostrar los postulados antagónicos de sus representados, que se culpabilizan el uno al otro de esta situación rocambolesca.

Es muy pertinente recordar que Arantxa confesó hace dos años que había ocultado bienes, pero responsabilizaba a su marido de lo sucedido. Su expectativa con este gesto de arrepentimiento es conseguir, según parece, una condena de siete meses, lo que no supondría que tuviera que entrar en prisión.

Sigue viviendo en Miami, donde trabaja como profesora de tenis

Sea como fuere, la historia de amor de Arantxa Sánchez Vicario ha tenido y sigue teniendo un elevado coste no solo monetario sino emocional para ella. También para sus dos hijos, Arantxa y Leo, que atraviesan la adolescencia con unos padres enfrascados en una guerra sin cuartel y con un futuro muy incierto. La tenista, que sigue teniendo unos ingresos elevados, pero un elevado porcentaje de ellos van destinados a sufragar la deuda contraída con el Banco de Luxemburgo, se gana la vida como profesora en Miami y ocasionalmente como comentarista deportista. Sin embargo, siempre según sus palabras, necesita de ayuda externa para poder costear su día a día.

Arantxa Sánchez Vicario y Josep Santacana fueron inseparables durante años. La tenista se alejó de su familia, algo de lo que la tenista culpa a su pareja. / gtres

La pregunta que mucha gente se hace es cómo Arantxa desoyó las señales y las evidencias que su familia le presentó. Para ello contrataron a la agencia de detectives Método 3 (muchos estarán familiarizados con este nombre por casos como el de la familia Puyol, la Operación Malaya o la Operación Lezo) que aportó pruebas comprometedoras sobre el pasado financiero de Josep Santacana Arrastraba numerosas deudas con la Seguridad Social y una larga lista de acreedores.

«Fue un flechazo», dijo ella en su libro de memorias ¡Arantxa, vamos!, que, con el transcurrir del tiempo, una vez la relación sentimental se asentó, la apartó radicalmente de su familia. Además, la llevó a una situación tan dolorosa como no haberse reconciliado con su padre antes de que falleciera . Incluso a una coyuntura muy desagradable por no permitirle sus hermanos estar presente en el funeral al haber acudido acompañada por su marido, como revelaría años más tarde Emilio Sánchez Vicario.

Sus padres, pese a su oposición, acudieron a su boda con Josep Santacana

Cuando Sánchez Vicario se casó en septiembre de 2008 en segundas nupcias (anteriormente había contraído matrimonio con el periodista deportivo Joan Vehils) nada hacía presagiar que ese encuentro fortuito en Ibiza entre ambos que había tenido lugar un año antes iba a provocar una tormenta de tamañas proporciones.

Según El País, les presentó José Guindulain, un conocido subastero de Barcelona con quien había trabajado Santacana y cuyo cuerpo sin vida fue encontrado en su casa de Sarrià, en 2009. La autopsia y las pruebas recabadas por los Mossos d'Esquadra apuntaban al suicidio. Y a esto podría haber contribuido que estuviera acuciado por las deudas.

Arantxa caía en el maniqueísmo de las telenovelas en su libro de memorias. Por un lado se encontraban las acusaciones de su familia, que aceptaba porque cualquier empresario podía tener deudas, y por otro su todavía marido, Josep Santacana, quien encajaba con caballerosidad todas esas afrentas y cerraba filas en torno a ella, víctima de los de su propia sangre. Una familia, que de cara a la galería, permaneció unida en la boda, de la que fue padrino el patriarca, Emilio Sánchez, pero cuyas costuras ya habían estallado.

La revista ¡Hola! fue para ellos el equivalente al BOE para hacer oficial su ruptura. Arantxa mostraba su arrepentimiento no por haberse enamorado sino por no haber sabido disociar la vida personal de las finanzas y Josep desvelaba datos tan poco edificantes como que llevaban dos años separados y cinco sin mantener relaciones sexuales. Achacaba el final de su relación a la presión que supuso la oposición familiar y el proceso judicial que la tenista emprendió contra ellos, al acusarlos de haberla arruinado. Finalmente, lo perdió en 2015 por no aportar pruebas que demostraran sus afirmaciones y fue condenada a costas.

El motor de Arantxa Sánchez Vicario son sus hijos, pero también puede respirar tranquila al haber recuperado a su familia, que supo pasar página a momentos muy duros en los que, inicialmente, una parte de la opinión pública sí consideraba culpables. El relato de la ex tenista tenía suficientes mimbres como para hacerlo verosímil. A su favor, también jugaban los ejemplos de deportistas que habían sufrido abusos de sus padres o se habían aprovechado de ellos económicamente, como André Agassi, Mary Pierce, Tonya Harding, Jennifer Capriati y un largo etcétera. Ahora parece que el tiempo ha curado las heridas.