La fiesta de la polémica

Lo que no se vio de la MET Gala: Rosalía supera a su ex, el golpe de estado contra Anna Wintour y mucha, mucha policía

Te contamos los dramas subterráneos de la Gala Met 2024: el encuentro incómodo entre Rosalía y Rauw Alejandro, el triángulo Shakira-Lewis Hamilton-Camila Cabello y las amenazas de dimisiones y disturbios que tuvo que solucionar Anna Wintour este año.

Rosalía en la MET Gala 2024. / getty imagez

Elena de los Ríos
Elena de los Ríos

Un mensaje de WhatsApp recorrió raudo los smartphones de las estrellas en ruta hacia el Metropolitan Museum: alerta sudor. La humedad concentrada bajo la carpa de entrada a esta histórica Gala del MET 2024 era tal, que a casi nadie le faltó efecto glowy sobre el bigote. Se libraron las estrellas de la lista A, esas que no tienen que amontonarse bajo el plástico esperando su turno porque todo se despeja para darles paso: Zendaya, Jennifer López, Gigi Hadid, Nicole Kidman, una emocionada y guapísima Elsa Pataky y pocas más. A Penélope Cruz no la dejaban avanzar por la escalera de tanto tomarle primeros planos: si puede existir otra cara con ángel, es la suya. No diremos nada del vestido de Scarlett O'Hara gótica.

No estuvieron Rihanna ni Blake Lively ni Taylor Swift, pero pudimos volver a ver en 'red carpet' a Demi Moore, Meg Ryan, Uma Thurman, Naomi Watts, amela Anderson, Linda Evangelista (preciosa) y Kylie Minogue, por no hablar de Sarah Jessica Parker en modo Carrie y con una tonelada de pelo falso.

Todas ellas miran ya con cierta distancia irónica al show de la alfombra, un momento ciertamente tenso y a veces desagradable, con todos esos fotógrafos gritando para que enseñen escote, pierna, dientes. Isabelle Huppert lució su legendario desdén francés vestida de dorado. La mejor, Charlotte Tillbury soltando 'daaaaaarling' sin parar , con sus 'vibes' de señora británica pasándoselo de maravilla en cualquier parte.

Los momentos más ridículos de la MET Gala

El posado en la eterna escalera que da acceso al museo tuvo momentos ciertamente ridículos, como contemplar a la cantante Tyla tan embutida en su Balmain que tuvieron que alzarla para subir los escalones. Olivier Rousteing, precisamente el diseñador de Balmain, llevaba su propia cara (?) impresionada en su camiseta, también de arena. Gigi Hadid necesitó a cinco señores de negro para mover su espectacular vestido de Tom Browne. Cardi B, ocho. Llevó un aburrido vestido negro , con turbante gigante y un collar y pendientes a juego que parecía de broma, de lo grandes que eran sus piedras. Pues no: las esmeraldas XXL eran de verdad. Al peso, la ganadora por goleada.

Bad Bunny se puso un Galliano para Martin Margiela totalmente fuera de su alcance, tanto que ni pudo describirlo en su ausente inglés. Chloe Sevigny, siempre por encima de la belleza , lució un peinado victoriano escalofriante. También heló la sangre el Balenciaga dorado de Serena Williams, inexplicable. Pero, la verdad, lo de ponerse guapa máxima resulta mucho más aburrido para el espectador que vestirse de algo parecido a un calamar , cosa que hizo la cantante Lizzo. Kieran Culkin no dejó de meterle mano a su acompañante, que además era su mujer. El actor Michael Shannon llevaba esmoquin estratégicamente roto y una bolsa de patatas fritas amarilla, todo firmado por Balenciaga.

NIcole Kidman en blanco y negro, a lo Cruella de Ville / gtres

El frente latino estuvo bien representado no solo por el despistado Benito, inexplicable anfitrión de la gala, y por Penélope Cruz vestida de Chanel , quien confesó que pasaría la noche con su 'crew' y Dua Lipa, vestida de lencería por Mark Jacobs. Una Shakira despampanante por poco se pega un buen porrazo posando en la escalera, donde lo dio todo con un Carolina Herrera rojo. Quizá pensaba en si la sentarían con Lewis Hamilton, de riguroso negro Burberry, que iba veinte famosos por detrás. Sería un momento incómodo, pues el piloto de Fórmula 1 parece últimamente encantado con Camila Cabello, también invitada a la gala.

