20 ANIVERSARIO DE SU MUERTE

Las dos herencias envenenadas de Carmen Ordóñez: la de su padre y la de Paquirri, que sigue sin resolverse

A la muerte de Antonio Ordóñez estaba casado con Pilar Lezcano, a quien hizo usufructuaria de El recreo de San Cayetano, lugar emblemático para la saga.

Carmen Ordóñez murió un 23 de julio de 2004, hace ahora dos décadas. / gtres

Juanra López
Juanra López

Paso que daba, paso que contaba. Así era Carmen Ordóñez , que nunca tuvo problemas en monetizar su vida personal. Especialmente en la revista Semana muy generosa en el pago de exclusivas durante años, antes de que Tómbola, en la desaparecida Canal 9 valenciana, abriera un nuevo nicho de mercado con cifras millonarias para que los famosos contasen no solo sus intimidades sino que fueran defenestrados ante audiencias millonarias si se daba el caso. Chábeli Iglesias salió corriendo de la primera edición. No se esperaba un formato tan incisivo e incluso faltón.

Aunque dos de sus hijos han hablado más abiertamente de su vida privada -nos referimos a Francisco Rivera (fue, además, colaborador televisivo) y julián Contreras-, lo cierto es que respecto a las herencias familiares en términos económicos poco hemos podido saber, más allá de lo publicado en diferentes medios de comunicación.. En el caso de la de Paquirri se supo mas porque contó con varios abaceas, entre los que se encontraba Ramon Calderón, quien fuera presidente del Real Madrid. Como veremos más adelante, se vio forzado a salir a la palestra por las explosivas declaraciones de Kiko Rivera sobre el testamento de su padre.

Antes de adentrarnos en lo que dejó y cómo lo repartió Antonio Ordóñez, padre de la Divina, sobrenombre con el que se conoció a Carmina Ordóñez durante tantos años, vamos a adentrarnos en una herencia que poco tenía de material y más de sentimental para Carmen Ordoñez y sus dos hijos mayores, Fran y Cayetano. Un asunto que llega hasta la actualidad y que nunca se ha resuelto.

Aunque divorciada de Paquirri , Carmina estuvo reclamando para sus dos hijos una serie de enseres del torero que nunca acabaron de recibir sus dos hijos. Desde las páginas de la mencionada revista, Carmen lo puso de manifiesto, pero no hubo manera de que la viuda del diestro, Isabel Pantoja , procediera a hacerlo. Fue una guerra sin cuartel que no ha dado tregua y que ha trascendido la muerte de Carmina, pues su hijo Francisco se ha manifestado con dureza en numerosas ocasiones a propósito de la tonadillera.

Muchas cosas se dijero: que si había habido un robo en Cantora, que si no existían tales objetos... Hasta que Kiko Rivera, decidido a machacar a su madre, protagonizó un espacio de entrevistas denominado 'Cantora, la herencia envenenada', emitidas en Telecinco, en noviembre de 2020. El Dj., en momentos personales muy bajos, aseguró haber visto en una sala de la propiedad esos enseres, muchos de ellos capotes de torear, y abrió con esta confesión la caja de Pandora.

Una batalla que nunca se ha resuelto del todo

El letrado Joaquín Moeckel, en representación de Fran y Cayetano Rivera, lo intentó con requerimientos notariales que se entregaron en la emblemática finca de Medina Sidonia, pero no cambió nada la situación. Si se nos permite el simil judicial, es un caso perdido. ¿Siguen existiendo esos enseres? Parece que quedará siempre la sombra de la duda. El abogado manifestó a Vanitatis en esas fechas: «La maldad no prescribe».

Mucho más meridiano fue el reparto de la herencia de Antonio Ordóñez, fallecido de un cáncer el 19 de diciembre de 1998. Como estaba casado con su segunda mujer, Pilar Lezcano, ella tuvo un lugar crucial en el testamento. Todo parece indicar que el diestro dejó la legítima (un tercio de la masa hereditaria) a sus dos hijas, Carmen y Belén Ordóñez . La joya de la corona, la finca El recreo de San Cayetano, fue para sus nietos, pero el usufructo vitalicio para su viuda.

Carmen, con su padre, la mujer del torero, Pilar Lezcano, y su entonces marido, Ernesto Neyra, en Madrid.

Esta espectacular finca es muy emblemática para la saga. La compró en 1920 El Niño de la Palma, padre de Antonio Ordóñez, y fue donde nació esta leyenda del toreo el 16 de febrero de 1932. Allí vivió los momentos más felices con su mujer, Carmen Dominguín, la verdadera Carmina de la familia (a Carmina le llamaban Carmuca en la intimidad). Por la finca pasaron nada menos que el premio Nobel de Literatura Orson Welles, y el director de Ciudadano Kane, Orson Welles, cuyas cenizas descansan en un pozo de la propiedad.

Situado en Ronda, el cortijo, que tiene una extensión de 10 hectáreas, se comenzó a explotar comercialmente como hotel rural por parte de los hermanos Rivera-Ordóñez, que, según distintas fuentes, compraron el usufructo de la viuda de su abuelo. Allí se han celebrado eventos familiares de gran calado como la boda de Fran Rivera y Lourdes Montes , y el bautizo del hijo de Cayetano Rivera y Eva González .

Sobre el patrimonio concreto que heredó Carmen Ordóñez, la periodista Rosa Villacastín en conversación telefónica con MujerHoy, nos precisa un piso en Sevilla que la socialité vendió hace unos años. En la etapa final de su vida, una vez regresó de Tánger, a donde se había mudado después de gozar de los favores de la corte en Marrakech, se supo que no atravesaba un buen momento económico. Sin embargo, el legado inmaterial que les ha dejado ha sido muy valioso. Fue una figura irrepetible.

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