Fútbol y clases

Así fue la infancia de Martínez-Almeida: familia numerosa, libros de Los Hollister y un abuelo famoso en la sierra

Si echa la vista atrás a sus años mozos, José Luis Martínez-Almeida puede presumir de una gran familia y de una infancia de lo más plácida.

José Luis Martínez -Almeida, alcalde de Madrid. / GTRES

Jorge C. Parcero
Jorge C. Parcero

Si el joven José Luis Martínez-Almeida que comenzaba en 2011 su carrera política hubiera viajado entonces al futuro y viera su nivel de seguimiento mediático, se quedaría francamente sorprendido. Reelegido alcalde de Madrid por mayoría absoluta, su campechanía y su gestión de la crisis durante la pandemia de coronavirus le han hecho ganar adeptos. Pero la gota que ha colmado el vaso de su popularidad ha sido su adiós a la soltería junto a Teresa Urquijo y los preparativos de una boda que ya tiene categoría de una de las más importantes del año.

La ceremonia tendrá lugar el 6 de abril y el alcalde madrileño se ha quitado un peso de encima : ese mismo día se celebrará la final de la Copa de Rey y su equipo, el Atlético Madrid, estuvo a punto de clasificarse, aunque finalmente cayó en semifinales ante el Athletic. Compaginar dos días tan importantes en su vida le habría obligado a dar el ´si, quiero' con un ojo puesto en la pantalla del televisor. El fervor colchonero le viene a Almeida desde la infancia como bien ha dejado demostrado en sus redes sociales y en algunas entrevistas en las que ha ido relatando fragmentos de su infancia.

En su cuenta de Instagram, salpicada a menudo con recuerdos vintage de sus años mozos, es habitual ver a un pequeño José Luis posar sonriente en la que ha sido su casa de toda la vida, en el barrio madrileño de Tetuán. Es donde llegó nada más nacer del hospital y que nunca ha abandonado hasta ahora, ya que cuando sus cinco hermanos se fueron de casa, decidió comprarle a su padre el piso de arriba.

El regidor de la capital nació en una familia acomodada y relacionada incluso con los Borbones. Su padre, fallecido en 2012, era Rafael Martínez-Almeida y León y Castillo, hijo de Pablo Martínez-Almeida, el que fuera uno de los consejeros privados del padre del rey emérito, Juan de Borbón . Su madre, Ángela de Navascués Cobián Ruiz de Velasco, fallecida en 2019, fue durante años presidenta de la Confederación Española de Antiguos Alumnos de la Enseñanza Católica.

«Mi infancia fue muy feliz. Soy el pequeño de seis hermanos y recomiendo la familia numerosa, aunque no soy precisamente un ejemplo», reconocía en una entrevista con la revista 'Telva', haciendo alusión a que es el único de los seis que no ha tenido descendencia. «Mis padres tenían un gran sentido del humor y fueron un matrimonio feliz, aunque también recuerdo enfados monumentales. Físicamente me parezco a mi madre, y de ella he heredado ser del Atleti y las ganas de luchar», añadía.

De aquellos primeros años recuerda jugar al fútbol, leer libros de Los Hollister y Los Cinco y Los Tres Investigadores y no ser el más empollón de su colegio, el Retamar de Pozuelo de Alarcón (Madrid), vinculado al Opus Dei.

En otra conversación con los medios, en este caso con 'El Español' recordaba más anécdotas sobre su infancia. «Comiendo había que ser rápido para llevarse lo mejor, ya sabes. Era un niño bastante prototípico: me gustaba el fútbol, me gustaba leer, sacaba mis notas en el colegio, era cumplidor, pero sin volverme loco, por encima de los aprobados, pero un poco por debajo de lo que podía haber conseguido».

El abuelo productor y unos hermanos díscolos

Los abuelos del político del PP fueron muy importantes para él durante su infancia. Al igual que Heidi, el joven José Luis ponía durante las vacaciones de verano rumbo a la montaña para pasar las vacaciones en la casa familiar de Cercedilla, en la sierra de Madrid. El ahora alcalde valoraba especialmente los ratos que pasaba junto a su abuelo, José Luis Navascués. Este fue un destacado distribuidor de cine y como productor, ganó el Oso de Plata de la Berlinale por todo un clásico de nuestro séptimo arte como es 'Marcelino pan y vino'.

Una visita del popular al programa de La Sexta 'El pasado es hoy' nos sirvió para contemplar varias instantáneas de su época infantil, junto a sus padres y hermanos. Una de ellas le servía para lanzar un pequeño dardo. «Este es mi hermano, el que se presentó por Vox en Soria, pero ha vuelto a la casa común, al PP», añadía con humor. Almeida ha confesado en ocasiones que otro de sus hermanos vota a la izquierda.

Almeida en una imagen de su infancia publicada en sus redes sociales. / INSTAGRAM

Aprovechado las fotografías para repasar la historia de la familia, el presentador del programa, José Yélamo, recordaba cómo sus padres tuvieron como padrinos de boda a los condes de Barcelona. «Viene de que mi abuelo paterno era abogado del Estado y miembro del consejo privado de don Juan en tiempos de Franco, motivo por le que los condes de Barcelona concedieron el honor de ser los padrinos de la boda de mis padres», explicaba entonces el alcalde de Madrid.

Almeida y esos locos bajitos

El político, que ha manifestado en ocasiones que tiene ganas de tener hijos y que de momento ya tiene un buen entrenamiento con sus 17 sobrinos, ha tenido en el pasado varios 'encontronazos' con los más pequeños. Uno de los más mediáticos fue durante su entrevista con un grupo de escolares en el programa 'Vuelta al cole' de Telemadrid.

Allí los niños le pusieron a prueba también con un test cultural que el alcalde superó con notable, pero luego les dejó estupefactos con su respuesta a esta pregunta: «Si solo pudieras dar dinero a un sitio, ¿a dónde lo donarías, a la catedral de Notre Dame o a replantar el Amazonas?».

Almeida en una imagen de su infancia publicada en sus redes sociales. / INSTAGRAM

Sin dudarlo mucho, Almeida eligió la iglesia parisina. . Si ese momento no tardó en hacerse viral, mucho más lo fue el que protagonizó el alcalde cuando, sin querer, propinó un tremendo balonazo a un pequeño mientras inauguraba un campo de fútbol. Pese a que anunció tras este desgraciado incidente su 'retirada' del balompié, menos de un año después volvía a tropezar con la misma piedra, siendo en esta ocasión un fotógrafo el objetivo de su esférico.

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