La noticia ha saltado en todos los medios argentinos, donde se siguen los misteriosos avatares amorosos de Luis Miguel con todo detalle. La estrella de la canción es una absoluta esfinge en lo que se refiere a sus parejas, hasta el punto de que solo se han podido confirmar relaciones importantes con Stephany Salas, madre de su hija Michelle, y Aracely Arámbula, madre de sus hijos Miguel y Daniel, además de una larga lista de romances que incluyen a Mariah Carey o Sofía Vergara. ¿Y si Paloma Cuevas fuera la última integrante de esa extensa nómina? Estaríamos ante una venganza en toda regla. El damnificado: Enrique Ponce .
Veamos los indicios que, según los periodistas argentinos, indican un acercamiento entre el cantante mexicano, apodado El Sol por su poder para deslumbrar, y la diseñadora, modelo, empresaria y mujer abandonada más famosa de los últimos años. Parece que Paloma Cuevas (49 años) y Luis Miguel (52 años) se han encontrado varias veces en suelo estadounidense, una especie de territorio amigo donde la discreción está asegurada.
La estrella de la canción y la ex esposa de Enrique Ponce habrían comenzado a intercambiar mensajes y coqueteos antes de la pandemia, hasta concretar un encuentro en un hotel de Palm Beach, Florida. Sin embargo, lo que bien podría haber sido un romance discreto con fecha de caducidad parece haberse complicado en algo más, ya que Luis Miguel podría estar en Madrid, disfrutando de unos románticos días en pareja con Paloma Cuevas, sin salir de su habitación de un hotel de lujo de la capital. Como si estuvieran en una luna de miel a los 50.
La crónica social a ambos lados del Atlántico está que arde con el posible romance, aunque se hace un poco inverosímil la escena de Luis Miguel y Paloma Cuevas encerrados en una suite de lujo de la ciudad más vigilada de España. ¿Acaso no contarían ambos con lugares de encuentro mucho más seguros, discretos y fiables?
Lo cierto es que el cantante más idolatrado en México y alrededores y la ex esposa de Enrique Ponce y hoy diseñadora para Rosa Clará son amigos desde hace tiempo y se han encontrado en infinidad de ocasiones mientras ella estaba casada con el torero. Ponce y Luis Miguel son íntimos desde 2003, cuando les presentó en Acapulco Miguel Alemán Magnani (53), empresario y mano derecha del divo.
La relación, estrechada por su gusto común por el golf y la buena mesa, se fue estrechando hasta el punto de que Enrique Ponce y Paloma Cuevas son padrinos de Miguel, el primer hijo del cantante mexicano. De hecho, cuando la relación de este con Aracely Arámbula, madre de sus dos hijos varones, empezó a decaer, Ponce quiso quitarle el disgusto presentándole a una de sus mejores amigas.
Fue Enrique Ponce el que, al parecer, le presentó a Luis Miguel a Genoveva Casanova, ex de Cayetano Martínez de Irujo y, desde entonces, integrante de la nómina de conquistas españolas del astro mexicano. La relación no cuajó, pero el torero y Paloma Cuevas han seguido quedando y cenando con el cantante y sus sucesivas novias.
A pesar de esta estrecha relación, una proximidad que podría justificar los encuentros entre Paloma y Luis Miguel, también una conocida revista rosa española da por cierto el romance entre el mexicano y la española. Asegura que el entorno de Paloma no se ha sorprendido por la información y que, incluso, algunas personas ya sabían de su romance.
De confirmarse 'flirt' de verano, noviazgo o relación sentimental en toda regla, estaríamos ante mucho más que el relato de un enamoramiento. De hecho, sería una venganza fría en toda regla de Paloma Cuevas hacia Enrique Ponce, por su relación sorpresa con Ana Soria que rompió el Internet español hace dos veranos.
Paloma Cuevas habría puesto el ojo, la bala y el corazón en la persona que más daño podría hacer al orgullo de Ponce. No solo uno de sus mejores amigos, sino la encarnación del hombre que al diestro le gustaría ser. No lo olvidemos: Enrique Ponce ha expresado en múltiples ocasiones su deseo de grabar un disco y convertirse en cantante.
Vimos y escuchamos pruebas de la pericia vocal de Enrique Ponce a la hora de cantar boleros, una de las especialidades de Luis Miguel, y sin duda tampoco le haría ascos a las rancheras, aunque fueran en versión Bertín Osborne. Comprobar que su recambio resulta ser lo que él mismo no puede alcanzar supondría una vuelta de tuerca inesperada en esta trama de infidelidad, desamor y divorcio. ¿Se confirmará?