Las famosas más atrevidas de la alfombra roja

La colombiana Karol G dejó a casi todo el mundo pasmado con las orejas prostéticas de elfo que añadió a su look de hada, firmado por Marc Jacobs. En las antípodas, Rosalía llevó un look homenaje a la silueta clásica de Dior y un tocado de Stephen Jones que pedía la actitud de Huppert, no el desparpajo hípersensual y de barrio que derrochó en su entrada.

Para consolarnos, diremos que su ex, Rauw Alejandro, posó un par de horas antes que ella absolutamente pasmado. La barcelonesa se lo come todo con su alegría, pero a él la primera división le queda un poco grande. Su cara era un poema.

De entre las estrellas que aseguran un show interesante en cualquier alfombra roja, Doja Cat se llevó la palma al maquillaje más interesante, obra de Pat McGrath, con un efecto ríos de 'rimmel' corrido fantástico. Llevó, además, un vestido efecto camiseta mojada de Vetements. Las Kardashians cumplieron. Kylie no arriesgó con un Oscar de la Renta rosa, en plan princesa.

Pero Kendall rescató un increíble diseño de alta costura de Alexander McQueen para Givenchy, que llevaba durmiendo en el archivo desde 1999. Le quedaba como un guante, con lo que el vestido no sufrió desperfecto alguno. Algo que no pudo decir su hermana Kim, empeñada el año pasado en enfundarse aquel vestido icónico de Marilyn Monroe. La diferencia entre amar la moda y amarse a una misma.

La extraña obsesión por Galliano de las famosas

Kendall no fue la única que lució un Alexander McQueen, ya que Lana del Rey se atrevió con un diseño romántico y siniestro del joven modisto que ha cogido las riendas de la marca, Seán McGirr. Incluía un velo sujetado por cuernos de ciervo, inspirado en un look de 2006 del mismísimo McQueen.

Kim Kardashian quiso sumarse al pequeño grupo de estrellas clase A que eligieron un diseño de John Galliano para Martin Margiela, el creador que el pasado enero asombró a toda la industria con su colección de alta costura, apoyado en una increíble propuesta estética con 'grooming' de McGrath. Quedó, en todo caso, por detrás de una inalcanzable Zendaya, con un Galliano que reinterpretaba uno de sus diseños de 1999 para Dior, y de Gwendoline Christie, modelo en aquel desfile.

Harris Reade y Demi Moore vestidos de ninfas del bosque. / gtres

¿Por qué tiene tanta miga que Zendaya, Kim Kardashian, Gwendoline Christie y Bad Bunny hayan elegido a Galliano? Según destapó 'The Cut', la intención inicial de Anna Wintour era dedicar la gala de este año a una retrospectiva de este creador, genio aupado por ella misma que cayó en desgracia por unas declaraciones antisemitas en 2011, cuando triunfaba en Dior. Estaba borracho, pero le despidieron.

Los problemas de Anna Wintour en esta Gala del MET

El consejo de dirección del Metropolitan tiró por tierra su idea de homenajearle con buena intuición, pues aunque redimir a Galliano es inevitable, el contexto de la guerra en Gaza convenció definitivamente de que no era el momento idóneo para hacerlo. Varios miembros del consejo anunciaron dimisión su Wintour insistía en seguir adelante con Galliano.

No fue el único golpe de estado que Anna Wintour tuvo que superar para sacar adelante la gala este año. El sindicato de trabajadores de Condé Nast, la empresa editora de Vogue y otras revistas de estilo de vida, amenazó con convocar una huelga y manifestarse en plena gala si Wintour no aceptaba mejorar los términos del despido de más de cinco centenares de trabajadores.

Tras más de un año de presiones y maniobras para desencantar la movilización sindical, Anna Wintour tuvo que ceder para no poner en peligro su gran fiesta anual. Es muy consciente de que para que funcione el sueño de la moda la cruda realidad no debe entorpecer. De ahí que decenas de policías impidieran a decenas de activistas por la paz en Gaza llegar a su alfombra roja. A los efectos de la Gala Met no estamos en guerra.