Mario Vargas Llosa, rodeado de su ex mujer Patricia y dos de sus hijos. /
Hace justo un año, el laureado escritor Mario Vargas Llosa celebraba sus 87 años en las playas de Perú, rodeado de sus tres hijos –Álvaro, Morgana y Gonzalo– y de la que fuera su esposa durante cinco décadas y también su prima hermana, Patricia Llosa . Para entonces los ecos de su ruptura con la Isabel Preysler parecían ya apagados tras una relación que duró ocho años.
Ahora, que el autor de 'Pantaleón y las visitadoras' cumple 88 vueltas al sol, se muestra en plena forma instalado en un nuevo capítulo de su vida a caballo entre Madrid y Lima. De hecho, algún medio peruano recogía estos días imágenes donde se veía al escritor celebrando su cumpleaños desgustando platos típicos de su tierra como el 'lomo saltado'. Esas fotos venían a desmentir lo que desde un plató de televisión se aseguraba: que había sido ingresado en un hospital. Su hijo Álvaro, habitual portavoz oficial del escritor, también negaba esta información a través de sus redes sociales.
«La información es falsa. Mi padre no está, ni ha estado hospitalizado. Está con su familia, pasando unas semanas en Lima», escribió para tranquilizar a sus muchos fans desde sus redes. Prueba de que pese a su avanzada edad Vargas Llosa está en buena forma son las fotos de su fiesta adelantada de cumpleaños que publicaba el medio peruano 'RPP'.
En ellas podemos ver al escritor y a Patricia Llosa muy sonrientes mientras el homenajeado incluso se anima a coger una gran espátula para ayudar a preparar uno de sus platos favoritos y muy típicos de su país: un lomo saltado con cebollas, ajos, y tomate.
La ruptura de la pareja supuso para el peruano el regreso a su zona de confort, de donde reconoce que salió durante su relación con la ex de Julio Iglesias . «Yo estaba muy enamorado de Isabel. Pero digamos, ese mundo no es mi mundo», comentaba en una entrevista con 'El Mundo'. «A las siete de la mañana, que yo salía a caminar, ya estaban los periodistas en la puerta. ¡A las siete! Así un mes. Ahora ya hace días que no están. Qué maravilla», se congratulaba entonces el escritor.
El fin de su historia de amor supuso también el reencuentro con sus hijos y también el acercamiento a su ex mujer. A la misma a quién le dedicó su premio Nobel. «El Perú es Patricia, la prima de la visita respingada y carácter indomable, con la que tuve la fortuna de casarme hace 45 años. Sin ella, mi vida se hubiera disuelto hace tiempo en un torbellino caótico. Ella hace todo y todo lo hace bien», aseguró en su discurso hace catorce años en Estocolmo.
Es a ella también a la que el año pasaba dedicaba la novela que escribió. «A Patricia», es la breve pero significativa dedicatoria que aparece en 'Le dedico mi silencio' y que se entendió como una especie de reconciliación definitiva.
Mario Vargas Llosa junto a Patricia en una imagen de sus redes sociales. /
Aunque la reconciliación familiar de la que él le gusta llamar su 'tribu' se escenificaba meses antes cuando Mario y Patricia, acompañados de sus tres hijos, participaban en la ceremonia de ingreso del escritor en la prestigiosa Academia Francesa. Seguro que el de Arequipa no le tuvo en cuenta a su mujer que se quedara unos instantes traspuesta durante su largo discurso de más de una hora en el Anfiteatro del Instituto Francés.
Juntos les veíamos también el verano pasado cuando reaparecían en público en República Dominicana junto al presidente del país y su esposa. Ambos matrimonios se reunieron para conceder la nacionalidad dominicana al escritor.
Tras cincuenta años de matrimonio, interrumpidos por un paréntesis de ocho más, todo indica que Patricia Llosa es parte imprescindible de nuevo de la vida de Mario Vargas Llosa. Con el deseo cumplido de que la prensa del corazón se olvide de él, poco a poco va dando pasos para una merecida jubilación.
Por lo pronto, tras la reciente publicación de su última novela, acaba de anunciar que se retira de su labor como columnista, que ha ejercido durante tres décadas en el diario 'El País'.
Mario Vargas Llosa junto a sus nietos. /
Pero desde Lima también ha anunciado que tiene entre manos un último proyecto que seguramente sea su canto del cisne en la literatura. «Ahora, me gustaría escribir un ensayo sobre Sartre, que fue mi maestro de joven. Será lo último que escribiré», aseguraba el autor de 'La fiesta del chivo', para desconsuelo de sus seguidores.
Publicada el pasado 26 de octubre, 'Le dedico mi silencio' es una obra que mezcla ficción y ensayo y que transcurre a principios de la década de los noventa, en plena ofensiva terrorista de Sendero Luminoso, en un Perú fracturado y asolado por la violencia. Es la vigésima novela del Nobel, que publicó la primera de ellas, 'La ciudad y los perros', hace ya más de sesenta años, en 1963.