UNA FAENA ANUNCIADA Enrique Ponce y Ana Soria se sientan en El Hormiguero: las frases más polémicas que le han dicho a Pablo Motos

Ya estamos acostumbrados a que Enrique Ponce nos rompa los esquemas. Su ruptura con Paloma Cuevas, con la que formó durante décadas la pareja perfecta de la jet set española, no fue nada comparado con sus clips cantando boleros o bailando como Michael Jackson. Para qué hablar más de su flechazo con Ana Soria : un escándalo viral. Ella fue la estrella de la entrevista en El Hormiguero: su presentación oficial en sociedad.

Todo estaba atado y bien atado para que Pablo Motos no incomodara a la pareja con preguntas inconvenientes. Se pactó, por ejemplo, que no hubiera ninguna referencia a Paloma Cuevas ni a sus hijas, y mucho menos a la vida matrimonial anterior a Ana Soria. A pesar de todas estas trabas, la enamorada pareja dejó perlas en El Hormiguero y la ocasión de ver en movimiento a los amantes más escandalosos desde Isabel Preysler y Miguel Boyer.

«Ana es la mujer de la que estoy enamorado locamente», contó muy serio Enrique Ponce . «Pero por muchísimas cualidades humanas que ella tiene, que podría estar enumerando… Pero una sobresale por encima de todo y es el corazón tan grande que tiene. Lo buenísima persona que es de verdad».

«Ana siempre está más preocupada por los demás que incluso por ella misma», continuó Ponce. «Tiene una gran fortaleza porque ha sabido soportar muy bien como todos sabemos las injurias y calumnias de alguna gente que sin conocerla la ha juzgado por el mero hecho de haberse enamorado de mí. La verdad es que todavía te quiero más».

«Nos apetece que la gente nos conozca. Que la gente pueda conocerme como soy. Porque nadie me conoce o nadie que haya opinado públicamente sobre mí me conoce. Desde que empezamos la relación nos han dado mucha caña», se ha quejado amargamente Ana Soria.

«No hemos querido entrar en nada. Hemos querido llevar nuestra relación con privacidad, pero en el momento en que me enamoro paso a ser alguien conocido, pero sin que la gente sepa cómo soy. He aguantado mucho. Escuchas cosas que no son justas, que duelen porque somos personas con sentimientos. Y tenía ganas de que la gente viera que soy una chica normal, con sentimientos, y que puedan hablar basándose en lo que ha salido de mi boca hoy aquí».

Una de las teorías más insistentes acerca de este acercamiento a la fama de Ana Soria y Enrique Ponce fue que ella podría querer convertirse en influencer o dedicarse a la moda, ya que suele publicar sus looks. Ella lo desmintió: «Quiero aclarar que ni soy influencer ni lo he intentado». Contó, además, que tuvo que hacer un alto en la carrera, pero ahora está dispuesta a terminarla y a ejercer la abogacía, como su padre.

«Fui a torear a Almería y la vi en el tendido», relató Enrique Ponce . «La vi entre toda la gente, sí, porque ella es para que te llame la atención. Dije, guau. Le pregunté a un amigo que estaba conmigo en el callejón y me dijo que era hija de un amigo suyo y me dijo su nombre. La busqué y la encontré».

Ana Soria se dio perfecta cuenta de que Ponce la estaba mirando desde la arena y desde el callejón. «Evitaba en todo momento su mirada porque me daba vergüenza, pero al final cruzamos las miradas. Cuando me miró, el mundo se me paró ahí. Tuve una sensación que nunca había tenido solo con una mirada». ¿Cómo se conocieron? «Me entró por Instagram», confirmó Soria.

«La prensa nos maltrató. Bueno, parte de la prensa nos maltrató», sostuvo Ana Soria, ante el gesto afirmativo de Enrique Ponce . «Recibimos un trato muy malo, muy despectivo. Para ellos hemos sido personajes y no personas. Uno no está preparado para gestionar esas cosas, sobre todo yo. A él le da igual todo, la verdad. Yo he tenido que ir a terapia para aprender a gestionar todo lo que estaba pasando».

«Verle tan despreocupado me ha enseñado a quitarle mucha importancia a toda esa intensidad mediática», continuó contando Ana Soria . «Pero al final detrás de los titulares hay personas y las cosas llegan, duelen y afectan. No tenía las herramientas para que esa situación dejara de afectarme como me estaba afectando. Es que han dicho de todo. El colmo fue que se inventaron que me habían echado de la plaza de toros de Granada».

«Dijeron que había sido abucheada y que por eso abandoné la plaza. En realidad, estaba pasando tanto miedo que quise irme en el momento en que menos podía molestar. Lo hize mientras el público pedía una oreja para otro torero y había una pitada. Un medio hizo un montaje con esos pitos y mi salida de la plaza y se inventaron el abucheo. Encima, luego me llamaron del programa en cuestión para que entrara a desmentirlo».