Federico Martín Bahamontes. /
Conocido como «el águila de Toledo», ha muerto a los 95 años Federico Martín Bahamontes, quien más allá de sus gestas deportivas, siempre será recordado también por su historia de amor con Fermina Aguilar, la mujer con la que compartió todos sus triunfos y su días hasta que ella falleció a los 91 años en 2018, tras una larga enfermedad.
Bahamontes fue el primer español en ganar el Tour, en 1959, y su mujer, Fermina, fue testigo de excepción. Sin duda, fue la primera mujer de un ciclista que cobraba relevancia pública, porque solía acompañarle a las competiciones. Era una pareja muy unida y hacían todo lo posible por que la férrea disciplina del deporte no les separase más allá de lo necesario. Para ella fue el ramo de flores del ganador.
No tuvieron hijos, una circunstancia que les permitió dedicarse especialmente el uno al otro. Tan consciente era Bahamontes de su amor por su mujer que siempre intentaba ganar la etapa del día de San Fermín, el 7 de julio, para dedicársela a ella, su fan número uno y que en ocasiones atendía con enorme amabilidad a los fans de su marido.
La pareja había contraído matrimonio el 4 de noviembre de 1956 en la catedral de Toledo, ciudad en la que siempre vivieron. La ceremonia religiosa fue oficiada por Miranda Vicente, el obispo auxiliar, y el ciclista y su flamante esposa fueron recibidos también por el cardenal primado Enrique Pla y Deniel. El verano anterior, en julio, la pareja posó para la agencia EFE para oficializar su compromiso.
Los toledanos estaban muy acostumbrados a acudir a la tienda de bicicletas de Bahamontes, de la que se ocupaba su mujer Fermina. La cerraron en 2004 y cuando ella enfermó, el ciclista redujo a la mínima expresión sus viajes y sus compromisos para estar al lado de Fermina, que sufrió varios ingresos hospitalarios durante esos años.
Bahamontes, por su parte, había sido ingresado el pasado mes de julio para someterse a rehabilitación después de haber sufrido una caída. Según el Cierre Digital, arrastraba también un problema lumbar. Atendido por los especialistas del Centro Hospitalario Benito Menni de Valladolid, se encontraba, sin embargo, con plenas facultades mentales. En esos días se le rindió un homenaje en Toledo al que no pudo asistir, pues era el ganador vivo más longevo.
Desde hacía tiempo vivía en la localidad vallisoletana de Villanueva de San Mancio, al cuidado de Victoria, una de sus gemelas habidas fuera del matrimonio. Unas hijas a las que reconoció legalmente y a las que su mujer, Fermina, acabó reconociendo, aunque parece ser que no fue un proceso fácil y ella supo guardar un discreto silencio. Desde la pandemia, Bahamontes se estableció con su hija, quien calificaba a su padre como «un campeón».
Tres meses antes de perder a su mujer, Federico Martín Bahamontes cumplió uno de sus sueños más anhelados, tener su propia estatua en el Paseo del Miradero de su tierra natal. Una alegría teñida de tristeza por el delicado estado de salud de Fermina. La inauguración se convirtió en un acto multitudinario, en el que estuvo acompañado por dos genios del ciclismo español, Carlos Sastre, Perico Delgado y Miguel Indurain. Los tres, por cierto, también ganadores del Tour de Francia.
La estatua, inaugurada, como decimos, el 6 de mayo de 2018, con la presencia también del presidente de Castilla La Mancha, Emiliano García-Page, y la alcaldesa de Toledo, Milagros Tolón, fue objeto de un acto vandálico un año más tarde, el 28 de julio de 2019. Fue el dueño de la tienda de souvenirs situada frente a la estatua el que informó a la policía y enseguida se procedió a recoger las partes seccionadas para evitar que fueran robadas.
La estatua, obra del escultor valenciano Javier Molina, completamente restaurada volvió a su lugar de origen en septiembre de 2019, como se le había informado puntualmente al propio Federico Martín Bahamontes, que se disgustó mucho cuando se enteró del vandálico suceso. En la escultura vemos al astro del ciclismo subido a la bicicleta, en un momento de máximo esfuerzo, con el maillot con el que ganó el Tour de Francia en 1959.