En un momento especialmente caliente de la vida política en Madrid, con el alcalde José Luis Martínez-Almeida (48 años) en el centro del huracán, irrumpe la temida distorsión. «¿Va a haber petardos en su boda ?»m pregunta un reportero al regidor, mudo durante unos segundos por la banalidad sobrevenida. Días después, la crónica social consignaba un momento íntimo: un beso apasionado entre Almeida y su prometida, Teresa Urquijo (27), en la calle Almagro. Eran las nueve de la mañana.
En las últimas semanas, un sinfín de informaciones sobre la vida privada e incluso íntima del alcalde Almeida han ido publicándose en los medios de comunicación, sobre todo en la prensa rosa. Pilar Vidal, jefa de dicho negociado en ABC, contó en televisión que José Luis tiene a Teresa como su talismán, pues fue conocerla y ganar la mayoría absoluta. También se supo que celebró su despedida de soltero con un cocido en A Coruña y, previsiblemente, unos callos en Madrid. La despedida de soltera de la novia fue en Milány con amigas.
El revoltijo entre lo público y lo privado en el perfil social de Martínez-Almeida es ya considerable. Puede que hubiera un momento en el que un leve escoramiento hacia lo popular y rosa de la figura del alcalde se considerara una ventaja. Quizá como factor cuqui de neutralización de otras informaciones que pudieran salir al paso.
Ahora, lo que más preocupa ahora mismo en el entorno del alcalde Almeida tiene que ver con el modo de funcionamiento de la maquinaria viral de lo rosa, mucho más implacable que la de la información política. Si José Luis Martínez-Almeida pensó que podía entrar en la crónica social por la vía Borbón y salir indemne de ello, peca de ingenuidad. Es una apisonadora que no conoce apellidos, cargos ni títulos, como bien está comprobando el alcalde.
En las últimas semanas Martínez-Almeida ha comprobado cómo el foco se desplaza vorazmente hacia otros personales colaterales que pueden proveer de la información que él mismo no da: sus familiares. Ha comenzado la fiscalización de la familia del alcalde de Madrid, hasta el momento más o menos protegida por la actividad únicamente política del regidor.
Dos familiares de José Luis Martínez-Almeida han interesado, de momento, a los medios de comunicación. El más perjudicado ha sido, precisamente, el más joven e inocente. Se trata de un sobrino del alcalde, Rafael Martínez-Almeida, quien hasta la fecha publicaba sus vídeos en TikTok como cualquier otro chaval. Hasta que subió una foto junto a su tío, con la leyenda: «Razón por la que creo en el amor: mi tío lo encontró cuando pensaba que no lo iba a encontrar nunca». Se desató la locura viral.
José Luis Martínez-Almeida anunció su boda con Teresa Urquijo y Moreno con esta fotografía, que publicó en enero en su perfil en Instagram. /
Hubo, por un lado, reconocimiento del estatus de 'solterón' de Martínez-Almeida. Pero lo peor no fue eso, sino las 'fake news' que barajaron todo tipo de relaciones perversas con una tercera persona en la foto, una joven de apenas 20 años que, por sus facciones, parece familia de tío y sobrino. El espectáculo de elucubraciones fue lamentable y Rafael, horas después de hacerse viral su TikTok, borró todo rastro del alcalde de su red.
Otra familiar del alcalde de Madrid que, sin pretenderlo, ha terminado frente al foco es la hermana mayor de Martínez-Almeida, Casilda. Es la mayor de los seis hermanos y, según se cuenta, podría ser la mujer que llevara al altar al regidor, ya que su adorada madre falleció en 2019. Casilda estudió Derecho en Comillas y se conoce casi toda su trayectoria laboral, de la consultora Ernst&Young o Tod's. También es tesorera de la peña femenina del Atlético de Madrid Rojiblancas, surgida en 2021. Casilda es forofa colchonera.
La disección de la familia ya ha excavado datos: los hermanos recibieron educación del Opus y Rafael, el quinto hermano, llegó a presentarse por Vox en las elecciones autonómicas de Castilla y León. «Ante un Partido Popular que ha traicionado a sus votantes, Vox es la única opción de cambiar la actual situación», llegó a decir durante su campaña electoral. No fue elegido.
En las próximas semanas y, sobre todo, después de la esperada boda con la muy conectada Teresa Urquijo y Moreno , el alcalde Martínez-Almeida aterrizará en su nueva vida como personaje de la crónica social. Si el público demanda conocer más sobre su existencia, todos los recursos de la industria de la viralidad rosa se dedicarán a diseccionar sus alrededores. Familiares, amigos, colaboradores… Todo se escrutará.
El alcalde de Madrid junto a su madre, fallecida en 2019. /
No ayuda a relajar la vigilancia el mismo perfil de la boda , diseñado para alcanzar el máximo impacto en la crónica social y en el sentir popular madrileño, y más allá. Los padres de los hermanos Martínez-Almeida, Rafael Martínez-Almeida y Ángela Navasqüés, se casaron en 1966 con los condes de Barcelona (padres del rey Juan Carlos I) como padrinos, pero lo de su hijo pasa a otro nivel.
El alcalde de Madrid y Teresa Urquijo también tendrán una lista de invitados de alto copete, ya que han invitado al enlace a varios royals, incluido el rey Juan Carlos I. Recordemos que la abuela materna de Teresa Urquijo, Teresa de Borbón-Dos Sicilias y Borbón-Parma , es prima del emérito y hermana del anterior duque de Calabria. De hecho, la celebración del enlace tendrá lugar en su finca.
Aquella boda del 66 no fue, ni de lejos, tan multitudinaria como la del alcalde de Madrid. José Luis Martínez-Almeida se casa a lo grande. A lo muy grande. No en El Escorial, como en aquella otra gran boda de alto calado político (la de Ana Aznar), pero sí en la iglesia de San Francisco de Borja, en plena milla de oro madrileña.
Para la boda del regidor se avecina baño de multitudes. También de periodistas, paparazzi y cámaras de televisión. Si la ceremonia se retransmitiera en streaming, sería récord de audiencia viral. Todos los canales querrán conectar en algún momento con la puerta de la iglesia. ¿Lo permitirá el dispositivo de seguridad? A lo peor, podremos consolarnos con las fotos en exclusiva en su nueva publicación de referencia.