Mario Vargas Llosa ha muerto a los 89 años en Lima. /
El escritor peruano Mario Vargas Llosa ha muerto a los 89 años en Lima, rodeado de su familia después de una larga enfermedad. Ha sido su amigo, Enrique Ghersi, el que ha manifestado que Llosa ha fallecido de una neumonía. Sus hijos, Álvaro, Gonzalo y Morgana Vargas Llosa , lo han despedido con un mensaje: «Su partida entristecerá a sus parientes, a sus amigos y a sus lectores alrededor del mundo, pero esperamos que encuentren consuelo, como nosotros, en el hecho de que gozó de una vida larga, múltiple y fructífera, y deja detrás una obra que le sobrevivirá».
Aunque la gran popularidad de Mario Vargas Llosa (Arequipa, 1936), más allá del mundo literario, pueda deberse a su sorprendente relación con Isabel Preysler , lo cierto es que el escritor no ha dejado de protagonizar polémicas relativas a su vida privada o profesional casi desde su debut. Desde niño vivió una relaciones familiares marcadas por mentiras. Sus padres se separaron tras su nacimiento, pero hasta los 10 años le hicieron creer que su padre había muerto.
Cuando Mario tenía 10 años, sus padres se reconciliaron, pero la relación del Mario con su progenitor fue siempre tortuosa por sus arrebatos violentos y su rechazo a la vocación literaria. Le enviaron, además, a un colegio militar con disciplina estricta, una experiencia que contó en 'La ciudad y los perros' (1962). A los 16 años, Mario comenzó a trabajar como periodista y logró irse a vivir con su tío materno, Luis Llosa. A los 17 empezó en la universidad y a los 19 se casó con su tía, Julia Urquidi.
Aún no había publicado su primera novela, cuando Mario Vargas Llosa escandalizó a familia y amigos por enamorarse de su tía, divorciada y diez años mayor. «Era un niño mimado», confesó mucho después ella. Fue gracias a Julia que el entonces periodista pudo dedicarse a su vocación literaria y entregó sus primeros relatos, recibió premios y becas y viajó a París y Madrid. Se divorciaron en 1964 tras ocho años de matrimonio, dos novelas y varios relatos.
En una entrevista publicada una década antes de su muerte, en 2010 y a los 84 años, Julia sostenía: «Yo lo hice a él. El talento era de Mario, pero el sacrificio fue mío. Me costó mucho. Sin mi ayuda no hubiera sido escritor. El copiar sus borradores, el obligarlo a que se sentara a escribir. Bueno, fue algo mutuo, creo que los dos nos necesitábamos».
En 1965, Mario Vargas Llosa se casó con su prima, Patricia Llosa , de 18 años. Se enamoró de ella en una visita que una quinceañera Patricia hizo a sus tíos Mario y Julia, en París. Oportunamente, la salida de Julia de la vida de Mario coincide con la entrada de Carmen Balcells, la mítica agente barcelonesa pasó a impulsar su carrera literaria.
Vargas Llosa y su mujer Patricia, en una imagen de 1995. /
Balcells ya representaba al colombiano Gabriel García Márquez, autor de 'Cien años de soledad' (1967) y Nobel en 1982. De hecho, fue ella quien inventó la etiqueta del 'boom' latinoamericano para 'vender' a la prensa el auge mundial de la literatura latinoamericana a partir de los años 60.
García Márquez y Vargas Llosa eran buenos y famosos amigos, hasta que en 1976, en el estreno de una película en México, el peruano tumbó al colombiano de un puñetazo. Durante décadas se elucubró por la razón de la pelea, que finiquitó una sólida amistad. Parece que tuvo que ver con Patricia, quien habría contado las penas de su vida marital a su amigo.
Hoy sabemos que el matrimonio entre Patricia y Mario no fue un lecho de rosas, sino que el Nobel peruano tuvo amantes y relaciones paralelas, mientras su esposa cuidaba de su legado, su agenda y su familia. Incluso le acompañó en su fallida carrera política: llegó a presentarse a las elecciones a presidente de Perú en 1990, al frente de su partido, un movimiento llamado Libertad. Le derrotó Alberto Fujimori.
«Ella lo hace todo y todo lo hace bien», dijo Vargas Llosa de Patricia, en el discurso de aceptación del Premio Nobel, en 2010. «Resuelve los problemas, administra la economía, pone orden en el caos, mantiene a raya a los periodistas y a los intrusos, defiende mi tiempo, decide las citas y los viajes, hace y deshace las maletas, y es tan generosa que hasta cuando cree que me riñe me hace el mejor de los elogios: 'Mario, para lo único que sirves es para escribir'».
