Todas las veces que estuvimos a punto de ganar Eurovisión y nos quedamos con las ganas: de Karina y Julio Iglesias a Sergio Dalma

Chanel y sus cinco bailarines pisarán el escenario del Festival de la Canción de Eurovisión este sábado, dispuestos a poner a media Europa en pie al ritmo de su SloMo, una de las canciones más moviditas de este año. La cita es en Turín, Italia, o en La 1 de TVE a eso de las 9 de la noche y, tras muchos años con candidaturas que no nos invitaban a soñar, llegamos hasta allí con la esperanza de que, si no nos hacemos con el Micrófono de Cristal, al menos consigamos un buen puesto con una actuación que nos haga sentir orgullo.

España solo ha ganado Eurovisión dos veces (la última, hace 52 años), pero sí ha rozado la victoria en otras ocasiones, aunque exista la opinión generalizada de que nunca nos comemos un colín en el certamen. Y lo hizo con canciones muy populares que, quizás, no recuerdes que sonaron por toda Europa.

Después de siete intentos, a la octava participación de España en Eurovisión fue la vencida. 1968 fue el año en que Massiel ganó el festival y lo trajo a Madrid, donde al año siguiente repetiría victoria Salomé aunque con un inaudito empate entre cuatro países. Hasta ahí llegan los triunfos de nuestro país, pero ciertamente estuvimos muy cerca de repetir hazaña en los años siguientes.

Sin ir más lejos, en 1970 un jovencísimo Julio Iglesias quedaba cuarto con Gwendolyne, poco después de haber arrancado con éxito su carrera musical (y este, claro, fue un gran empujón) tras una lesión que le apartó del fútbol. De Gwendolyne quedaron recuerdos agridulces más allá de lo musical; por un lado, una doble acusación de plagio y, por otro, la anécdota rosa de que la protagonista del tema fue uno de los primeros amores de Julio. Según su propia biografía, el cantante la describió como una mujer «muy hermosa» y «de una familia noble de exiliados rusos. Quizás la sobrina de un príncipe de tipo eslavo: con pómulos marcados, ojos grises, rubia».

Para el siguiente festival, Televisión Española organizó una preselección épica y posteriormente muy recordada, Pasaporte a Dublín, con el mítico productor Valerio Lazarov a los mandos (junto a Fernando García de la Vega). Nada menos que Rocío Jurado, Nino Bravo, Conchita Márquez Piquer o Encarnita Polo estaban entre los aspirantes a viajar a Irlanda para Eurovisión, pero finalmente fue Karina quien se llevó el gato al agua y, con En un mundo nuevo, quedó en segunda posición (algo que España ha logrado solo en cuatro ocasiones).

Como otras canciones con éxito en el festival, la de Karina se grabó en varios idiomas (francés, alemán, inglés e italiano) y sonó en Europa y América Latina. Además, para aprovechar el tirón se rodó la película En un mundo nuevo con Karina como protagonista, donde interpretaba a una niñera que soñaba con cantar y conseguía llegar hasta Eurovisión. Una curiosidad más: tanto Julio Iglesias como Karina acudieron acompañados del Trío La La La como coristas.

Tras un décimo lugar de Jaime Morey (quien, por cierto, antes había competido en las preselecciones de Julio Iglesias y Karina), en 1973 España vuelve a subir en el ranking y consigue otro segundo puesto con Mocedades y, además, un récord: Eres tú es la canción de España que ha sumado un mayor número de votos en Eurovisión, con 125. De todas nuestras aportaciones al certamen, quizás la de Mocedades sea una de las más recordadas en Europa y, no en vano, fue una de las 14 seleccionada (mediante jurado y votación online) para Congratulations: 50 years of the Eurovision Song Contest, un especial que organizó la UER en 2005 para celebrar el aniversario del concurso.

También, ha sido una de las pocas canciones españolas que además de triunfar en Europa lo ha hecho en Estados Unidos, entrando incluso en la lista Billboard Hot 100, en el puesto número 9. Aparte de la angelical voz de Amaya Uranga y los suyos, detrás de la canción se encontraba el popular compositor Juan Carlos Calderón, un nombre muy ligado a Eurovisión puesto que también compuso Tu volverás de Sergio y Estíbaliz (1975), La fiesta terminó de Paloma San Basilio (1985) y Nacida para amar de Nina (1989).

