Los que temieron que la tierra temblara con la sucesión de Marta Ortega al frente de Inditex hoy respiran tranquilos. La matriz de Zara ha ganado 2.513 millones de euros, un 40,1% más que en el mismo periodo de 2022. El resultado es, sin duda, mérito de la estructura que Amancio Ortega pensó para que su hija favorita brillara. La presidenta no ejecutiva no podía desaprovechar esa oportunidad. Y no lo ha hecho.
Ahora mismo, la imagen de una Marta Ortega embarazada por tercera vez y, al mismo tiempo, empeñada en darle la vuelta a la manera de estar en el mundo de Zara, es revolucionaria. Visualizamos una mujer en su máximo creativo, tanto biológico como intelectual. Su éxito solo es la demostración de cómo deben alinearse las estructuras para que las visiones femeninas puedan materializarse y cambiar el mundo.
«No disfruto mucho de los números en general», confesó Marta Ortega en una entrevista en 'Financial Times'. «Obviamente, con los años se aprende mucho». Esta admisión, ahora lo vemos, no ha de ser en ningún caso culpable. La escasez no es tan imperiosa en el talento ejecutivo como en el creativo. Más aún: ¿acaso alguien le pregunta su opinión sobre tendencias a Bernard Arnault , CEO de LVMH?
Una cosa es el músculo financiero, logístico y de producción y otra es todo lo que ahí circula: diseño, propósito, valores, misión. La silenciosa revolución de Marta Ortega pone en un brete a los viejos líderes de los imperios textiles, señores con corbata atentos más al balance de resultados que a las ideas. La presidenta de Inditex defiende, ya con éxito, otro modelo. Uno que tiene más que ver con Prada que con LVMH.
Miuccia Prada siempre ha defendido que los destinos creativos de la empresa que ahora enfila su sucesión estaban en sus manos tanto como en las de Patricio Bertellli, su marido y junto a ella co-CEO de Prada hasta este año. Su fórmula, la de colocar en lo más alto del organigrama lo creativo, ha funcionado hasta la fecha como un reloj. Y, quizá, sirvió de inspiración para la incubación de una nueva era en Zara.
En menos de dos años al frente de Inditex, Marta Ortega ya ha girado de manera considerable el timón de Zara, buque insignia de la compañía. Todos contaban con el inevitable viraje hacia la sostenibilidad, casi obligatorio. Sin embargo, su gesta ha ido más allá. Por hablar de lo evidente: las nuevas líneas de belleza y lencería, el experimento con los vaqueros talla grande, un empujón evidente en la calidad del diseño.
La influencia de Marta Ortega se ha dejado notar en estos 16 meses de manera considerable. «Mi energía está en el producto y en cómo se presenta. Esa es el alma de nuestra empresa y donde puedo ofrecer el mayor valor», explicó a Financial Times. No solo es 'su toque', estamos ante el trazo decidido de una nueva dirección que confía en lo más difícil: la intuición.
«Me guío por las sensaciones y trato de juzgar las cosas de manera más intuitiva», confesaba Marta Ortega. Sin embargo, no ha sido únicamente intuición y buen gusto lo que ha sacado a Inditex del territorio de la moda rápida para instalarla en un territorio nuevo que ha conquistado, de momento, en exclusiva. ¿Alguien podría sostener hoy que Zara tiene algo que ver con Shein o incluso H&M?
En menos de dos años, Marta Ortega ha reposicionado Zara como el único imperio textil global que factura diseños ambiciosos a un precio accesible. Su estrategia, colecciones de autor (Kassl Editions, Narciso Rodríguez, Studio Nicholson) y sus tributos a los más grandes de la fotografía (Peter Lindbergh, Steven Meisel y Helmut Newton) a través de MOP, ha funcionado. Zara no es solo consumo: ya es moda.
Evidentemente, un giro tan importante y rápido de su reputación no se da solo desde la estrategia de marca. Marta Ortega ha puesto el cuerpo en su misión y se ha convertido ella misma en la perfecta encarnación de los nuevos valores estéticos de Zara, como influencer de un lujo silencioso al alcance de todos los bolsillos. Quién no querría vestir como la heredera de un imperio.
La amplísima sonrisa de Marta Ortega en Nueva York y Londres, donde lanzó su última colección de autor y posó junto a Linda Evangelista, Edward Enninful o Cindy Crawford, no podía ser más reveladora. Supuso una nueva confirmación el destino de Zara como marca premium, un salto de calidad en todos los ámbitos que no supone una refundación, pero casi. El golpe de timón va acompañado por un incremento de ventas extraordinario. Qué más se le puede pedir a una presidenta no ejecutiva.
20 de enero-18 de febrero
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