En realidad, el grueso de la vida sentimental de Mario Vargas Llosa salió a a luz en su ruptura con Isabel Preysler, tras ocho años de relación. Fue su último amor y, como tantos otros, comenzó mientras aún estaba casado con Patricia Llosa. En esta ocasión, el Nobel quiso divorciarse y así lo hizo en 2015: se quedó con su gran piso en Madrid y el apartamento en París, mientras su ex ocupaba las propiedades en Lima y Nueva York.
Patricia aseguró en un comunicado que se enteró de la relación de Mario e Isabel por la prensa. Sin embargo, Preysler desveló que le había enviado una carta mucho antes advirtiéndole de que su marido había tenido muchas amantes con anterioridad, pero sus relaciones no lograron oficializarse.
«Mis hijos y yo estamos sorprendidos y muy apenados por las fotos que han aparecido en una revista del corazón», escribió en el comunicado. «Hace apenas una semana estuvimos con toda la familia en Nueva York celebrando nuestros 50 años de casados y la entrega del doctorado de la Universidad de Princeton. Les rogamos respetar nuestra privacidad».
El enamoramiento entre Mario Vargas Llosa e Isabel Preysler tuvo su dosis de leyenda, pues se dijo que el Nobel peruano se prendó de ella en 1986, cuando estaba casada con Miguel Boyer. También su paradoja, pues el escritor había publicado un ensayo, 'La civilizacion del espectáculo', criticando la cultural del entretenimiento de la que su enamorada era y sigue siendo protagonista.
Isabel Preysler y Mario Vargas Llosa, en una imagen de 2022. /
Pese todo, Mario acudió a programas de televisión y paseó por alfombras rojas y fiestas: disfrutó a tope de la fama y las atenciones que conlleva estar con Isabel Preysler. Sin embargo, parece que su talante controlador y sus arranques de genio (hasta desaparecía de casa de tanto en tanto) convencieron a la 'socialite' para romper la relación. Hubo intercambio de declaraciones feas, intervención de los hijos de él y burlas al clan Preysler por banal, frívolo y poco cultivado.
Mario Vargas Llosa fue la primera pareja de Isabel Preysler que rompió el código de silencio que han seguido todos sus ex, aunque fuera mediante intermediarios. A punto estuvo de destruir el muro de silencio que rodea todo lo que sucede en su mansión fortaleza en Puerta de Hierro. Por suerte para ambos, la crisis se recondujo al silencio y el escritor reconstruyó su relación familiar, incluso con Patricia.
«Poco a poco, he ido restableciendo una relación amistosa y cordial con buena parte de mi familia», confesó Mario Vargas Llosa a la revista peruana 'Cosas'. «No con todo el mundo, pero sí con buena parte. Eso es muy importante. Sobre todo, porque tengo cinco nietas y un nieto. No me los quiero perder».
Ha sido precisamente una de sus nietas la que ha publicado en sus redes sociales un emotivo mensaje de despedida que comenzaba agradeciendo al Nobel el papel que ha jugado en su vida: «Antes que nada, quiero agradecerte, porque fuiste mucho más que mi abuelo: un segundo papá que me regaló la vida y me acompañó durante treinta años», escribía su nieta Josefina.
Además de recordarle por su espíritu rebelde y agradecerle que usara la literatura para «condenar la tiranía, promover la democracia y defender la libertad y los derechos humanos», la nieta del escritor también le ha dado las gracias por ser un luchador: «Gracias por luchar tantos años con tanta valentía contra tu enfermedad para darnos más tiempo contigo».
Sobre la enfermedad del Premio Nobel y la causa de su muerte, el abogado y amigo de Vargas Llosa declaraba en un programa de la televisión peruana: «Una neumonía ha sido finalmente la causa de su fallecimiento. Eso es muy triste», explicaba, mientras recordaba cómo celebró su último cumpleaños hace un mes. «Algunos tuvimos la suerte de estar con él en su cumpleaños. Él ya estaba mayor, pero la pasó muy bien... Todo el mundo estuvo presente, y fue muy emotivo. Nadie pensó que dos semanas después íbamos a tener la triste noticia de su fallecimiento», se ha lamentado Ghersi.