Aunque la presencia de la reina Letizia barre absolutamente de cualquier evento oficial cualquier otra mujer (haremos una excepción: Isabel Díaz Ayuso ), existe cierta curiosidad por comprobar cuál va a ser el papel de Begoña Gómez, esposa de Pedro Sánchez, en la cumbre de la OTAN de Madrid. De momento, la hemos visto elegantemente vestida de gris en la cena cóctel que se celebró en el Palacio Real y que reunió a buena parte de los primeros ministros y presidentes asistentes. Pero, ¿qué peso puede tener su figura en una agenda dominada por la reina ?
Ahora mismo, la complicación que conlleva la delicada posición de Begoña Gómez es máxima. A los efectos y popularmente ejerce únicamente de consorte y acompañante ocasional del presidente del Gobierno. En nuestra legislación no existe el cargo de Primera Dama y, por tanto, Begoña Gómez no tiene una oficina que coordine sus apariciones.
Si supimos que Begoña Gómez se iba a reunir con Jill Biden en el Palacio de la Moncloa es porque la agenda oficial de la primera dama estadounidense lo había comunicado así. De hecho, todo parece indicar que la esposa de Pedro Sánchez podría ejercer de figura de apoyo para la reina Letizia, a la que se le multiplican los compromisos en esta concurrida cumbre de la OTAN de Madrid.
Esta ausencia de un equipo en Moncloa que se ocupe de comunicar sus comparecencias podría conllevar un problema serio si Begoña Gómez fuera una presencia más o menos constante al lado de Pedro Sánchez, algo que parecía asegurado en el comienzo de la legislatura pero que dio un vuelco radical tras la pandemia. Begoña Sánchez desapareció del mapa.
En muchos países, y un poco por contagio de la comunicación política americana, la primera dama juega un papel decisivo en la credibilidad, confianza y popularidad del presidente. Su figura se ha vuelto central también por la enorme cobertura mediática que reciben tanto los primeros ministros como todo su entorno. Sus imágenes son virales.
Tanto es así, que en países como Corea del Sur donde tampoco existe el papel de primera dama ya se plantean crearle a Kim Keon-hee una oficina que pueda controlar al máximo lo que se publica sobre ella. Las figuras femeninas próximas al poder son el complemento popular presidencial que juega al soft power, el poder blando de la moda, la seducción y la belleza. Incluso los gobiernos que renuncian a utilizar este tipo de baza pueden verse obligados a jugarla.
Está claro que Begoña Gómez renunció en un momento dado a su potencial como activo femenino complementario al poder presidencial. ¿Por qué, si estamos ante una mujer culta, inteligente y con una imagen que conecta a la perfección con el espíritu de modernidad que pretende trasladar la marca España?
En realidad, esta segunda versión discreta, prácticamente invisible, de Begoña Gómez (47 años) no se aparta demasiado de la tradición de las esposas de los presidentes socialistas. Tanto Carmen Romero como Sonsoles Espinosacontinuaron con sus vidas y sus profesiones con toda la normalidad que pudieron conseguir para sus respectivas familias. Figuraron lo imprescindible.
Begoña Gómez no se escondió durante la campaña de Pedro Sánchez, donde ya se hablaba del «efecto Begoña» como posible atractor de votos. Poco después anunció que solo le acompañaría cuando lo exigiera su agenda oficial presidencial (no en actos de partido), y al final terminó desapareciendo hasta de la agenda.
Dicen que su invisibilidad coincide con la salida de Moncloa de Iván Redondo, consejero de comunicación del presidente. Otros, que prefiere centrarse en su carrera. Sea como fuere, Begoña Sánchez ejercerá sus obligaciones de consorte durante la cumbre de la OTAN y puede presumir de un presente laboral exitoso. Dedicada a la captación de fondos para ONG's, este año dejó la dirección del IE Africa Center para codirigir un master en la Universidad Complutense.
.png){kind=small}
