Blanca Fernández Ochoa, una campeona en los deportes de nieve. /
Este 22 de abril Blanca Fernández Ochoa habría cumplido 60 años. Una fecha que igualmente se puede seguir celebrando porque su espíritu permanece a través de sus seis hermanos y sus dos hijos , que mantienen vivo su legado personal y deportivo. Con esta finalidad se constituyó hace un año una fundación que lleva su nombre, Blanca-Apoyo al deportista de élite, que está dando ya sus primeros pasos.
La gran puesta de largo de la Fundación se celebró este miércoles con el estreno del documental que han producido, El viaje. La medalla de la salud mental, disponible en la web de RTVE Play. Un acontecimiento de alta intensidad emocional, como cuenta a Mujerhoy su hermana Lola : «Te puedes imaginar que tuvimos una sensación agridulce. El hilo conductor de este documental es Blanca y seguimos muy sensibles con este tema. Por otra parte, hemos intentado hacer algo bonito con la tragedia que hemos pasado la familia tras su fallecimiento .Que no se quede en tragedia, que sirva para construir algo como esta fundación. El primer acto de visibilidad de la misma ha sido el estreno de este documental y estamos felices por la respuesta que hemos recibido de tantísima gente».
David, hijo de Blanca, dedicó unas emocionadas palabras a su madre, a la que calificó como «la mejor». Tanto él como su hermana Olivia destacaron la faceta humana detrás de la campeona. Como subraya Lola Fernández Ochoa: «Ellos no han vivido a la Blanca deportista sino a la Blanca madre, e ir a un acto como este y ver esta ovación para ella… Se les hace grande cuando tanta gente habla de ella. Lo primero que hice después de la proyección es subir a darle un beso porque vi que no paraba de llorar. Es normal».
Dolores Ochoa, nacida en 1926, ha sufrido la pérdida de dos de sus hijos, grandes del deporte de invierno por excelencia. Primero fue Paco Fernández Ochoa, que falleció el 6 de noviembre de 2006, a consecuencia de un cáncer linfático. Tenía 56 años en el momento de su muerte, los mismos que su hermana mejor Blanca cuando murió en agosto de 2019. A pesar de ello, Dolores ha mostrado siempre una enorme fortaleza.
«Lo de mi madre es digno de estudio porque ha perdido dos hijos, es antinatural. Lo de mi hermano mayor fue un drama, pero era una enfermedad; el caso de Blanca fue distinto. Para mi madre fue tremendo, pero siempre dice que le quedan seis hijos por los que luchar»«, cuenta Lola. «Después del estreno del documental tuvimos la mala pata de que sufrió una caída al llegar a casa y la han tenido que operar. Pero está fenomenal. Mi madre es muy grande», añade.
Es muy frecuente que deportistas que están en lo más alto de su carrera decidan parar por problemas psíquicos. La estadounidense Simone Biles decidió no participar en la final de gimnasia artística por equipos durante los Juegos Olímpicos de Tokio en 2020 y la tenista Naomi Osaka, que ahora está embarazada, no juega desde septiembre de 2019. Estos casos, cuando están en lo alto de su carrera, son ejemplos extremos. La dificultad más habitual es que, cuando dejan su carrera, no encuentren su lugar en el mundo. Y es en ese momento cuando la fundación que ahora dar sus primeros pasos puede ser más decisiva.
Lola Fernández Ochoa, durante la presentación del documental. /
«Dentro de las líneas que tiene la fundación, la más importante es ayudar psicológicamente al deportista. No solo durante su carrera, sino cuando decide que va a dejarla, y también una vez que la ha dejado. Una vez que lo dejas, la mayoría caemos en ese abismo de no sé qué voy a hacer con mi vida. Creemos que es importantísimo que se ayude a gestionar ese momento tan duro», nos comenta Lola.
«Otra de las líneas es el apoyo laboral, de formación. Aquellos deportistas que necesiten una beca o quieran sacarse unos estudios y no tengan la posibilidad, que cuenten con nuestra ayuda para que lo puedan hacer. Les ayudamos a buscar trabajo. Muchas empresas estarán encantadas de tener a grandes deportistas porque creo que los valores que da el deporte les tiene que interesar», explica la que también fuera esquiadora y formara parte del equipo español que participó en los juegos de Invierno de Sarajevo en 1984.
Y añade: « Pedro García Aguado (excampeón de waterpolo) lo dice con mucha gracia en el documental, que él solo sabía defender y tirar fuerte el balón y de repente le dijeron que sabía trabajar en equipo, bajo presión, tomar decisiones en muy poco tiempo… Tienen muchos valores que no saben que los tienen, pero están ahí. Las empresas deben ayudarnos a potenciarlos, a conseguir que tengan un enganche con la vida normal y satisfactorio. Muchas veces es dramático que cuando ya no estás en la foto dejan de llamarte».
Su hermana Blanca dio un salto profesional tal vez demasiado grande después de retirarse por la naturaleza del mismo, lo que redundó en un abandono prematuro del cargo para el que fue designada: «Cuando Blanca acabó su carrera el Gobierno le puso un puesto quizás demasiado grande: secretaria de Estado para el Deporte. Estuvo una temporada. Cuando acabas tu carrera deportiva y no tienes formación, se te hace muy grande. Blanca duró poco tiempo porque no se veía capacitada. Si no estás preparado no podrás asumir grandes retos».
