Marta Ortega vestida de negro con capa de Zara. /
La puesta de largo de Marta Ortega se anunció a bombo y platillo en la revista de The Wall Street Journal. Fue en agosto de 2021, cuando un gran titular la presentaba como «el secreto del éxito de Zara». Se confirmaba así, publicación global mediante, que la hija pequeña de Amancio Ortega y Flora Pérez Marcote sería la elegida para dar continuidad a la saga familiar en Inditex, la empresa española más poderosa.
La aparición de Marta Ortega (39 años) en la portada de 'WSJ Magazine' y retratada por Steven Meisel no pudo ser más meditada. Ni se sumaba a la procesión de CEO's con corbata habitual en las páginas salmón ni optaba por deslumbrar en un editorial de cualquiera de las lujosas biblias de la moda que sobreviven. Ahora sabemos que no era un excentricidad, sino un movimiento estratégico calculado.
Ortega no lleva las riendas ejecutivas de Inditex, sino que ejerce de presidenta, una posición que reclama influencia no solo en el dinero, sino en la cultura de la compañía. A punto de cumplir un año en la cúspide del organigrama corporativo, ha sido precisamente este complicado frente, tan implicado en la imagen de marca y la reputación, el que más quebraderos de cabeza le ha dado.
La fiabilidad de Inditex podría decirse germánica, pues los malos augurios en bolsa que recibieron a Marta Ortega se disiparon tan rápidamente como la inquietud que despertó la invasión rusa de Ucrania. El mercado saludó a la heredera de Amancio Ortega con un descenso en bolsa del 4%, una caída que empeoró debido a la guerra y la consiguiente salida de la compañía de Rusia. Todo eso se superó.
Sin duda, el equipo que Amancio Ortega y Pablo Isla idearon para sustituir la salida de ambos de Inditex funciona, pues los resultados a finales de 2022 han sido espectaculares. La implacable maquinaria que lidera Zara respondió en lo productivo y en lo financiero. Lo que no esperaban los Ortega era encontrarse con una verdadera rebelión de sus empleadas, movilizadas en toda España para pedir una subida de sueldo.
Marta Ortega ha encontrado la estabilidad emocional junto a Carlos Torretta, con el que lleva casada desde 2018. /
Es el signo de los tiempos: decisiones que antaño podían achacarse únicamente a lo empresarial, hoy dan el tono cultural que sustenta la reputación de una empresa. Por eso, la reivindicación de las empleadas en tienda de Inditex, un movimiento que comenzó en Galicia y en cuestión de semanas se trasladó a casi toda España en forma de manifestaciones y huelgas, siempre fue más que un conflicto sindical.
Obviamente, la solución a las dependientas de Inditex requirió echar números. Pero por importante que estos fueran, lo era más advertir la necesidad imperiosa de liderar una compañía que cuida de su personal, especialmente de las mujeres. No se hubiera entendido que la era Marta Ortega comenzara con desprotección a sus empleadas más vulnerables.
En este punto, Marta Ortega ha demostrado cintura y capacidad para sintonizar con unos tiempos, sus tiempos, que exigen una dimensión de cuidado a las empresas que pretendan encarnar la excelencia. La misma sensibilidad que se pide a las clientes que ya pagan por sus devoluciones, como otra manera de sensibilizar acerca del consumo de combustible y la cuestión climática.
«Tiene opiniones muy claras y marcadas», desveló Pablo Isla el antiguo CEO de Inditex en la famosa entrevista de Wall Street Journal. Es una de las pocas referencias al carácter de la presidenta de Inditex, tan misteriosa como su padre aunque permita que le hagan más fotos. Sus manifestaciones han sido pocas, pero respiran cierta amplitud de miras, capaz de darle aire a una compañía que necesita mantener su relevancia para crecer.
Marta Ortega, junto a su padre Amancio, al que se siente muy unido y con el que comparte, entre otras cosas, su amor por los caballos. /
«Inditex siempre ha sido sus personas, los que trabajan con dedicación, que no se rinden y no se conforman», dijo Marta Ortega en la Junta General de Accionistas celebradas el pasado julio. En diciembre, en una carta dirigida a toda la plantilla, prometió: «Yo tengo un propósito de Año Nuevo muy claro: trabajar para que todos nos sintamos felices de formar parte de esta compañía y que la tarea que desempeñáis sea cada día un poco más gratificante».
Con estos antecedentes, Marta Ortega no podía hacer oídos sordos al reto más importante que se le ha presentado en este primer año como presidenta de Inditex, sobre todo porque no estaba en los planes de nadie. Y se ha apuntado un tanto a su favor, aunque la bolsa reaccionara con el mayor retroceso del año: un 4,5%. Minucias para una maquinaria que ha demostrado que sabe reaccionar. El valor que aporta la decisión de apoyar a las dependientas es incalculable, sobre todo, para la Bolsa.