No solo marcó tendencia capilar con su icónico moño, sino que Betty Missiego, acompañada de un coro de entrañables niños, estuvo punto de traer Eurovisión a España de nuevo. Y hubo polémica (y una anécdota que ella recordaría durante años). Su canción llevaba 116 votos y su rival más cercano, Israel, 115. Solo faltaba un país por votar, España.

Las matemáticas eran sencillas: si España no daba puntos a Israel, tenía la victoria en el bolsillo, pero le dio 10 y el sueño se esfumó. Hubo quien pensó que TVE lo hizo a propósito para evitar el marrón de organizar otra vez el festival, pero no es cierto puesto que los puntos deben decidirse antes de que los países comiencen a anunciarlos. Al igual que Chanel, que es cubana y española, Betty Missiego no nació en España sino en Perú; otros representantes nacidos fuera fueron Los TNT (Uruguay) y Alejandro Abad (Chile).

Si en 1983 Remedios Amaya sufría nuestro tercera última posición (y no sería la última vez que España se viese en esas), al año siguiente tocaría una alegría: el grupo Bravo conseguía nuestro único tercer puesto hasta la fecha con el tema Lady, Lady (que probablemente hayas completado mentalmente con un «se pinta los ojos de azul»).

A pesar de que la canción fue un éxito europeo y que les llevó a escenarios como el chileno Festival de Viña del Mar, los componentes del grupo Amaya Saizar (quien además era la letrista del tema), Esteban Santos, Luis Villar y Yolanda Hoyos se separaron poco después de Eurovisión por desavenencias. Años más tarde, Amaya intentó volver a Eurovisión al participar en la preselección de 2007, Misión Eurovisión, pero no triunfó.

Aunque la década de los noventa se cerrase con un único punto para Lydia, lo cierto es que no fue una década tan nefasta como se recuerda para España en Eurovisión: Azúcar Moreno consiguió un quinto puesto en 1990 y, al año siguiente, Sergio Dalma logró un cuarto.

La carrera del catalán ha estado muy asociada a la canción melódica italiana, de modo que no pudo encontrar mejor sede que Roma para presentar Bailar pegados con su característica voz rasgada (desde entonces Italia no había acogido Eurovisión hasta este año en Turín). Para Dalma fue un auténtico triunfo ya que se convertiría, sin lugar a dudas, en su canción más famosa. Mucha gente ha olvidado que este hit se debe a Eurovisión, pero nadie olvida aquello de «tú bailando en tu volcán».

La hazaña noventera correría a cargo de una jovencísima Anabel Conde y la balada Vuelve conmigo. Es la última vez que hemos quedado segundos y nuestro mejor puesto en 40 años. Con 19 años y una propuesta sencilla, Conde llegó a Irlanda sin sonar como favorita, pero pronto demostró que voz y aplomo pueden ser armas suficientes para conquistar Europa.

Tras el festival, no tuvo la misma suerte: su discográfica cerró y fue encadenando nuevos proyectos e intentos de volver a Eurovisión, como la preselección de 2000 (que ganó Serafín Zubiri), la de 2010 (la de Daniel Diges) o incluso la de Polonia de 2006. Actualmente se dedica a la enseñanza, pero recuerda con cariño el certamen y es habitual en entrevistas en temporada eurovisiva.

La década de los 2000 tampoco fue, en principio, tan terrible. David Civera logró un sexto puesto en 2001, Rosa un séptimo en 2002, Beth un octavo en 2003 y Ramón un décimo en 2004. Sin embargo, la fiebre de Operación Triunfo hizo creer a los españoles que íbamos a ganar y todo lo que no fuese eso sabía a vergonzosa derrota.

No, no lo era. Y los años siguientes lo vendrían a demostrar. Desde entonces, solo Pastora Soler (2012) y Ruth Lorenzo (2014) conquistarían el top 10, ambas con dos actuaciones impecables y muy recordadas. El resto de años recientes España ha estado abonada al vagón de cola, pero nunca se sabe cuándo la suerte puede cambiar.