Fran Rivera y Eugenia Martínez de Irujo /
Cerrar las heridas no siempre es fácil. Abrirlas suele ser más sencillo. Fran Rivera ha sido el invitado por el que ha apostado Telecinco para De viernes, su nueva apuesta de corazón que retoma el testigo de Deluxe y más allá de desempolvar sus viejas rencillas con Isabel Pantoja, también ha servido para poner el foco en su pasado matrimonio con Eugenia Martínez de Irujo, que contó en todo momento con la bendición de Carmen Ordóñez y la duquesa de Alba.
«No le tengo ningún rencor a Eugenia por todo lo que pasó, pero lo que pasó después no estuvo bien», manifestaba Fran en un teaser promocional del programa, en el que subrayaba que « me despellejó como padre». Aludía el torero al enfrentamiento que mantuvieron en los tribunales cuando su hija Tana se quiso ir a vivir con Lourdes Montes, su mujer, y él, a Sevilla. La justicia le dio la razón a la duquesa de Montoro en la batalla por la custodia y costó mucho enderezar esa relación.
Fran Rivera y Eugenia coincidieron en la despedida a María Jiménez y todo parecía indicar que la relación es a día de hoy muy buena, por lo que este giro de guion no lo vimos venir. Al estilo del recordado programa de Telecinco, Hormigas blancas, aseguraba: « El pasado siempre vuelve». Y por eso conviene recordar cómo fue la relación de pareja de Eugenia Martinez de Irujo y el hijo de Carmen Ordóñez y Paquirri, que estuvo jalonada por las infidelidades del torero.
Al igual que su madre, la duquesa de Alba, Eugenia tenía una gran pasión por la tauromaquia y Fran Rivera se convirtió en el candidato ideal para compartir la vida con ella para una duquesa de Alba que adoraba al nieto del mítico Antonio Ordóñez. Pese a las crisis que atravesaron, la declaración pública de amor Fran Rivera en TVE surtió su efecto y finalmente decidieron casarse.
El 23 de octubre de 1998 se celebró casi una boda de estado en la catedral de Sevilla, en la que Carmen Ordóñez llevó a su hijo al altar. Eugenia Martínez de Irujo lució un vestido de Ungaro de inspiración medieval que el discípulo de Balenciaga elaboró con ciertas directrices de la propia aristócrata y que es una de las piezas clave de la exposición La moda en la Casa de Alba , comisariada por Lorenzo Caprile, que se puede disfrutar hasta el próximo mes de marzo en el Palacio de Liria.
Fueron 2.000 los invitados a este enlace, en el que la casa real española estuvo representada por los entonces duques de Lugo, la infanta Elena y Jaime de Marichalar, que se habían casado en el mismo escenario el 18 de marzo de 1995. Sin embargo, esta escenificación del cuento de hadas no sobrevivió ni a la ilusión del nacimiento de su única hija en común, Tana Rivera, al año siguiente de su enlace.
El comunicado de su ruptura llegó en 2002 a la agencia EFE, era lo impreciso que suelen ser en estos casos, porque quisieron tratar sus diferencias con la máxima corrección posible: «No habiendo sido posible salvar nuestras diferencias, hemos decidido de mutuo acuerdo proceder a la separación legal. Queremos manifestar que es nuestro deseo evitar especulaciones y solicitar a todos los medios informativos el mayor respeto posible, como el obtenido hasta ahora, a nuestra privacidad en estos momentos difíciles».
Carmen Ordóñez y la duquesa de Alba siguieron manteniendo una excelente relación con sus respectivos hijos políticos. La primera reconocía que era muy machista al afirmar que «una infidelidad en un hombre es algo normal» y siempre mostró un gran afecto por su nuera. La segunda siempre mostró un enorme cariño por el que había sido su yerno, hasta que las diferencias por la custodia de su nieta echaron al traste esa relación.
El propio Fran Rivera admitía en Espejo público, programa del que fue colaborador, que la última conversación que mantuvo con la duquesa de Alba no fue precisamente amistosa ni era para recordar. Ahora habrá que esperar a ver cómo afecta su reaparición televisiva a su relación actual con su exmujer.