No siempre es fácil para la familia de personas afectadas por afecciones psíquicas dar respuestas adecuadas a los estímulos que reciben, como constata Lola Fernández Ochoa: «Lo de Blanca fue una enfermedad. Ahora hemos decido contar lo que le ocurría. Al principio intentábamos cortar ese sentimiento de hablar de estos problemas de salud mental, porque a veces te genera vergüenza. Me sentía como una tortuga que escondía la cabeza. Después de este tiempo hemos decidido hablarlo porque es importantísimo visibilizarlo no solo por el deporte sino por la sociedad. Lo que hemos pretendido mostrar en el documental es que los grandes ídolos también han necesitado un psicólogo y te sientes identificado con ellos. Si tu héroe fue, por ejemplo, Edurne Pasaban y te cuenta que tuvo que acudir al psicólogo o ha tenido problemas de depresión, ves que es algo normal».
«Cuando tienes un trastorno bipolar como Blanca, hay momentos eufóricos. Blanca estaba durante seis meses al año fantástica y había seis que no era capaz ni de lavarse la cabeza. Los momentos clave de la salud mental son los cambios de la primavera y el otoño, especialmente el otoño, la melancolía, los colores, la lluvia. Puede parecer muy bonito, pero las personas que sufren esto es tremendo. En los otoños con Blanca lo sufríamos, era cuando pinchaba otra vez. A veces desaparecía unos días… La familia lo hemos sufrido y por respeto a ella no lo contábamos, porque se sentía avergonzada de padecer este problema que ni siquiera ella entendía», continúa con su relato.
Lola, la hermana de Blanca Fernández Ochoa durante la presentación del documental dedicado a la esquiadora. /
«No me permitía pedir la ayuda que ahora sí hubiera pedido. Ojalá pudiera echar para atrás y decirle que me daba igual lo que pensara, que íbamos a ir a un especialista y hacer cosas, pero por ignorancia o por respetar su decisión no lo hice. Ahora me arrepiento. Es verdad que son las circunstancias de ese momento. Es muy complicado y tenemos que ver que la mente lo es. Hay que pedir ayuda, pero no siempre se consigue evitar el problema. Aun así es la espinita que me queda clavada», concluye.
Por eso, por haberlo vivido en carne propia, por haber atravesado unas circunstancias tan dramáticas, ahora con la fundación tienen un propósito muy firme: «Lo que queremos es que no haya más Blancas. Con esta fundación ya estamos haciendo cosas. Hemos comenzado con un programa de psicología que estamos terminando de rematar, va a haber un teléfono de asistencia a los deportistas, pero nos falta un poquito. Lo primero era el documental y ahora a trabajar a lo grande. Nos queda mucho por hacer. Es precioso lo que estamos consiguiendo, estoy ilusionadísima. Todo el drama que he pasado con la tragedia de mi hermana ahora se revierte, es algo que me da vida para levantarme todas las mañanas y luchar. No voy a tirar la toalla y voy a ser muy pesada con todas las instituciones, con las empresas… Tienen Lola para rato».
Le planteamos a Lola si elaboró el duelo de distinta manera con su hermano Paco y si en alguno de ambos casos tuvo que recurrir a ayuda psicológica: «Con mi hermano Paco no lo necesité. Fue una enfermedad, tuvimos tiempo para asimilarlo, aunque fueron solo 8 meses. Con Blanca fue mucho más duro. Por supuesto que he tenido que tirar de grandísimas amigas que me echaron un cable muy importante, sobre todo para entender que las enfermedades son muy complicadas, me han aconsejado, me han hecho leer libros… Gracias a ellas lo he entendido, porque al principio no entendía nada, puesto que no había tenido este tipo de problemas, gracias a Dios. Gracias a esto me he dado cuenta de que Blanca tomó esta decisión porque aquí sufría, con las enfermedades mentales se sufre mucho. Fue una decisión que tomó y hay que respetarla. Aconsejo a todo el mundo que pida ayuda, porque merece la pena».
Le recordamos a Lola que su hermana ha dejado un legado, su propia familia, a través del cual sigue viviendo y está de acuerdo con nuestra reflexión. Además, nos pone un ejemplo concreto: «Blanca tuvo la suerte de tener una hija que está en el equipo nacional de rugby. Olivia es deportista de élite. Blanca le dijo cuando era muy pequeña que se dedicara al deporte que quisiera, pero que fuera de equipo, que no le dejaba que practicase uno individual porque se sufre mucho la soledad, competir y entrenar solo. Cuando formas parte de un equipo formas tu familia. Es una maravilla cada vez que veo sus partidos en televisión, me emociona ver que Blanca ha dejado esta semilla. Blanca era su primera fan, estaba encantada de ella»
Hay una pregunta un poco más delicada que dejamos al final, si han vuelto a La Peñota, el lugar que su hermana eligió para morir y en caso afirmativo si eso había servido para borrar las connotaciones negativas que podría suscitarles: «Siempre lo digo, subo mucho. Me encanta. Es un paseo maravilloso porque la sierra de Guadarrama es preciosa y el camino también lo es. El que quiera que me llame que lo acompaño. Además, el ayuntamiento de Cercedilla le ha puesto una plaquita y le llamamos La terraza de Blanca, desde allí se ve todo el pueblo. En lugar de darme mal rollo me dan ganas de ir. A veces subo sola, otras con amigos. Siempre bajo feliz porque sé que está bien y mi objetivo es que nadie la olvide. Con esta fundación voy a dar mucha guerra para que no se olviden de Blanca, ni de los deportistas, que son los mejores embajadores de un país».